2

2 0 0
                                    


    Al dia siguiente ya convencida de que tendría que quedarme ahí en el palacio, me coloque mi ropa que consistía en un vestido color crema que llegaba a la altura de mis rodillas, unos zapatos con un pequeño tacón blancos, amarre mi larga cabellera en una coleta y salí de la habitación que se me había asignado.

    Por los pasillos del castillo muchas criadas y guardias inclinaron la cabeza en un gesto de saludo, así que yo hice lo mismo.

    Cuando me dirigía al jardín me encuentro cara a cara con Abby, ella era una joven mujer que aparentaba ser unos años mas joven que yo, llevaba el cabello suelto, su piel era de un color oliva y era bastante delgada.

    –Buenos días señorita Knox, espero que haya descansado porque me imagino que el día de ayer fue bastante agotador – me dijo con una sonrisa.

    –Hola Abby, puedes llamarme Lysandra o solo Lys. Y al parecer tenemos casi la misma edad, es raro que te dirijas hacia mi así.

    –Supe que desde ahora trabaja para el príncipe Noah, por lo que veo la noticia la tomó por sorpresa.

    –La verdad es que sí, además que el príncipe Noah no es mucho de mi agrado.

    –¿Porque? – Abby parecía sorprendida ante mi comentario.

    –Porque según mi padre, el príncipe no tiene una conducta agradable que digamos, además no me gusta esa actitud arrogante y de superioridad que tiene.

    –Ciertamente a primera vista el príncipe puede parecer una mala persona pero no es tan así.

    –Me cuesta creer eso, ¿porque piensas que no es una mala persona?

    –Porque él me ayudó cuando más lo necesitaba, me dio un hogar en donde refugiarme – me dijo -- y no solo a mi, él a ayudado mucha gente.

    Me sorprendió la confesión que me acababa de hacer Abby. No podía creer que Noah tuviera un abismo de bondad. Qué hizo Noah para que Abby tenga esa perspectiva de él, es verdad que no conozco del todo a Noah pero me sigo negando a que tenga algo de bondad.

    No me había percatado hacia donde íbamos, hasta que entramos a la gran cocina del palacio.

    – ¿Qué hacemos aquí? – Le pregunté a Abby.

    – Debo preparar el desayuno del príncipe y por lo que tengo entendido que tu Lys es quien tendrá que llevárselo a su habitación, es parte del trabajo de dondella.

    – ¿Eso es lo que tengo que hacer?

    – Acaso el príncipe no te explicó lo que tenías que hacer.

    –Solo me dijo que tenía que cumplir ciertos caprichos pero no me explico exactamente cuales eran, yo le pregunté pero lo único que me contestó fue que lo sabría a su tiempo.

    – Pensé que su alteza te había dado más detalles al respecto, pero en teoria solo debe realizar ciertas actividades como ordenar su ropa, llevarle el desayuno o entregarle algunos recados, a no ser que el directamente te pida que hagas algo en específico.

    – Ya veo, pero no me gusta todo esto – No se con que cara dije aquello porque Abby sonrió antes aquel comentario.

    – No te preocupes, el príncipe Noah suele ser un poco frío con los demás pero verás que no es una mala persona.

    –Lo dudo – le dije.

    Una vez que el desayuno de Noah estaba listo, me dirigí a su habitación para entregárselo, cuando entré en sus aposentos me di cuenta que no se encontraba, asi que deje el desayuno en la mesa de centro que se encontraba en la habitación, me fije que tenia una foto de cuando él era tan solo un niño junto a una hermosa mujer, lo que llamó mi atención porque aquella  mujer no era su madre. Estaba tan concentrada en mirar aquella foto que no me percate que Noah acababa de salir de la ducha con una toalla amarrada a la cintura hasta que se dirigió a mi.

Reino de luz y sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora