03: Mini Entrenadora.

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El resultado del partido contra Arabia no fue como ellos esperaban, perdieron. La gran mayoría estaban tristes y frustrados, más que nada porque alegaron a meter muchos goles, pero éstos fueron todos cancelados por adelantamiento.

Se confiaron demasiado.

Pero como dijo Messi en aquella entrevista que le hicieron, no había que perder la fe y simplemente debían confiar en ellos mismos.

Ahora tenían que entrenar para darlo todo en su partido contra Méxicos, si lograban ganarles estarían ligeramente salvados de quedar afuera del Mundial y volver a casa con las cabezas por el suelo.

Debido a su reciente derrota, Scaloni los estaba presionando más que nunca y no solo él. Cierta pequeñita también decidió tomar el mando del equipo.

- Papi, dejá de milal a mami y concentlate - Victoria regañó a Leandro, quién la miró elevando una ceja.

- Pero...

- Ya escuchaste a la entrenadora, Paredes - Dijo Scaloni, a lo que el joven Alfa suspiró volviendo a sus ejercicios.

Victoria estaba parada junto a Lionel con un silbato colgando de su cuello y un uniforme similar al del director técnico de la Selección. Resultaba adorable como dirigía o retaba a los jugadores.

- Señol, Libu - La cachorra se acerca al arquero, quién la mira con una sonrisa.

- ¿Qué pasa, peque?

- Hace un buen tlabajo, seguí así - Dijo la niña, para acto seguido hacer un choque de puños con el más alto.

- ¿Y yo cómo lo estoy haciendo, Vi? - Preguntó Enzo, ilusionado de recibir un halago por parte de su hija.

- Bien,mami, coles muy lápido - El Omega sonrió, mientras sacudía el pelo de la menor.

- ¿Qué hay de mí? ¿Cómo lo hago? - Lautaro también quiso saber.

- No sé, no lo ví; yo solo veo a Libu y a mí mami - Victoria respondió, encogiéndose de hombros; para, luego, ver en dirección de cierto Alfa - ¡Papi, dejá de holgataneal!

- Pero...

- Paredes, escuchá a tu hija - Dijo Lionel, a lo que Leandro bufó.

El resto del entrenamiento, el equipo jugó con bastante energía; de alguna forma tener a la pequeña cachorra allí con ellos aumentaba sus ánimos. Claro que seguían un poco tensos por su próximo enfrentamiento, pero la presencia de Victoria era buena para todos.

- Creo que nunca ví a Scaloni sonreír tanto como hoy - Comentó Leandro cuando ya estaban los tres solos en la habitación del hotel.

- Sí, parece que le caíste bien, Vicky - Enzo le dijo a su hija con una sonrisa, a lo que esta asintió.

- Mami, ¿vos clees que le caigo bien a Libu?

Esa pregunta sorprendió a ambos mayores.

- Es muy mayor para vos, nena, olvídate - Respondió Paredes, y el Omega le tiró una almohada por la cabeza.

- Sos un tarado, Leandro - Dijo Fernández para, luego, mirar a su cachorra - Obvio que le caes bien, Vicky, si siempre que tiene un ratito libre juega con vos.

- A mi también me cae bien, es muy diveltido.

- No tanto como yo, ¿verdad?

- No, papi, él es más diveltido - El Omega no se preocupó en ocultar su risa ante las palabras de Vicky.

- Che, Enzo, ponele un alto a esta piba, porque yo la dejo encerrada en el baño toda la noche.

- Dejá de llorar, Leandro, solo está jugando. Además, tocás a mi hija y te castro, corta - Fernández lo amenaza; mientras abrazaba a la pequeña contra su pecho.

Leandro suspiró.

- ¿Podemos irnos a dormir ya? Antes de que quiera cambiar de familia.

- No sos capaz de hacer eso, nos amas - Dijo Fernández y Victoria asintió; luego, ambos pusieron carita de perro mojado, viéndose sumamente adorables ante los ojos del Alfa.

- Dios, son unos malditos manipuladores.

Enzo y Victoria se rieron, antes de que Leandro se abalance contra ellos para empezar a hacerles cosquillas.

Sin dudas, la presencia de la pequeña era una gran ayuda para todos.

Un crío en la Scaloneta - Enzo & Leandro [Adaptación]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora