Faltaban tres días para la final contra Francia, obviamente el equipo estaba dispuesto a dejarlo todo en la cancha y llevarse con ellos la tercera Copa Mundial. No había chances de que los franceses fueran a ganarles, no se lo iban a permitir.
Debido a las altas energías de ellos, algunos las descargaban entrenando hasta tarde o perdiendo el tiempo con los demás en sus habitaciones. Leandro no pensaba hacer nada de eso; el Alfa tenía planeadas otras cosas, las cuáles involucraban a Enzo.
Pero, para ello, debía tener la pieza solo para él; así que decidió mandar a su hija con la única persona que estaba dispuesto a cuidarla.
— Te debo una, Dibu — Le dijo Paredes al arquero, mientras dejaba a Victoria en sus brazos.
— Olvídate, pibe, esta enana ya es como una tercera hija para mí — Comentó Emiliano, revolviendo el pelo de la menor — Ahora andá, dale, trata de no dejar en silla de ruedas al Gardelito.
— Voy a intentarlo, sí — Leandro respondió, haciendo reír a Martínez — No hagas enojar al Dibu y pórtate bien, Vicky, mañana te vemos en el entrenamiento.
— Sí, papi y deshile a mami que se mejole.
Emiliano miró al Alfa pelinegro con una ceja alzada.
— Le dije que Enzo estaba enfermo y que ella no podía acercarse, porque sino se iba a contagiar. — Paredes susurró la respuesta a la pregunta no dicha por el mayor.
— Sos un hijo de puta.
— ¿Y qué querías que le diga? Sino, no se iba a separar de Enzo — Dibu negó.
— Salí de acá, pibe, dale.
— ¡Chau, papi, te amo! — Victoria se despidió, saludando con su manito.
— Nos vemos mañana, Vicky, también te amo.
Cuando Emiliano cerró la puerta de su habitación, se llevó a la menor a upa hasta el sillón y la dejó sentada ahí.
— ¿Ya comiste, peque? — La pequeña negó y Martínez bufó — ¿Tan desesperado por coger estaba Leandro que ni comida te dió?
— ¿Qué significa cogel, Libu?— Preguntó Victoria, moviendo su cabeza a un lado y mirando al mayor de forma curiosa.
— Eh… ¿Qué pedimos para comer, entonces? — Emiliano evitó la charla; no la tuvo con sus hijos, no la iba a tener ahora.
— No lo sé, ¿qué hay?
— ¿Querés una hamburguesa? — La menor asintió — ¿Y helado de postre?
— Mami no me deja comel helado, dice que me hace mal.
— Mami no está acá y, como yo estoy a cargo, si te dejo comer helado, así que… ¿De cuál pedimos?
— Mmm… ¡Menta granizada!
— Dios mío, esos dos están criando a un monstruo — Murmuró el Alfa para sí mismo.
Después de comer, los dos se pusieron a ver una película, mientras comían helado, en conjunto decidieron que Coco era una buena opción. Pero el Dibu se lloró gran parte de la trama y Victoria trataba de consolarlo a toda costa.
— No lloles, Libu todo está bien, es solo una pedícula.
— Ya sé, pero esa mamá Coco me hace llorar como un pelotudo — Decía el arquero, mientras se limpiaba las lágrimas con la mano, señalando la pantalla.
Cuando la película terminó, se pusieron a jugar a la play, más que nada para levantarle el ánimo a Martínez. No estaba en sus planes terminar jugando al Mortal Kombat, pero tampoco había demasiados juegos y el FIFA los aburría un poco.
— ¡Milá, Libu! — Victoria señaló su personaje en la gran pantalla — ¡Sale mucha sangle!
— Sí, no le digas a Enzo que jugamos a esto, ¿okey? — La niña asintió, aún sin apartar la mirada del juego.
El resto de la noche fue bastante divertida para ambos, incluso Emiliano subió alguna que otra foto e historia con la pequeña cachorra. Extrañaba mucho a sus hijos, pero tener a Vicky allí, lo hacía sentir menos vacío.
Al llegar la hora de dormir, que fue más o menos a eso de las dos de la mañana, ambos se acostaron en la cama bien abrazaditos. Con la menor durmiendo sobre el pecho del arquero y usando el brazo de éste como almohada.
— Libu.
— ¿Qué pasa, peque?
— Te quielo mucho — Martínez no pudo evitar sonreír.
— Yo también, nena, yo también.
Después, ambos se quedaron completamente dormidos.
🔸🔸🔸🔸🔸🔸
— Leandro, ¿en dónde está Vi? — Enzo preguntó al no ver a su hija por ninguna parte.
— La dejé con el Dibu.
— ¿Perdón? ¿Con el permiso de quién?
— Es para tener un momento a solas los dos, amor — Leandro se acercó a su Omega y lo abrazó por la cintura, pegando sus cuerpos — Además, sabes que él la va a cuidar bien, no tenés que preocuparte por nada.
— Pero no me gusta dormir lejos de Vicky y lo sabés.
— Solo por esta noche, Enzi — El Alfa rozó sus labios contra el cuello del más bajo, sonriendo al ver cómo éste temblaba por ese simple roce — Sabes que querés esto tanto como yo.
Enzo no negaba que sí deseaba un poco de privacidad con su pareja, anhelaba sentir las manos y boca de Leandro por cada rincón de su cuerpo, pero aún así no se sentía cómodo sabiendo que otra persona cuidaba a su hija.
— ¿Y sí come algo que no debe y termina enfermándose? ¿O sí se lastima con algo? ¿Qué pasa sí…?
Las palabras de Fernández se quedaron en el aire cuando los labios de Paredes se posaron sobre los suyos e, inmediatamente, la mente del Omega se puso en blanco y continuó el beso, mientras rodeaba el cuello de su Alfa.
Cada vez que tenía a Leandro cerca, el cerebro de Enzo se volvía loco, eso le pasaba desde que aceptó sus sentimientos por su mejor amigo. No era capaz de pensar cuando el mayor lo besaba o tocaba, simplemente sus neuronas no funcionaban.
Con lentitud, el Alfa los fue guiando por la habitación hasta que terminaron acostados sobre la cama, el Omega abrió sus piernas para dejar que el otro se acomodara y continuaron besándose hasta que el aire les comenzó a faltar.
— Quédate tranquilo, amor, yo no dejaría a mi hija con cualquiera — Leandro tranquilizó a su pareja, dejando un suave beso sobre su frente — Disfrutemos esta noche, ¿okey?
Enzo asintió, antes de acercarse a su Alfa para besarlo nuevamente.
Sí, todos la pasaron bien aquella noche.
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Un crío en la Scaloneta - Enzo & Leandro [Adaptación]
Random★ A child in the Scaloneta - EnzoLean ★ ❝ Dónde Enzo y Leandro no saben con quién dejar a su hija, así que deciden llevarla a Qatar con ellos.❞ 🔴 Historia Omegaverse. 🔴 Ship: Enzo Fernández & Leandro Paredes. 🔸Enzo - Omega. 🔸Leandro - Alfa...