12-Original.

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Asher Jones.

-¡Holaaa!

Abro alegremente la puerta entrando a casa.

Dejo las cosas que he traído y las llaves de mi coche junto a la mesita que está ubicada en la entrada.

Tengo un ligero bostezo. Definitivamente ha sido un día largo.

No lleva nada de a ver sido inaugurada la cafetería y le ha ido de maravilla. Eso es un alivio.

Escucho un chillido acercándose.

-¡Ashi!

Y ahí viene parte de mi felicidad. De la poca que me queda.

-¡Nevi! -le respondo alegre, bajando un poco mi estatura estrechándola entre mis brazos.

Mi dulce hermanita. Siempre alarga mi nombre con esa "í".

-¿Cómo ti a ido? -pregunta. No sé si soy yo o siempre le anda añadiendo íes a cada palabra. Aunque, ¿Qué puedo exigir? Solo tiene cuatro años. Más bien pienso que tiene un habla muy desarrollada para su edad.

-Muy bien -le sonrío y le hago un toque en la nariz para que ella lo haga.- ¿Y tú? ¿Has cuidado de los abuelos?

-Ombio, si soy una niña grande -dice muy orgullosa.

-Claro, claro, de eso no hay duda. Ahora vamos con ellos-le digo a la vez que la bajo al suelo.

Asiente.

Recojo nuevamente las bolsas para llevarlas a la cocina.

-¡Abu, Ashi ha llegado!

Nevaeh siempre anunciando mi presencia.

Entro al salón que es donde se encuentra lo que falta de mi felicidad. Mis abuelos.

Me acerco a ambos y les dejo un beso en la frente.

Siempre me han enseñado a demostrarle cariño a mis seres queridos. Nunca es sabido cuando la vida te los quitará y entonces ya será demasiado tarde.

Tomo asiento en el sofá frente a ellos, interponiendose la mesa que hay en medio.

-¿Cómo te ha ido hoy, hijo? -pregunta mi abuelo Nick.

-No os voy a mentir, ha sido agotador el día -empiezo- y para completar me he encontrado a la vecina de nuevo en el ascensor. Pero fuera de eso estuvo muy bien.

Veo que Nevaeh se ha sentado a ver en la televisión unas caricaturas. Río cuando veo que se trata de el gato que siempre está persiguiendo un ratón y, que rara vez se asocian para hacerle la vida imposible a un perro. Irónico, pero como le encanta.

-Yo creo que lo que esa mujer necesita es un marido que le baje la calentura que se trae contigo.

-¡Abuela!

-¡Marce!

Mi abuelo también grita.

Yo le lanzo una mirada a la abuela para que se de cuenta de Nevi.

Pequeña RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora