7. VIAJE

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- ¿Tienes mis gafas de sol cuadradas?- me pregunta mi hermano mientras acabamos de hacer las maletas.

-Mira en el cajón del tocador a ver si están, creo que las vi el otro día.- le contesto.

Mañana el avión sale muy temprano, así que hemos decidido dormir todos en mi piso y mañana ir todos juntos al aeropuerto. Mi hermano y Fermín dormirán en el sofá cama, y Tania y yo en mi cuarto.

- Amor, ¿te caben estas sandalias? Es que me va a petar la mochila y me las quiero llevar.- me dice Tania.

-¿Pero para qué llevas tantas cosas? Solo vamos una semana.- le pregunta Fermín, tumbado en mi cama, con las manos detrás de la cabeza.

-Porque es todo necesario. Además, nunca se sabe qué puede pasar. - le responde sin mirarle, mientras veo que empieza a apretar la cremallera de su maleta para que cierre, sin mucho éxito.

-Trae anda. - digo quitándole las sandalias y metiéndolas en mi maleta.

- Voy a buscar algo de cena, ¿alguien me acompaña?-dice mi hermano.

-¡Yo! - le responde Tania. - Así compro un secador de viaje, por si no hay en la casa.

- No te va a coger en la maleta, Tania.- se ríe Fermín.

- ¡Cállate ya! No te aguanto.- le chilla ella, cosa que provoca mi risa.

Tania y Marc desaparecen de mi habitación dejándonos a Fermín y a mí a solas. Termino de hacer la maleta y la dejo en el suelo.

- Túmbate conmigo.- dice Fermín dando golpecitos al hueco de la cama que ha quedado libre al quitar la maleta.

Me tiro a su lado y él me abraza. Estamos cansados por el ajetreo del día, pero también emocionados por el viaje que tenemos por delante.

- ¿Estás nerviosa por el vuelo? - me pregunta Fermín mientras me acaricia el pelo.

- Un poco, pero más emocionada. Hace tiempo que no viajamos juntos. - respondo, mirándolo con una sonrisa.

- Va a ser genial. - comenta él, y ambos compartimos un momento de silencio mientras disfrutamos de la cercanía.

- ¿Puedo dormir contigo?- pregunta de la nada.

-¿Hoy?- le digo.

- Hoy y siempre. Pero sí, hoy. - me responde.

- ¿Y Tania? No la voy a hacer dormir con mi hermano. - le digo.

- Jo, es que cuando duermo contigo, duermo mejor.- me responde. - Además, tu hermano ronca mucho. - los dos nos reímos.

- Otro día Fer, hoy no.- digo, a lo que acepta a regañadientes.

Al rato, Marc y Tania vuelven con bolsas de comida para la cena. Cenamos en el salón mientras vemos una película, a la cual no le hacemos mucho caso. Al acabar, recogemos todo y dejamos todo listo para irnos mañana. Ayudo a Marc y Fermín a abrir el sofá-cama y les doy unas sábanas para que las pongan. Al llegar a mi cama, caigo rendida, y me duermo en menos de 5 minutos, al igual que Tania.

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La noche transcurre tranquila, y al día siguiente todos nos despertamos temprano para prepararnos y dirigirnos al aeropuerto. Después de un rápido desayuno, nos apresuramos a cargar las maletas en el coche y nos dirigimos al aeropuerto. Una vez en allí, realizamos el check-in y pasamos por la seguridad.

- ¡Esto es lo peor de los viajes, la espera en el aeropuerto! - exclama Tania mientras busca algo en su bolso.

- Qué raro que no te hayas traído nada para no aburrirte. - le dice Fermín para picarla. Ganándose una mala mirada por su parte.

- Fermín, cariño, cada día te soporto menos.- le contesta mi amiga.

El tiempo pasaba lento, y eso que solo llevábamos 20 minutos esperando. Tania fue a comprarse una revista a un puesto que había por ahí. Fermín se volvió a quedar dormido, y Marc y yo nos pusimos a ver la clasificación de la Fórmula 1 para la carrera de esta semana.

- ¿Por quién apuestas? - les pregunto a Marc mientras revisamos los nombres en la pantalla.

- Creo que Hamilton tiene buenas posibilidades, pero Verstappen también ha estado fuerte últimamente. - responde, concentrado en la pantalla.

- Yo siempre he sido fan de Ferrari, así que voy con Leclerc. - comenta Tania metiéndose en nuestra conversación.

Finalmente, avisaron por megafonía la puerta del vuelo en dirección Ibiza. Desperté a Fermín y nos dirigimos hacia la puerta de embarque. Media hora más tarde ya habíamos despegado, al coger el vuelo con tan poco tiempo nos tocó a cada uno en una fila diferente, así que al ir sola aproveché para editar algunas fotos que quería subir a Instagram. No es que tenga millones de seguidores, pero tampoco es que tenga pocos. Me encanta todo el mundo de la fotografía y la moda, y creo que en las redes se complementan muy bien.

Sin casi enterarme, aterrizamos en Ibiza. En cuanto es posible, salgo del avión y me dirijo a recoger las maletas, donde me encuentro con los demás. Cuando ya los tenemos, nos dirigimos al autobús que nos llevará al puerto, donde cogeremos el barco hasta Formentera.

Al llegar a la casa me quedo alucinada. Es enorme y tiene unas vistas increíbles al mar. La cocina es luminosa y una isla muy amplia de mármol la separa del salón- comedor. Las habitaciones se encuentran en la planta de arriba. 4 habitaciones, cada una con un lavabo. Y en la planta baja, un patio con barbacoa y zona de piscina. Después de instalarnos en la casa y maravillarnos con cada rincón, decidimos ir a explorar el pueblo y a hacer la compra para estos días.

Pasamos el día en la piscina, y por la noche decidimos hacer una barbacoa. Después de cenar, nos sentamos en la terraza admirando las estrellas. En un principio íbamos a salir de fiesta, pero el agotamiento por el viaje ha podido con nosotros.

El sonido de las olas rompiendo en la costa y la suave brisa nocturna nos envuelven mientras compartimos risas y anécdotas. El cansancio acumulado empieza a notarse, Tania se va a la cama y Marc al poco rato la imita. Dejándonos solos a Fermín y a mí.

- ¿Quieres irte a dormir también, o prefieres quedarte aquí un rato más? - me pregunta Fermín atrayéndome hacia él.

- Me quedo un poco más contigo. - respondo, acurrucándome junto a él.

Nos quedamos en silencio por un momento, observando el paisaje y escuchando el murmullo del mar.

- ¿Recuerdas la primera vez que vinimos a Formentera? - le pregunto.

- Como para no acordarme Chi.- me responde mientras me empieza a acariciar el pelo.

- El día que volvimos a casa, me juré que me iba a olvidar de ti.- digo sin mirarlo.- Pero a día de hoy creo que todavía no lo he conseguido. - ahora sí que le miro a los ojos.

Veo los ojos brillos de Fermín y lo único que quiero hacer en ese momento es besarle. Pero me contengo.

- A mí me pasó justo al revés, al volver empecé a darme cuenta de lo que sentía por ti.- dice sonriendo.

- ¿Y qué sientes?- pregunto con el corazón en la mano.

No me da tiempo a reaccionar. Fermín me besa suavemente, y en ese momento siento que el tiempo se detiene. La brisa nocturna, el sonido del mar y la complicidad en ese beso hacen que todo cobre un significado especial. Nos separamos lentamente, y sus ojos encuentran los míos.

- ¿Eso responde a tu pregunta? - me dice con una sonrisa.

- Creo que sí - respondo, sintiendo una mezcla de emociones que van desde la sorpresa hasta la felicidad.

FORMENTERA - Fermín LópezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora