"Entre risas y desprecio"

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A medida que los días avanzaban, Dracon y Moon no volvieron a cruzar palabra, a pesar de que compartían algunas clases. Para alivio de Dracon, no tuvieron que volver a hacer un trabajo juntos. Algunas veces, en el gran comedor, Moon podía divisar a lo lejos a Dracon. Sin embargo, él parecía no percatarse de su presencia. Aunque no lo hubiera admitido antes, Moon pensó que tal vez podrían haber sido amigos. Ahora, la idea le parecía tonta, después de todo, él no hizo más que burlarse.

Dracon, por su parte, vivía sus días normalmente, estudiando y pasando el rato con sus compañeros. A pesar de esto, por alguna razón, los pequeños momentos con la rubia no salían de su cabeza. Pero enterró estos pensamientos en lo más profundo de su mente, no quería tener nada que ver con ella. De vez en cuando, sentía las miradas de Moon a lo lejos y aunque eso le incomodaba, él simplemente la ignoraba. En otro momento, se hubiera decidido a enfrentarla y burlarse de ella como un matón, pero decidió que no valía la pena.

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En una de las habitaciones de la Casa Luminaris, Moon se preparaba para ir a clases de pociones. Se decidió por un gran suéter lila, ya que hacía mucho frío. Llevaba la falda del uniforme que le llegaba hasta las rodillas y unas largas medias amarillas con pequeños pompones que parecían cocidos a mano. Estaba en busca de sus zapatos, pero no los encontraba por ninguna parte. Mientras Moon buscaba tranquilamente en cada rincón de la habitación, no notó que unas chicas en el pasillo se reían por lo bajo, burlándose de ella...

En otro lado del castillo Phoenix se encontraba el salón de pociones. El aula estaba iluminada por antiguas lámparas de aceite que colgaban del techo, proyectando sombras danzantes en las paredes. En el centro de la sala, había largas mesas de madera oscura, cada una con su propio caldero de bronce y un conjunto de frascos de vidrio llenos de ingredientes para las pociones. Los estantes que recubrían las paredes estaban llenos de libros antiguos y pergaminos, todos relacionados con el arte de la elaboración de pociones. En un extremo del aula, había un gran escritorio de roble donde se sentaba el profesor, rodeado de más frascos de ingredientes, algunos de los cuales parecían moverse por sí mismos. El profesor Carrow, un hombre alto de apariencia sombría y rostro amargo, se encontraba en la entrada, la cual estaba cubierta por paredes de piedra que le daban una sensación de antigüedad al salón. Al otro extremo, Dracon estaba sentado en una de las largas mesas de madera oscura junto a Dean y Petra, esperando el inicio de clases.

De repente, se escucha un alboroto mezclado con risas en la entrada. El rubio y sus compañeros deciden ir a investigar qué está pasando. Al acercarse, Dracon frunce el ceño y entrecierra los ojos, incapaz de creer lo que está viendo.

Moon, la pequeña rubia, está en la entrada del salón, totalmente descalza, solo con unas largas medias amarillas que a la vista resultan totalmente ridículas para él.

El profesor Carrow, al ver esto de inmediato, le reclama a Moon: "Lovelock, no puedes asistir a clases en ese estado".

La rubia pregunta inocentemente: "¿En este estado? No me siento mal, profesor, salvo por mis pies, que están un poco fríos. Al parecer, los gnomos se llevaron todos mis calzados, aunque no entiendo por qué. No soy una persona que tenga mucho dinero". Las risas no tardan en escucharse en el salón.

"No hay gnomos en Phoenix, señorita. Retírese de mi clase y no vuelva hasta que pueda vestirse como una persona común", reclama Carrow, mirando de arriba abajo a Moon con una mirada fulminante "Aunque dudo que eso pase" termino.

La mayoría no hacía más que reírse, unos pocos la miraban con pena. Moon, con la mirada perdida y algo aturdida ante la situación, pudo divisar a Dracon que la miraba con el ceño fruncido y los labios apretados, cruzaron miradas, pero de inmediato dracon la desvió haciendo gesto de desagrado. Ante esto, Moon de repente sintió una oleada de calor y comenzó a entrelazar sus dedos nerviosamente. Por primera vez en mucho tiempo, se avergonzó de su actuar. "Lo lamento, profesor Carrow. Me retiro de inmediato", dijo con una suave voz, alejándose rápidamente de allí.

Las risas no paran a pesar de que el profesor reclama silencio. Los cuchicheos se escuchan en el salón. "Les dije que era un bicho raro", espeta Petra mientras se ríe. "Bueno, yo solo había escuchado rumores, pero no pensé que se atrevería a hacer el ridículo de esa forma", comenta Dean con gesto confuso. "En serio, entrar a clases descalza, sobre todo sabiendo cómo es el profesor Carrow, se lo buscó".

Por un instante, a Dracon le resultó cómica la imagen de Moon, descalza en el frío salón de pociones, como si fuera lo más normal del mundo. Sin embargo, ahora, las risas, los cuchicheos y, sobre todo, el tono condescendiente del profesor hacia Moon, no hacen más que irritarle. "¿Qué pasa, Dracon? No he escuchado tus ingeniosas burlas", dice Petra, agarrándole el brazo con afecto y acercándose a él. Dracon, con los labios apretados, inclina la cabeza hacia un lado, evitando el contacto con Petra. "Solo estoy interesado en la clase, no me molestes petra", responde con el ceño fruncido, desviando la mirada hacia la salida.

Petra mira a Dracon con disgusto, luego se vuelve hacia Dean, quien rueda los ojos y le susurra: "No le prestes atención, sabes que es un gruñón". La clase continúa con normalidad. Dean y Petra bromean entre ellos y con sus compañeros de Tremllett, mientras Dracon se dedica a tomar notas, decidido a sobresalir en sus estudios como siempre lo ha hecho. La expresión de mal humor que lleva hoy hace que se respete más que nunca su espacio personal. Dracon ya es una persona respetada, después de todo, es un chico con carácter y buen porte. Su familia es una de las más adineradas y respetadas, por no decir temidas en el mundo mágico, lo que hace a Dracon alguien con quien no meterse. Sin embargo, a pesar de ser respetado por su carácter fuerte y su estatus familiar, el rubio a veces mostraba una actitud arrogante y desconsiderada. Su tendencia a ignorar las normas y a no respetar a los demás, especialmente a aquellos que él consideraba inferiores, le había ganado la antipatía de algunos estudiantes.

Phoenix✨ Dracon Y Moon✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora