No importa el universo, ni como se conocieron, lo único seguro es que cuando Stephen Strange y Tony Stark se conocen, se enamoran.
O: La autora simplemente no puede detener sus ideas.
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Los personajes le pertenecen a Marvel.
Stephen permanecía sentado mientras admiraba cómo su novio preparaba el desayuno.
Es increíble que este bello joven se convirtiera en su pareja. Si bien ellos tuvieron una rivalidad en la preparatoria por obtener el valedictorian (y el resultado fue Tony ganando), las cosas cambiaron de manera radical en la etapa de la universidad.
Uno diría que sus caminos nunca se cruzarían de nuevo después de la graduación. Pero aquello fue equívoco, y el destino de ambos se enlazó.
Algunos de los amigos de Tony del MIT conocían a los amigos de Stephen en Columbia. Y eso inició una reacción en cadena.
En su tercer año en la universidad, Gamora confesó que estaba saliendo con un estudiante de Columbia llamado Peter Quill. Y terminaron organizando una fiesta en el departamento de Thor con la excusa de conocerlo. Tony mentiría si dijera que no pensó que Strange estaba caliente como el infierno. El Stephen que él recordaba de la preparatoria no se parecía al actual. En la preparatoria, Stephen no se despegó de sus lentes y su cabello era corto y marrón. Ah, y estaba fuera de la moda.
Sin embargo, el Strange de ahora tenía el cabello un poco largo, de color oscuro y con leves ondas. Ya no portaba lentes y vestía estupendamente. Pero por mucho que el joven fuera atractivo, no fue motivo suficiente para que Anthony lo tomara como su siguiente conquista. Y es entonces que el universo conspira a través del alcohol, lo que da como resultado besuquearse y manosearse con Stephen Strange. La cosa no fue a más debido a que Tony reaccionó justo a tiempo.
El genio pensó que el suceso sería olvidado y nunca se toparía con Strange otra vez.
No fue así.
Al parecer, Stephen siempre sintió atracción hacia él y después de varios días, el futuro doctor se empeñó en cortejar a Stark.
¿Qué si Tony lo rechazó? Varias veces sucedió, pero eso no detuvo a Stephen. Es más, solamente lo incitaba a no darse por vencido.
Dicen que el que persevera alcanza y, para fortuna del aspirante a neurocirujano, lo consiguió.
Actualmente, llevan año y medio de noviazgo. Hace poco decidieron vivir juntos y la relación iba viento en popa. Por el desempeño de Stark, se graduará en unos meses y seguido de eso obtendrá un doctorado. A Stephen le faltaban unos años más para tener su título y doctorado, y una vez que los tenga, se mudaran a New York.
Stephen se levantó del asiento y cruzó la isla de la cocina para colocarse detrás del castaño y sujetar su cintura.
—¿En qué momento tomaste el papel de esposa? —Tony simplemente gira sus orbes y sigue en su labor de preparar los huevos revueltos.
—En el momento en que casi incendias el lugar por querer preparar una cena.
—Lo hice porque quería darte una sorpresa. —Stephen infló sus cachetes con fingido dolor.
—Si la sorpresa era encontrarte apagando el fuego, entonces sí, me diste una gran sorpresa.
Tony termina su trabajo y Stephen le da la vuelta para juntar sus frentes.
—Eres un tierno rollo de canela.
—Ya te he dicho que no me digas así —pronunció con rubor en sus mejillas, emitiendo una risita cuando la boca de su novio se encontró con su cuello.
—Eres hermoso —besa al castaño—, adorable —lo besa de nuevo—, y una exquisitez.
Anthony gime al sentir las manos de su pareja sobre sus glúteos.
—¿Puedes dejar de estar cachondo solo por cinco minutos?
—Pides imposibles, sweetheart.
Strange levanta a su novio y lo deposita sobre la encimera. Se posiciona en medio de sus piernas y una ronda de besos da inicio.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó divertido, viendo la evidente erección de su amado.
—Rellenar el rollo de canela —responde jocoso y con un brillo sicalíptico en sus orbes.
Esa mañana la cocina fue bautizada.
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