13. Earth 616

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Tony se encontraba absorto en los proyectos para el departamento de I + D cuando de manera abrupta un portal se abre en su taller y el genio se levanta de la silla, alarmado al escuchar un sonido agudo. Rápidamente, acude a su novio, quien está de rodillas en el piso y respira agitadamente.

No era la primera vez que esto ocurría. Últimamente, Stephen prefería venir con Tony luego de regresar de una misión en otra dimensión. Generalmente, el hechicero se encontraría herido, pero no gravemente, y el multimillonario lo cuidaría hasta que estuviera en mejor condición.

Ninguno habla, mientras que el ingeniero ayuda al médico a ponerse de pie y con cuidado lo lleva al baño para que pueda asearse. Anthony agradece mentalmente que Strange no haya venido con heridas, aparentemente solo se halla cansado. Se aleja de su pareja para poder llenar la bañera a la mitad con agua tibia; en ese momento, voltea y observa que el doctor ya está desnudo.

Agarra el brazo del hechicero para que se meta en la bañera, pero él lo apega a su cuerpo, haciendo que Tony se sonroje. Es un adulto, pero con Stephen vuelve a ser un jodido adolescente.

—¿Qué tal si nos bañamos juntos? —propone pícaramente el de ojos grisáceos.

—No. Porque si entro a esa bañera contigo me vas a follar y aún estoy adolorido por lo de anoche. —El genio hace una mueca, sintiendo el dolor en sus caderas.

—Oh, cariño. Lamento haber sido brusco. —Lo mira con culpa y luego besa su frente.

—Está bien. Cuando bebes vodka, te transformas en una bestia sexual. —Las mejillas del ex neurocirujano se tiñen de escarlata, sonriendo apenado. La verdad es que efectivamente el vodka lo encendía de manera desbordante y perdía su control, enfocándose meramente en embestir fuertemente a su amante.

—Prometo que no te haré nada. Solo será bañarnos, ¿sí? —El magnate lo miraba receloso. De los dos, Stephen era el cachondo de la relación, por mucho que sus amigos no le creyeran, aunque no podía culparlos por esto. Después de todo, era el mismo Tony quien fue un playboy en el pasado.

El de ojos azules suspiró.

—Vale. —Con eso el médico chasqueó sus dedos y Tony se estremeció al sentir frío cuando sus ropas desaparecieron—. Este truco es productivo.

—Por supuesto que sí. —Por la sonrisa que poseía el Hechicero Supremo, el filántropo supo que su pareja estaba recordando las veces que los despojaba de sus vestimentas con solo un chasquido.

El de cabello oscuro con canas fue el primero en ingresar a la tina.

—El agua no es rosa. —Hizo un puchero observando a su novio y este rodó los ojos. Tony fue hacia un mueble auxiliar, agarró una botella con jabón líquido de rosas con fresas y seguidamente echó su contenido en el agua. Al cabo de segundos, el agua se tornó de color rosa y Anthony dejó la botella a un lado para entrar a la tina, apegando su espalda al pecho de su pareja.

Stephen comenzó a repartir besitos por el cuello del héroe de armadura, provocando leves corrientes en la espalda de este. Anthony se rehusaba en soltar un gemido, no queriendo darle la satisfacción a su amante de las placenteras sensaciones que le brindaba. Vincent se mantenía en besar los hombros mientras rozaba los muslos del genio con sus manos, empujándolo a que suelte esos sonidos que tanto lo complacían.

Tony se mordió el labio al sentir como la polla del doctor se erguía.

—¿Cómo puedes tener una polla larga y gruesa? —El maestro del Sanctum de New York sujetó la mano del multimillonario y depositó un tierno beso.

—Porque soy asombroso, cariño. —El de ojos grises sonrió ladinamente por el bufido de su novio.

—¿Tu magia tiene algo que ver? —Giro su cabeza para contemplar al doctor, entrecerrando sus ojos.

—Claro que no. Nunca utilizaría la magia de esa manera. —Stark arqueó una ceja—. Excepto para nuestros juegos perversos.

—Entonces, ¿es suerte o genética? —El hechicero se alzó de hombros.

—Ni idea. A los diecisiete años tenía quince centímetros. A los veinte unos dieciocho centímetros y cuando cumplí los veinticinco... —Sonrió socarrón—. Veinticinco centímetros.

El genio se echó a reír por la ironía.

—Te amo, Stephen. —El mencionado se enterneció con las dulces palabras que el azabache le dedicó.

—También te amo, Tony. —Acercó su rostro al contrario y besó parsimonioso sus labios, embargándolos en un deleitoso éxtasis. La muestra de afecto no tenía intención de alcanzar la lujuria, únicamente estaban expresando el amor adepto que sentían entre ellos.

Al separarse el de ojos azules no pudo evitar su lado zumbón.

—Y yo creyendo que era una polla mágica. —El Doctor Strange lo estrecha entre sus fuertes brazos y Anthony cierra los orbes, sintiéndose protegido y amado.

—Lo es. Porque siempre te sacó más de un orgasmo en la noche y logró hacer que termines hecho un desastre de placer. —Besa su mejilla—. Eres mi alma gemela. Mi aliado en batallas y la persona que más amo en este y en otros universos.

Los orbes zafiro escocen por las lágrimas que empiezan a brotar por las sinceras y encantadoras palabras del Hechicero Supremo.

—Gracias por estar conmigo, mi amor.

—Siempre.

¿Todavía sigo con eso de los 25 cm? ¡Por supuesto! ¡Todo es culpa de Tom Ellis!

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¿Todavía sigo con eso de los 25 cm? ¡Por supuesto! ¡Todo es culpa de Tom Ellis!

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⏰ Última actualización: Mar 28 ⏰

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