RED - Carlos Sainz, Pierre Gasly

1. Ferrari - James Hype, Miggy Dela Rosa

El coche se detuvo en frente a la entrada del enorme edificio de Ferrari en Maranello, Italia, y la chica bajó del vehículo haciendo sonar sus tacones contra el asfalto. Se despidió con educación del conductor al tiempo que alargaba su brazo para coger su maletín del interior del coche, hablando en el casi perfecto italiano que los años viviendo en Milán le habían proporcionado.

Respiró profundamente antes de echar a andar hacia el enorme edificio de color rojo y negro que se alzaba ante ella, y apretó su agarre en el asa del maletín a medida que se aproximaba a la entrada. No era su primera vez en las oficinas de Maranello, había estado allí varias veces a lo largo de los dos años que llevaba trabajando para Ferrari; pero cuando el jefe del equipo de Fórmula 1 de la escudería más famosa del deporte te llama para una reunión en la mítica Maranello, como mínimo, te pones bastante nerviosa.

—Elena Gutiérrez, tengo una reunión con Mattia Binotto —se dirigió a la chica de la recepción del enorme edificio nada más entró en este, y aprovechó para asegurarse de que su corta melena rubia no se hubiera despeinado en exceso mirándose en el brillante mostrador mientras ella chequeaba la información.

—Tome su acreditación, señorita Gutiérrez —la recepcionista le extendió una tarjeta magnética que colgaba de una funda estampada de la escudería—. Puede esperar en la primera planta en el área de empleados, ¿necesita que le guíe?

—No es necesario, sé dónde está, muchas gracias —le dedicó una respetuosa sonrisa y caminó hacia los tornos de entrada, pasando sin problemas con la acreditación.

Se colgó el tarjetero alrededor del cuello y fue hacia las escaleras con decisión, aunque por dentro estaba temblando. Había tenido la oportunidad anteriormente de conocer fugazmente a Binotto en una visita a la fábrica, pero hablaron apenas un par de segundos y dudaba que él siquiera la recordara; aunque, a juzgar por el email que la había convocado allí, era todo lo contrario.

Todas las veces que había visitado Maranello había sido única y exclusivamente para cumplir con su puesto de trabajo en la escudería: crear contenido junto a los jugadores del equipo Ferrari de E-Sports. Era realmente el trabajo soñado para cualquiera, y ella era bastante consciente de la suerte que tenía; ser la encargada de relaciones públicas de un equipo puntero de E-Sports abría una serie de posibilidades ante ti que probablemente no se le presentaban a otras personas, pero nadie podría nunca reprocharle a Elena que no se hubiera trabajado su puesto en aquella empresa.

Realmente todo había empezado cuando, gracias a sus buenas calificaciones en la carrera y su impoluto expediente académico, consiguió uno de los dos puestos de prácticas que Ferrari abría cada año para recibir a estudiantes en formación; siempre en vistas de cazar nuevos talentos. Si obtenías el puesto de prácticas en alguno de los sectores de la empresa y tu desempeño era el óptimo, eso podía llevarte a obtener un puesto fijo al terminar la carrera; y el buen trabajo de Elena en el departamento de marketing y publicidad de la empresa le valió una de las mejores ofertas que Ferrari había hecho nunca a un recién graduado.

—¡Elena Gutiérrez, la estrella detrás de nuestro equipo de E-Sports! —una voz masculina interrumpió las divagaciones de la chica mientras esta caminaba por el pasillo hacia el área de empleados que le había mencionado la recepcionista, pero considerando la interrupción, tuvo bastante suerte de no tener que esperar allí. Mattia Binotto acababa de abrir la puerta de su despacho, que recién había dejado atrás en el pasillo, y por muy chocante que siguiera siendo para ella, estaba esperando a que entrase en este para poder hablar con ella—. ¿Qué tal el viaje desde Milán?

—Tranquilo, gracias a dios —sonrió con nerviosismo y caminó de vuelta hacia la puerta del despacho—. Encantada de volver a hablar con usted, señor Binotto.