Monstruo.

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Quedaban apenas unas dos horas para la misión pero ahí seguían ambos encerrados en tu habitación teniendo ahora encima de él brincando de reversa, tenía ambas de sus manos aferradas a tus caderas con demasiada fuerza, los dedos se enterraban en la suave piel de tu cuerpo lo suficiente como para dejar más de un moretón en la delicada superficie. Tu piel estaba perlada por el sudor, jadeabas ante el esfuerzo de moverte por tu cuenta siendo solo guiada por las manos que tenías sobre ti que no hacían ni el más mínimo esfuerzo de moverte o ayudar en algo solo se posaban sobre ti y mantenían un agarre firme para poder sentir cada pequeño movimiento y mejorarlo.

Te temblaban las piernas por el cansancio a pesar de estar apoyada con tus manos en las piernas del hombre y las ganas de no seguir moviéndote te estaban ganando completamente por lo que te detuviste solo un segundo. No fue del agrado del hombre, para nada. Un gruñido escapó de su boca, lleno de molestia y frustración.

"Mierda, ni siquiera puedes moverte bien y como te lo ordené. ¿Acaso eres inútil? No me digas que no puedes con una simple polla."

Lo único que alcanzaste a hacer fue suspirar porque tan pronto el había dejado de hablar fuiste volteada sobre la cama, ahora debajo de él como lo estuviste en un principio..Pero esta vez todo era mucho más rudo que antes. Una de sus manos tomó un puñado de tu cabello, enredando los dedos en las hebras de tu cabello para jalarlo hacia atrás con fuerza y sacarte un quejido por el dolor que sentiste. Lo miraste implorando que se detuviera o por lo menos fuese más delicado en cómo te trataba. No le importaba mucho sin embargo, puso los ojos en blanco antes de volver a embestirte con fuerza. La mano libre te obligó a arquear a su gusto tu espalda, dejándola perfectamente como quería.

Era doloroso, él sabía perfectamente que lo era pero disfrutaba tanto de verte lloriquear y ver cómo te retorcías debajo de él te busca de libertad. En busca de un poco de aire libre. Al ya tenerte como quería no había necesidad de seguir manteniendo esa mano en tu espalda, en cambio la puso alrededor tu cuello, no hizo nada al principio y se acercó hasta quedar a la altura de tu oreja.

"Podría matarte ahora mismo. Podría hacerte mierda."

Te sentiste tensar alrededor de él, tu estómago teniendo la misma reacción y llenándose de sensaciones extrañas cuando finalmente su mano se apretó alrededor de tu cuello para privarte del aire e obligarte a colocar una cara llena de frustración pero sin embargo un placer escondido en ella. Lo que antes había sido una respiración agitada, eran ahora fuertes gemidos que se podían escuchar hasta afueras de tu habitación y lo sabías, te avergonzabas por estar siendo tan vocal a pesar de lo difícil que era por estar siendo casi privada totalmente de tu oxígeno, tus mejillas ya estaban rojas, todo tu rostro en realidad y luchabas por mantenerte despierta. Al darse cuenta rió bajito solo para terminar soltando tu cuello por unos minutos, así recuperaste aire de nuevo. Las embestidas no cesaron, fueron yendo cada vez más rápido, cada vez más violentas en busca de liberar tensión creada en su vientre, necesitaba vaciarse dentro de ti. Estaba disfrutando de cogerte como un animal, de volverte su pequeña entretención y tú disfrutabas pensando en que ya estabas enamorada de él porque bueno, las pocas y nada de veces que habías hablado con tu madre hace años de esto mencionó que solo a un hombre debías concederle el placer de hacer esto. De tomar tu "flor". De volverte mujer.

Por fin te dejó caer sobre la cama con la cara apoyada en el colchón y utilizando tus brazos como soporte para no temblar tanto, estabas en busca de una resistencia que ni siquiera tenías en ese momento y te sentías demasiado débil, aunque él estaba lejos de acabar contigo.

"No podría..¿Apresurarse?..Y oh, dejarme menos adolorida.."

Resopló al oír tu súplica. No se iba a molestar en hacer algo que no quería, te lo iba a dejar en claro y oh, lo hizo cuando dió una fuerte nalgada a tu culo. Lloriqueaste del dolor, encogiéndote un poco para aguantar el ardor en tu mejilla trasera, lo tomaste como una respuesta clara de que no quería que le estuvieses dando órdenes. Él era el único que podía ser mandón entre ambos, solo a él le encantaba tener el poder sobre lo que sucedía o no sucedía entre ambos en esos momentos de intimidad. Insistió en que te quedaras en silencio para terminar más rápido, no quería oírte en lo absoluto y solo hacerte acabar antes de que fuesen a esa misión. Quería tenerte agotada.

Lamentablemente había logrado su objetivo, te había dejado agotada sobre la cama después de que te hubieses corrido tan fuerte alrededor de él que goteó hasta en las sábanas blancas que ya tenían manchas frescas de líquidos. Tus piernas temblaban, tu pecho subía y bajaba con rapidez y tenías las mejillas tan rojas como un tomate.

"Vamos, levántate."

Con ambas manos sostuvo las tuyas y te brindó la ayuda necesaria para que te pusieras de pie, arregló tu ropa en silencio para que no hicieses mucho esfuerzo y después de todo lo que hizo, sus labios tocaron tu frente dejando un pequeño beso reconfortante. Ya había quitado el condón, le había hecho un nudo y arrojado a la basura, estaba tomando medidas preventivas porque no quería traer un milagro a este mundo lleno de caos, menos en las condiciones en las que ambos se encontraban.

Tú fingiendo la mayor tranquilidad del mundo saliste de la habitación junto a él, cerciorándose de que no hubiese nadie alrededor que se diera cuenta de lo que había sucedido entre ustedes dos, aunque al coronel no parecía interesarle en lo más mínimo si eran descubiertos por otro soldado, solo estaba feliz de tenerte cerca y poder disfrutarte aunque sea unos minutos. Aunque haya sido casi una hora y media, apunto de llegar tarde a la junta para hablar las cosas antes de la misión, eso hubiese arruinado todo pero ya no era importante porque llegarían a tiempo.

needless and pins | König.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora