CAPÍTULO 2 - ''Respuesta oculta''

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MÉLANIE DANFORT

Se coordinó una reunión para conocer al grupo a cargo, y, como era de esperarse, los nervios invadieron mi cuerpo.

Puedo entablar una conversación con un desconocido sin problemas, siempre que haya estudiado el terreno y sepa qué temas tenemos en común. Pero enfrentar a un grupo de desconocidos y hablar de la nada... eso era algo totalmente nuevo.

Los días pasaron y el día de la reunión llegó. Lily me envió un mensaje con la ubicación y la hora, y mi corazón dio un salto, latía más y más rápido.

Ya había hablado con mis papás días previos, durante una cena aproveché que papá mencionó unas donaciones, algo que había captado su interés.
En ese momento, decidí que era la oportunidad perfecta para hablarles de la invitación de Lily.

Para mi sorpresa ambos accedieron. "Debes aprovechar esto para hacer conexiones y conocer a gente nueva", dijeron. No entendía del todo lo que querían decir. ¿Qué conexiones? Solo era un proyecto para un asilo. Pero no iba a arriesgarme a contradecirlos y perder el permiso.

Ahora teniendo la hora y el lugar; les avisaría que saldría a la reunión

Me encontraba en la puerta de su escritorio - papá, ya tengo la hora y el lugar de la reunión de la que te hable
- Cuál? la del proyecto? - pregunta, sin levantar la mirada del computador
- Sí - no entiendo porque mis manos estaban heladas. ¿Era temor o emoción?
- Donde es? - continúa cuestionándome
- Está como a 10 minutos en taxi, papá. No te preocupes, es en un restaurante
Lo vi reflexionar por un momento. Luego, sin titubear - Taxi no, avísale a Darío que te lleve, te espere y te recoja

Ruedo los ojos, y suelto un suspiro resignado - está bien papá, hasta luego
Era obvio que no todo iba a ser tan "liberal"


Me sudaban las manos de nervios, no sabía quienes estarían, tampoco había pensado que decirles o como presentarme ¿Necesitaba presentación? ¿Acaso no todos me conocían? Mi nombre aparecía en algunas noticias de la zona, pero yo aún no me había adentrado en ese mundo, y no estaba segura de querer hacerlo.

Darío me dejó en la puerta del restaurante, tal como había indicado mi padre - señorita Mel, cuando quiera irse puede enviarme un mensaje y la espero aquí en la entrada

- Esta bien Darío, gracias

Cerré la puerta del auto  y el auto continuó su trayecto al estacionamiento donde me esperaría

Respiré hondo, ajustando mi postura. Era hora de enfrentar lo desconocido.

Caminaba inconscientemente atrapada en pensamientos sobre cómo presentarme o mejor aún: técnicas de como encontrar mi voz antes de siquiera pensar en hablar. De repente, me paralicé – los vi, era un grupo pequeño, los reconocí por Lily, que no ha cambiado desde la secundaria.

Eran cuatro chicas y un chico, sentados alrededor de una mesa grande que, para mi suerte o, mejor dicho, "mi mala suerte", estaba en el centro del restaurante. El lugar era acogedor e informal, lo que me hizo sentir cómoda con la ropa que mi abuela Cecilia me había ayudado a escoger. No estoy acostumbrada a este tipo de reuniones, así que no sabía cómo vestirme. Opté por un jean y una camiseta blanca, con una camisa de mezclilla celeste como abrigo, doblada hasta los codos y unas Converse azul oscuro.

- Veo a muchas jovencitas que combinan su ropa así mi niña, pero nunca vi a ninguna que le luzca los colores bajos como a ti; deberías usar más ropa informal - recuerdo que me dijo abue Ceci. Esa afirmación me hizo reír y abrazarla - gracias mami Ceci, pero sé que lo dices porque soy tu nieta favorita

Cecilia Danfort, no solo es mi abuela, ha sido mi nana, mi instructora de idiomas y mi traductora en cada viaje al extranjero.
Siempre va conmigo. Es mi todo. Recordar eso, hace que esbocé una sonrisa en mi rostro.

Busco a Lily, su tez blanca y su cabello rubio claro, suelto con ligeras ondas no pasan desapercibidas. La diferencia era que ahora llevaba lentes que le quedaban genial, y su figura se veía estupenda. A su lado, había una chica que solo había visto un par de veces, Eugenia, también bonita, con el cabello castaño amarrado en una cola.

Delante de ellas estaba Antonia, de piel morena y cabello negro, trenzado en múltiples coletas. Tenía una mirada directa que me incomodaba, así que no la miré mucho. Antonia y Eugenia habían sido compañeras de voley, mientras que Lily y yo éramos del equipo de baloncesto. La última chica, Ignacia, no me sonaba en absoluto. Se vestía para llamar la atención, con trenzas a cada lado y una actitud que no me cayó bien.

El único chico del grupo, Eiden, tenía una mirada fría y algo indiferente. Su cabello oscuro y ojos azules oscuros me resultaban familiares; era amigo de Logan. Bueno, no son totalmente desconocidos, así que esto no será totalmente incómodo ¿no?

Con paso firme, me acerco a la mesa, sintiendo las miradas de otras mesas sobre mí. Internamente rogaba que no me reconocieran. No me detuve a ver si mis plegarias fueron escuchadas, pero supuse que sí, ya que no escuché flashes de cámaras.
Voz no me falles, por favor

- Hola, buenas tardes – saludé, moviendo la mano mientras me devolvían el saludo y me sentaba en el único asiento vacío

Ya habían ordenado algo para comer, pero la incomodidad que se instauró desde que llegué me quitaba el apetito. No podía pensar en otra cosa que en el simple hecho de estar allí. Para mi alivio, empezaron a hablar del proyecto, lo que me ayudó a recordar la razón de la reunión: quería ayudar y ser parte del proyecto.

Sin embargo, el orgullo de pertenecer a algo se desvaneció cuando Lily mencionó que buscaban personas con empresas que pudieran hacer grandes donaciones.

Así que esa era la razón de mi invitación.

Comprendí rápidamente por qué había sido elegida.

Mis papás y su dinero, ¿cierto?

No sería la primera vez que me usarían para algo. Tal vez era ingenua, o al menos así lo pareciera.

Intenté concentrarme en la reunión después de lo que dijo Lily, pero todo lo que escuchaba era un eco distante. ¿Así es como me ven las personas? ¿Como un medio para llegar a la fortuna de mis padres? La decepción se instaló en mi mente.

Una voz cortó mis pensamiento

- ¿ Sabías que tu hermano me está apoyando económicamente? – preguntó el chico que estaba a mi costado

E...Edgar... Elder? ¿Cómo se llamaba?

Bueno lo había olvidado, estaba claro que recordar nombres no era lo mío

- ¿Mi hermano? – mi voz sonaba sorprendida

Sabía de quien hablaba, Logan.
La idea de "caridad" y "Logan" en la misma frase era inesperada.

- Si!! Cuando le dije que tú te unirías a nuestro proyecto también se sorprendió – hizo una pausa, como si dudara en decir algo más. Sus ojos se encontraron con los míos, invitándolo a continuar—. Creía que tu papá no te dejaría.

—La verdad, cuando les comenté lo del grupo, también pensé lo mismo. ¡También me sorprende, créeme! —exclamé sin pensarlo dos veces

Noté cómo la comisura de sus labios se curvaba, pero no podía decir si era genuino o forzado. En ese momento, bajé mis defensas por primera vez esa noche, pero sabía que debía subirlas nuevamente; nadie aquí era confiable.

Y así, nuestra conversación murió.

Al final, resumieron todo lo que se había expuesto. ¿Así terminó todo o debería decir que inició?

Más allá del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora