Capítulo XLII - Perder

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MARIA JOSÉ CAMPOS

Siento la pesadez en mis ojos, últimamente me cuesta  demasiado el dormir continuamente durante la noche. Paso horas y horas pensando antes de lograr quedarme dormida y cuando consigo consolidar el sueño los pensamientos regresan de madrugada y por más qué trato de apartarlos no consigo hacerlo. Mucho menos después de regresar de aquel viaje qué hicimos, dónde las cosas en vez de terminar cómo habíamos acordaron se volvieron incluso más intensas y siento qué cada vez estoy perdiendo más.

Lo sé.

La estoy perdiendo a ella.

Escucho sus pasos ir de un lado a otro dentro de la habitación y aunque son leves, la siento moverse. Permanezco con los ojos cerrados mientras acomodó de mi cuerpo de forma recta sobre la cama. Llevo mis manos a mi cara y frotó de mis párpados.

Angélica parece darse cuenta de qué estoy despertando o al menos eso intento hacer.

—Lamento el haberte despertado— la oigo qué mormura y es entonces cuando quito las manos de mi rostro al abrir los ojos y quedar con la mirada fija sobre el techo de la habitación —No era mi intención— se disculpa

—Descuida— respondo restándole importancia —No has sido tú— murmuro al incorporarme un poco sobre la cama. —Estaba intentando despertar, pero me cuesta un poco de trabajo. ¿Qué hora es?— pregunto volviendo a frotar de mis ojos por qué la verdad es demasiado la pesadez qué siento en ellos

7:45am— me responde y entonces logro verla

Angélica está de pie cercas de la cama, mientras qué en sus manos sostiene una camiseta grande qué suele usar para dormir. Veo qué está vestida e incluso distingo qué ha tomado un baño por qué puedo oler el shampoo qué usa y ese ligero olor de su perfume y crema del cuerpo.

—Vas a salir?— es lo primero qué pregunto al imaginar qué esa puede ser la razón por la cuál esta vestida tan temprano. Retiro la sábana de mi cuerpo y entonces me incorporó mejor sobre la cama y es qué lo notó. —¿Te vas?— preguntó ahora qué veo su maleta casi terminada y ella asiente con su cabeza —Pero... ¿Por qué?— cuestionó levantándome de la cama para acercarme a ella —Creí qué...— trato de decir pero ella me interrumpe al hablar

—Iba a quedarme contigo durante 3 días— menciona —No dos semanas qué es lo qué llevamos aquí, Maria José— me recuerda —No puedo continuar más aquí. Sí aún tienes cosas qué hacer, bien adelante, continúa aquí todo el tiempo qué sea necesario. Pero yo no puedo más—

—Angélica— murmuro pero ella niega ligero con su cabeza

—No puedo, Maria José— repite mientras baja su mirada

—Se qué las cosas se salieron un poco de lo planeado, pero sólo necesito de unos días más para...— trato de explicarme, algo qué yo ni si quiera sé con exactitud del por qué continuamos en Brooksville y no hemos regresado a Miami.

—Las cosas cambiaron bastante después del viaje a la cabaña— me dice volteando a verme de nuevo. —No puedes continuar ocultandolo más. Ni tampoco podemos seguir fingiendo qué en esa cabaña no paso algo más— aparto un poco mi mirada ante sus palabras y recuerdo a la vez lo qué pasó días atrás.

FLASHBACK

5 días atrás...

Ajusto mejor de mi abrigo mientras me cruzo de brazos y floto con ambas manos para tratar de aligerar un poco la sensación de frío qué siento en esta primera noche en este lugar.

Decidimos el rentar a las afueras de la ciudad una cabaña dentro del bosque por 3 días. Un plan qué al principio no estaba muy de acuerdo por lo qué implicaba y me refiero a qué era un mini viaje de amigas qué incluyo a Natalie en el.

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