♡Capítulo 8♡

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Por otro lado.

Soohyuk observó la escena con el corazón apretado, incapaz de reconocer al fuerte y orgulloso Jungkook que siempre había conocido. Las botellas vacías, los cristales rotos y el desorden en la habitación hablaban de una desesperación profunda y silenciosa, de una pena que parecía haberlo consumido por completo. Lentamente, caminó hacia el balcón, donde su hijo estaba de espaldas, mirando la noche con una botella en mano, mientras las lágrimas caían sin cesar por su rostro.

- Jungkook...- murmuró Soohyuk, acercándose con cautela.

Jungkook se tensó al escuchar la voz de su padre, pero no se volvió. Simplemente levantó la botella y tomó otro largo trago, como si el alcohol pudiera ahogar el dolor que sentía. Sin embargo, sus hombros temblaban, traicionándolo, mostrando la vulnerabilidad que intentaba ocultar.

- ¿Por qué, padre? - susurró Jungkook, con la voz rota, sin apartar la mirada de las luces de la ciudad a lo lejos. - ¿Por qué lo perdí todo? Perdí a mi hija, y ahora... ahora también a Taehyung.

Soohyuk suspiró, apoyando una mano firme y reconfortante en el hombro de su hijo.

- A veces la vida nos quita lo que más queremos para ponernos a prueba, para enseñarnos algo que de otra forma no aprenderíamos, aunque el precio sea doloroso. Pero, hijo, esta autodestrucción... esto no traerá de vuelta a Taehyung ni a tu pequeña.

Jungkook soltó un amargo suspiro, bajando la cabeza mientras lágrimas silenciosas caían.

- Padre, lo único que veo cuando cierro los ojos es su rostro, la forma en que me miró esa última vez... la culpa me consume, y no sé cómo vivir con eso. Quiero arreglarlo, quiero recuperarlos... pero... ya es demasiado tarde.

Soohyuk lo abrazó, fuerte, intentando transmitirle el consuelo que su hijo tanto necesitaba.

- Nunca es demasiado tarde, Jungkook. A veces, el perdón verdadero y la redención tardan en llegar, pero pueden ser alcanzados. Lo primero que necesitas es perdonarte a ti mismo y aceptar que el dolor es parte de tu proceso, de tu crecimiento.

Jungkook se dejó abrazar, permitiendo que el dolor se desbordara, aferrándose a la esperanza que Soohyuk le ofrecía en ese momento. Sabía que el camino hacia la redención y el perdón sería largo y arduo, pero esa noche, en el abrazo de su padre, sintió por primera vez en mucho tiempo una chispa de esperanza, una pequeña luz en medio de su oscuridad.

Soohyuk, decidido a ayudar a su hijo a retomar el control de su vida, esperó pacientemente mientras las sirvientas ordenaban la habitación, limpiando el caos y recogiendo las botellas vacías y los objetos rotos. Cuando Jungkook salió del baño, su aspecto era diferente: estaba fresco, su cabello mojado caía sobre su frente, y llevaba una camisa negra que contrastaba con la palidez de su piel y la intensidad de su mirada.

Soohyuk lo observó con aprobación, viendo a su hijo visiblemente más compuesto. Aunque el dolor seguía reflejado en sus ojos, había una firmeza en su postura que no había estado presente antes. Sin decir una palabra, Soohyuk asintió, invitándolo a bajar juntos al salón. Al llegar, lo guio hacia una mesa en la que había preparado una comida sencilla, acompañada por una botella de vino tinto.

- Siéntate, hijo - le dijo Soohyuk con una voz tranquila pero firme, indicando el lugar frente a él.

Jungkook, aún en silencio, obedeció, tomando asiento y mirando a su padre con una mezcla de gratitud y resignación.

- Es hora de que te levantes de esta caída, Jungkook - comenzó Soohyuk mientras servía un poco de vino en sus copas. - Lo que has perdido... eso no puede borrarse, pero debes encontrar la manera de seguir adelante, por ti y por el recuerdo de los que amas. No puedes permitir que esta oscuridad consuma lo que queda de tu vida.

365 Days - KookTae (T1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora