Dial -COMPLETO-

Capítulo 7

El auto giraba en el aire, enviándome al techo donde golpeé mi cuello contra el techo. El mundo entero se había vuelto loco. En algún momento me abofeteé la muñeca. Aún así, me rebotaron y sentí que el dolor florecía con cada golpe contra el auto.

Entonces me transformé. Pero el auto todavía rodaba. Todavía me estrellé contra las cosas una y otra vez. El auto todavía me tiró, rebotándome contra todo.

Finalmente, el auto se detuvo. Me quedé allí por un segundo. Luego me puse de pie con un gruñido.

Alguien me había lastimado. Alguien tenía que pagar.

El auto estaba de vuelta. No me importó. Cerré mis garras contra el piso que ahora estaba sobre mí, y me abrí paso a través del acero, el plástico y la espuma. Cavé mi salida y empujé mi camino hacia la libertad. Una vez que salí, mis branquias respiraron hondo. Señalé mi cabeza hacia el calor del sol en mi cara.

Rugí, declarando mi ira. Tenía dolor, pero no hasta el punto de una lesión real. Solo lo suficiente para enojarme.

Me rompí la cabeza para concentrarme en mis oponentes. Olían a pólvora, plástico y cuero. Había un indicio de más potencia armada en el aire y el metal de las armas. Uno de ellos era el Soldado de Invierno. Sus hombres me miraron con miedo. El Soldado de Invierno me apuntó con su arma.

Salté cuando un objeto de metal se propulsó desde su arma hacia mí, explotando en el auto de Sam y destruyéndolo para siempre. Los soldados comenzaron a dispararme. Corrí a gran velocidad, mis sentidos mejorados me mostraban dónde estaban, el sonido del fuego de bala solo me ayudaba en lo que estaba haciendo. Las armas son ruidosas, pero cuando estaba preparado para ellas, podía usarlas para ayudarme a encontrar mis objetivos.

Soldado de Invierno me disparó de nuevo. Me agaché en el pavimento, dejando que la granada volara sobre la cabeza, y corrí hacia los soldados. Rugí, mis garras cavaron en el concreto, y salté hacia uno. Cuando el segundo auto se detuvo para derramar más soldados, aterricé en el que había apuntado y le corté el pecho, cortando profundamente. Trató de levantar su arma, gritando de horror, y tomé el rifle de asalto en mi boca. Mis dientes cortados en el metal con facilidad. Los otros trataron de apuntarme, el olor a miedo en el aire, y salté hacia otro soldado, cortándole la pierna para dejar enormes jadeos en él. Cuando comenzaron a disparar de nuevo, estaba en el aire, saltando sobre un sedán. Corrí alrededor de él, luego salté para agarrar a un chico por la pierna, tirando de él para tirarlo a un coche cercano. Los soldados trataron de conseguirme una cuenta, pero volví corriendo,esquivando los disparos en grandes límites de salto, usando autos como cubierta. Cuando estaba lo suficientemente cerca, salté sobre el capó del Humvee para agarrar la parte posterior de la chaqueta de un soldado.

"Mierda!" era todo lo que el soldado podía gritar mientras lo detenía sobre el capó. Gruñí, agarrando su arma y arrojándola a Sam, que se había colado alrededor de las barandillas. Dejó escapar un grito de sorpresa cuando un rifle de asalto cayó del cielo para aterrizar frente a él, pero ignoré eso para golpear al soldado que tenía en el suelo en la cara, romperle la mandíbula y noquearlo.

Justo entonces, otro Humvee se enrolló. Oliendo la pólvora dentro, salté hacia ella, golpeando el techo del segundo auto. Los hombres adentro estaban a punto de salir, así que respondí arrancando el techo para unirme a ellos adentro.

En el espacio cerrado, no podían escapar. Yo era un monstruo mortal en un Humvee lleno de hombres. Sólo tenía que hacer lo que fuera mejor.

Comencé a golpear mis pies contra la gente, mi cola balanceándose salvajemente por el aire, y mis dientes cavaron más allá de la armadura corporal para llenar mi boca de sangre caliente. Hice todo lo posible para no matar a nadie, todavía no estaba listo para un acto tan atroz, pero la naturaleza primordial de Wildmutt me dejó feliz de mutilar. Lo que dejó a mis víctimas en pánico.