XVI

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Estaba escogiendo la ropa que me iba a poner. König estaba sentado en la cama, mirándome. Al terminar mi elección me doy vuelta y camino hacia él. Me puse justo entre sus piernas, era tan alto que sentado llegaba a mi altura normal.

¿Qué pasa? – Dije mientras acariciaba su carita.

Él se aferró a mi cintura. – Nada... Solo pesaba que eres muy linda. – Dijo mientras me miraba con sus bonitos ojitos.

Rápido sonreí. – Hoy estamos coquetos... –  Comencé a sentarme en sus piernas. – Vos también sos muy lindo. Me siento orgullosa por tener a un novio tan lindo, bueno y... Hoy coqueto. – Reí.

Él estiró un poco su cuello para darme un beso, con gratitud lo acepte. – Yo debería de sentirme así... Afortunado de tenerte.

Y así nos pasamos el rato antes de bañarnos, juntos, totalmente melosos. Estaba feliz, feliz de tener a un chico así, de haberlo conocido, de estar con él.
Luego nos metimos al baño, el ambiente ya estaba un poco caliente. Rápido nos despojamos de nuestras ropas y nos metimos a la ducha.
Mientras yo lavaba mi cuerpo, él estaba detrás mío, también lavandose.
En un momento sentí como estaba tan cerca mío que sentía su masculinidad en mi trasero.

Quisiera... Lavarte el pelo. – Dijo mientras me abrazaba de los costados.

Me parece bien, luego te lavo yo. – Dije dándome la vuelta y dándole un besito.

Me dijo que me de la vuelta y comenzó a ponerme el shampoo, era lindo ya que primero me mostró la cantidad que me iba a poner diciendo; ¿Está bien así? Y más preguntas de ese tipo.
Se sentía bien que alguien más lave tu cabello. Era un masaje placentero, y más con sus grandes manos, con facilidad agarraba toda mi cabeza con una, como si agarrase una pelota. Cuando terminó lo hice sentar para yo poder lavarle su cabecita. Se sentó para mi lado, quedandole mis pechos en la cara, básicamente. Me puse shampoo en la mano y comence a lavarlo.

Te va a quedar hermoso.

– Probablemente sí, usualmente solo me lo lavo con jabón.

Lo mire, haciendo una cara de drama. – ¿Cómo vas a hacer sufrir tu pelo así? Pobrecito...

Él río. – Bueno, pero ahora que mi linda novia va a lavarlo, no va a sufrir más.

– Tenés toda la razón... – Dije mientras reía. – Ahora quietito, que sí no te meto todo el shampoo en los ojos.

Rápido se quedó como piedra. Luego de enjuagarlo le puse un poco de acondicionador y lo peine. Fue una linda experiencia. Le dije que ya estaba y se levantó, al segundo me acorraló bajo el agua de la ducha. Mire hacia arriba, cruzandome con sus ojos.

Necesito que me ayude a lavar algo más... – Dijo un poco avergonzado. Supongo que nunca se va a acostumbrar a pedir esas cosas... Juju.

Mire hacia abajo, topandome con su pene erecto. – Mhm... Claro que sí, vaquero. – Y comencé a agacharme.

Rápido quedé entre sus piernas, con su miembro en la cara. Empecé a chuparlo, tentandolo. Lamía la puntita y también le daba masajes. Él gemía. Estaba con su puño y frente apoyados en la pared, bajo la lluvia que provocaba la ducha. A los segundo empecé a meterlo en mi boca, era grande, así que no creía que todo vaya a entrar. Me sorprendí al sentir su otra mano en mi cabeza. Rápido hizo que metiera toda su carne en mi boca, haciéndome atragantar, apoyaba mis manos en sus muslos, arañandolo un poco. Cómo pude lo mire, él también me miraba, con una media sonrisa y acalorado. Rápido empezó a dar estocadas en mi boca, primero me daban arcadas, luego me fui acostumbrando. Minutos después saco su pene de mi boca, haciéndome toser. Con su mano agarro me menton y con la otra comenzo a masturbarse. Rápido termino en mi cara. Lo que terminó en mi boca me lo trague, mostrándole mi lengua.

Braves Mädchen... (Buena chica.) – Dijo sonriendome, aún con su mano en mi mentón.

Rápido hizo que me levanté. Me dió la vuelta y me puso contra la pared. Al segundo sentí sus dedos entrar en mi.
¿Te gusta? Decía en mi oreja, mientras le daba un par de besos, luego bajo a mi cuello. Dejando besos y algunas mordidas. Entre jadeos yo respondía que sí, me encantaba, realmente me encantaba. Quiero escucharte... Fue lo que dijo antes de sacar sus dedos y alinear su pene en mi entrada. Dió una rápida estocada, metiendo todo dentro. Pegue un gemido alto. Velozmente empezaron sus fuertes estocadas. Lo único que se escuchaba en el baño era la caída del agua, ya fría, y el choque de nuestros cuerpos acompañados con pequeños gemidos y gritos míos. ¿Lo que nosotros escuchábamos? Era otra cosa...

Media hora después terminamos. Salimos de la ducha, bañándonos de nuevo. Yo me senté en el inodoro, con la toalla al rededor de mi cuerpo. Veía a König que estaba delante del espejo, con su toalla en su cintura. Miraba mi obra de arte, la obra de arte que había hecho en su espalda.

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𝐑𝐞𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 || 𝐊ö𝐧𝐢𝐠 ☆ (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora