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Era un día soleado, hacía un calor infernal y tú estabas en una misión con un joven con el que ya habías compartido otras misiones. Este chico que había dejado maravillado con sus encantos, sin embargo, evitabas cualquier sentimiento ya que era un chico, así que las probabilidades de ser rechazado por él era altas, por lo que ignoraste tus sentimientos y evitaste que te gustará.
Ya habían matado al respectivo demonio que les habían asignado así que estaban de regreso a sus hogares, pero en eso, ves como tú acompañante te propone algo.
—Oye, ya te ves algo cansado, ¿Que te parece si comemos algo para restaurar energías? Y si aún te sientes cansado, conozco un lugar cerca donde acogen cazadores.— tenía esa sonrisa que ya estaba grabada en su cara, esperando ansioso tu respuesta.
—Está bien, como tú quieras.— Te encogiste de hombros.
—Yo si tengo hambre.— Dijo con una mano en su nuca y con expresión apenada.
Fueron a un local cercano donde vendían ramen. Era un pequeño pero lindo y pintoresco pueblo y seguramente tengan donde dormir.
Pidieron dos tazones grandes de ramen. Kamado se lo acabo en un abrir y cerrar de ojos.
—Perdón, tenía mucha hambre, no comía desde la tarde jaja
—JAJAJAJA no hay ningún problema.
—¡Deme otro por favor!— Se notaba que el Kamado tenia hambre. El señor se lo sirvió amablemente y este inclino su cabeza dando las gracias. Tu ya estabas conforme con uno, no lleno pero satisfecho. —Ahora se hizo más noche, deberíamos ir al lugar que te mencioné.
—Oh si, si, vamos.
Llegaron a una gran casa, dónde acogen a los cazadores que no tienen donde pasar la noche.
Les dieron una habitación para dos. Llegaron y parecía muy cómoda, eran dos camas y una pequeña mesita de noche. Habían dos batas y unas toallas para baño, también había una pijama. Solo dejaron sus katanas y sus haoris y la señora muy amablemente los llamo para cenar. Tanjiro saco a su hermana de la caja y cenaron tranquilos. Cuando terminaron le agradecieron a la señora y se dirigieron a su habitación.
No tenían tanto sueño así que decidieron bajar la comida para irse a bañar después, así que se quedaron hablando.
—Entonces Zenitsu grito del susto y Inosuke lo empezó a perseguir JAJAJA, fue muy gracioso— se estaban muriendo a carcajadas con la anécdota que te conto.
