Capitulo V

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«¡¿Blaise?!»
-Pe~Pero ¡Q~que!
«¡No lo puedo creer! ¿Qué hace aquí?» Otro pundonor me sostenía, un desconocido con tanta historia, me daba pena a mi misma, cuanta repugnancia de mi pasado vacío... Blaise iba acompañado de otra chica, otra ingenua muchacha caída por su encanto... si tan solo supiera que...

Nueva escuela, todos nuevos compañeros, expectantes a lo desconocido, incluyéndonos como individuos complejos y con grandes prejuicios... todos embelesados en el futuro inmediato... Eran de esas semanas para conocerse vagamente entre todos y nada más.

-¡Hola! Me llamo Blaise.

- Hola...

-Estás linda, ¿Me pasas tu número?

¡Por favor! ¡Uno de los chicos más atractivos del grupo y seguro en un futuro popular me pidió tal cosa! No me justifico como lo hice, pues comenzó una nueva etapa de mi vida que no podía permitirme perder... ¿o si?

Blaise era alto, buen carisma, tez blanca, ojos avellanados y su cabello color cobre hacía llamar la atención de cualquier chica, sin embargo el se había vuelto hacia mi... no era tan aplicado académicamente, la pereza y la flojera lo consumían constantemente, y su círculo familiar no era adecuadamente saludable... pero se había fijado en mi...

Al cabo de una semana me pidió ser su novia (un privilegio que hasta ese entonces me permitía aceptar) me resignaba a decirle que lo amaba y mencionarle algún otro piropo casualmente igual que el también replicaba con pasión. Era una farsa para el, la bisoñés en temas de noviazgo en mi peculiaridad inocencia se limitaba a una pertenencia sin agraciar al prójimo... no sentía absolutamente nada... Con el paso de los días hasta su ausencia comencé a apreciarle cierto cariño.

Era una experiencia inocentemente bella, hasta que los pétalos se marchitaron y seguidamente la flor se murió... tal vez la endeblez me llevó a actuar de forma inapropiada en el rompimiento social... guardaba todavía cierto respeto... era todo o nada... y eso ciertamente me aportó el estatus mayor al de las demás... después supe que era otra meretriz de mano sudada para el.

Ya nada valía la pena.

Continuamente lo veía salir con más chicas después, con mis amigas, y que les gustaba a las compañeras... yo fui la primera en la institución... que consternación recibía al enterarme que ya había salido con más de media escuela... tal vez yo era la que podía obstruir su camino de casquivano... pero ya era demasiado tarde y daba más pena que otro adjetivo...

«Repugnante verlo con sus andadas contoneándose». Un sentimiento afligido me reprimía al observarlo pasar... «Claro, tal vez solo fue una etapa humilde con justificación en mi vida... solo eso». Pero fingir que era una mofa tan llena del promedio de mi fingir, no arreglaba las cosas de retroceder el tiempo e impedir aquel error que me aflige cada vez que lo veo.

Borrosos Recuerdos Where stories live. Discover now