Capitulo III

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Hacía bastante frío y el tiempo era incontrolable. Solo jugaba con mi hermana menor y aveces se nos unían otros compañeros del momento, pero es difícil olvidarme de ese día y tan fácil ya no reconocer su cuantificación en la línea temporal de mi vida.

Vagamente en una ruta inclinada hacia los toboganes, cercada de tubos amarillos paralelos me encontraba con el, solamente su linda tez morena y su cabello negro resalta en mi memoria, estaba oscureciendo y me contaba con difuso fantasías que para nuestra menor edad era imposible y si era cierto, cruel.

Había una forma de el, tal vez la manera de dirigirse o comportarse hacia que en mi resultaba un ligero aleteo de mariposas y sudor en las palmas de las manos, pero era demasiado ingenua para aclarar mis sentimientos en ese momento; ese chico de camisa blanca me estaba cortejando y yo me resistía a admitirlo... Sin embargo por lazos del destino como se prosperaba suceder, nunca más lo volví a ver...

Miré hacia mi alrededor algo exaltada. «¿Qué estoy haciendo?» Tensa y velozmente retrocedí hasta el final de aquella humillación. «¿En qué estaba pensando? Ya soy bastante mayor para estas cosas» Me senté en una banca metálica incómoda cerca y con los audífonos puestos me dispuse a recordar aquellos tiempos en los que imaginaba toda una historia momentánea en la del porque las personas se encontraban allí y cual fue su travesía para llegar a este presente instantáneo, volví a recrear mi conmemoración a mi acción en soledad.

Todo era igual y distinto a la vez, la estructura, el bullicio y la perspectiva no cambiaba; las personas, los niños, las direcciones, mi sentir, mi actuar, mi pensar... me devolvía a una realidad cruda de tomar en serio que habían pasado las horas sin percatarme de la existencia trivial en la materia visible. «Y ahora yazco aquí sin alguna meta establecida aparente ocupando mi tiempo en el presente para evocar el pasado, genial, no ejecuto nada productivo ahora»...«Pero se supone que algo positivo tiene que salir de aquí, aaaagghhhh ¡Qué complejo! Ni siquiera puedo comunicarme con mi mejor amigo, de que me sirve permanecer aquí si no es propio socializar con niños ingenuos menores a mi»

El tiempo iba pasando y se acercaba el momento de marcharnos nuevamente, el tiempo se escapa inconscientemente, y si, habia mayor cantidad de personas que lo normal, detonaba la abundante atracción visual a aquellos chicos aparentemente lindos, pero casi siempre nacia en mi el pensamiento de cansancio y mayormente la indiferencia... después de tanto necesitaba unas vacaciones de soltería hasta que Dios quisiera.

El tiempo fue pasando y antes de noche vieja viajamos a la casa de mis abuelos para pasar el año nuevo...«solo las supersticiones en el amor son en épocas decembrinas, me temo que tengo nuevas visiones por delante... ojalá»

Borrosos Recuerdos Where stories live. Discover now