Capítulo 4

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Jaehwan no sabía que quería ver más, si el impresionante edificio o a Daehwi. Ambos eran increíbles en su propia forma. Aunque la Sede felina era impresionante con toda su tecnología, Daehwi era una fina obra por sí mismo. Cuando Yunho lo emparejó con él, Jaehwan se sintió como si hubiera ganado la lotería. Finalmente algo había salido bien para él.

Tenía por lo menos una semana por delante con Daehwi, lo que sería mucho tiempo para cortejarlo. A juzgar por la forma en la que el halcón no dejaba de mirarlo de refilón y le daba miradas anhelantes Daehwi posiblemente fuera gay. O eso, o estaba muy interesado en su uniforme, pero estaba dispuesto a apostar que era lo primero y no lo segundo.

—Entonces, ¿hay algún lugar en el que entrenéis? — preguntó Jaehwan.

—¿Por qué quieres saberlo? ¿Estás pensando en unirte a nuestras filas? —preguntó Daehwi.

Jaehwan se encogió de hombros. —He sido soldado durante muchos años. ¿Por qué cambiar ahora?

Daehwi sonrió. —Genial, sígueme y te mostraré las instalaciones de entrenamiento.

Jaehwan caminó con Daehwi, manteniéndose deliberadamente un paso por detrás para poder revisar su culo. Maldita sea, pero debía ser un pecado tener un culo tan bueno. Hacía que quisiera darle un gran, gran bocado.

Después de varias vueltas y recorrer varios pasillos... maldita sea, pero el lugar era enorme... finalmente llegaron a las instalaciones de entrenamiento. Cuando llegó le echó un vistazo a la instalación y a todos los equipos a su disposición, y eso fue todo lo que pudo hacer para no babear. Los Felinos tenían todo lo que un soldado podría desear y más para entrenarse.

En una esquina estaban los tatamis para el combate, con espadas y una plétora de otras armas pegadas a la pared. En otro lado del gimnasio había una enorme pista para practicar la carrera de obstáculos. Parecía más duro que el infierno, pero Jaehwan no podía esperar para hacerle frente, incluso mientras observaba como caída un soldado y se daba un duro golpe en la cabeza.

Daehwi hizo un gesto con la mano hacia la puerta. —El campo de tiro está por ahí.

¡Un campo de tiro! Ahora estaban realmente hablando. Si Jaehwan fuera un poco idiota, estaría saltando de emoción. Una de sus actividades favoritas de todos los tiempos era disparar un arma de fuego. Cuanto más grande, mejor. Y no, no era porque tuviera el complejo de polla pequeña, muchas gracias.

Entraron, y la boca de Jaehwan se abrió en estado de shock al ver lo grande que era. Había varios puestos de tiro. Sobre todo lo que más le llamó la atención era que los objetivos estaban todos en forma de aves.

—¿No te molesta? —preguntó Jaehwan.

Las cejas de Daehwi se arquearon. —¿Qué?

—Bueno, tú eres un halcón, y todo el mundo está disparando a los pájaros —dijo Jaehwan, pensando que era bastante obvio.

Daehwi le dio un medio encogimiento de hombros. — Supongo que al principio, pero ya que se supone que son Cuervos, lo superé rápidamente. Después de todo, no me gustan los Cuervos, tanto como al que más y me gustaría ver el mundo limpio y libre de ellos. Es decir, a excepción de Victoria y Mark, que son los únicos Cuervos que he conocido que en realidad son decentes. Incluso viven en la coalición con nosotros y luchan a nuestro lado.

Jaehwan levantó una mano, todo era demasiado para asimilarlo de una sola vez. —¿Podemos tomar un descanso de la gira y hacer algunos disparos? Mi cerebro está entrando en sobrecarga.

Daehwi se mordisqueó el labio inferior por un momento antes de asentir. —No creo que a Yunho le importe. No dijo nada de que no se te permitiera manejar armas de fuego, por lo que debe estar bien. Vayamos a la armería y cojamos nuestras armas.

Serie de los CP 28 - Los Juicios de DaehwiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora