Capítulo 2

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Jaehwan se sentó en la parte trasera del vehículo militar, su corazón latiendo con fuerza mientras se preguntaba cómo diablos se había metido en ese lío. Más importante aún, se preguntó cómo demonios iba a librarse de eso.

Todo ello porque había sido lo suficientemente estúpido como para permitir que lo dejaran inconsciente durante un ejercicio de entrenamiento y había cambiado accidentalmente a su forma de león, revelándole así a todo el mundo que después de todo no era un ser humano, sino uno de esos extraños cambiaformas que recientemente todo el mundo había descubierto y sobre los que estaban haciendo un gran escándalo.

En cuanto a Jaehwan, había descubierto lo de los cambiaformas hacía alrededor de cuatro años. Esa había sido la primera vez que había cambiado. En ese momento no sabía lo que estaba pasando. El dolor había sido horrible, tanto que pensó que se estaba muriendo. En su lugar, se encontró a sí mismo transformado en un león. En ese momento creía que era el único de su especie.

Nunca había hablado con nadie acerca de su secreto. A pesar de que eso le hizo comprender por qué sus reflejos eran siempre más rápidos que los de los demás y por qué era más fuerte que cualquier otro. A través de los años, había aprendido a controlar su cambio, por lo que ahora podía hacerlo a su antojo, y ya no le dolía.

A continuación, ocurrió la gran revelación. Todo el mundo se enteró de que existían los cambiaformas y estaban por todas partes, y que vivían entre los humanos. La gente empezó a asustarse, algunos de ellos incluso yendo tan lejos como para cazarlos y matarlos, de manera que lo último que Jaehwan quería hacer era levantar las manos y admitir que él era uno de ellos.

Pero ahora su secreto había sido descubierto y no había manera de volver a meter al gato en la bolsa. Estaba fuera, garras y todo, e iba a tener que lidiar con las consecuencias. Sólo deseaba saber qué iba a ocurrir. ¿Se lo llevarían a algún laboratorio para estudiarlo, o lo eliminarían en silencio en algún lugar? Cualquier cosa era posible, y los guardias en la parte de atrás no hablaban con él en absoluto.

Jaehwan cerró los puños tensándolos, sus muñecas dentro de las esposas. Le habían advertido que habían sido especialmente diseñadas para los cambiaformas, y si cambiaba, se ampliarían para adaptarse a la circunferencia de las patas de su león. Eso significaba que, de cualquier manera, Jaehwan estaba jodido.

—¿Alguien va a decirme dónde vamos? —preguntó por enésima vez.

—Lo sabrás cuando lleguemos allí —dijo un hombre desde el asiento delantero.

Jaehwan realmente estaba empezando a odiar a ese tipo. Había estado allí desde que Jaehwan se había despertado y no había dejado su lado desde entonces. Hablando acerca de ser un grano en el culo, ese hombre ganaría el gran premio. Por alguna razón parecía estar al cargo de todas las cosas relacionadas con los cambiaformas en lo que al gobierno se refería.

En opinión de Jaehwan, el chico parecía demasiado joven para estar al cargo. No parecía tener más de veinticinco. Incluso podría haber sido considerado lindo si no fuera tan gilipollas. Con el pelo rubio con vetas más oscuras de color marrón y los ojos azules, tenía toda la apariencia de un surfista. Eso aparte del hecho de que el tipo tenía un corte militar y estaba tan tenso que uno pensaría que alguien le había metido una barra en el culo.

Cuando se detuvieron en lo que parecía ser una antigua fábrica de automóviles, el estómago de Jaehwan de apretó. Eso no podía ser bueno. En lugares así sólo sucedían cosas malas. Jaehwan había visto suficientes películas para saberlo. No era tan idiota.

Luchó duramente para controlar el miedo en su cara. Estaría condenado antes de darles a esos bastardos la satisfacción de saberlo. Cuando llegara el momento de la prueba anal, sería cuando lucharía. Seguro que no iba a aceptar eso sin luchar.

Serie de los CP 28 - Los Juicios de DaehwiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora