[Natasha.]
Cerré mis ojos con fuerza y volví a abrirlos para evitar que se cierren en su totalidad, madrugar jamás ha sido mi fuerte y mucho menos ahora que estoy atrapada en el tráfico, yo solo quiero ir por un café.
Mi celular comenzó a sonar, puse el altavoz para contestar y mantener mi vista en el camino que aún sigue sin moverse.
—"hola, mi amor"— dijo mi novia del otro lado de la línea.
—¿que tal, cariño?— respondí mientras descansaba mi codo en la ventana.
—"estoy bien, ya llegue al trabajo y te extraño."
—también te he extrañado, estoy atorada en el tráfico, no sabes lo estresada que estoy.
—"créeme, lo sé."
Sonreí, María me conoce tan bien qué tal vez vio el trafico por las noticias y decidió llamarme para que yo no muera.
—¿que tal estuvo tu camino?— pregunté.
—"bastante bien, debí obligarte a venir conmigo."
—no lo habría resistido, tendrías que haberme comprado toda una bodega de café para no colapsar.
—"pues podría hacerlo"— dijo— "aunque pude haberte dado algo más que te habría ayudado"— continuo coqueta. Sonreí.
—apuesto a que si.
Los carros comenzaron a moverse, di un salto, estaba distraída mirando el celular como tonta imaginando a María frente a mi, arranque tras los demás autos con un alivio inmenso y una sensación de libertad inmediata.
Legué a mi cafetería de confianza luego de colgar mi llamada con María, queda a un par de cuadras de mi empresa, me gusta venir aquí ya que me conocen y me aprecian, siempre desee una relación así con algún dueño de una cafetería.
—¿lo mismo de siempre?— preguntó la chica al otro lado de la barra con una enorme sonrisa.
—es justo lo que pensaba— respondi regresándole el gesto.
Espere a un lado para que otras personas pasaran a tomar su pedido, descanse mis codos en la barra para ver cómo hacían mi pedido, es entretenido ver cómo preparan todo, es tan impecable y calculado que quisiera entrara ahí para ayudarlas y verme igual de genial.
—aquí tienes— murmuró otra chica diferente a la que me había atendido mientras me entregaba mi café.
—te lo agradezco— respondí, sonreí y me despedí de quienes estaban trabajando al otro lado con ella, salí del lugar y volví a mi auto.
Llegue hasta mi edificio, casi media hora más tarde que de costumbre, pero tengo algo de inmunidad por ser la dueña del lugar, aún así me presiono por los tiempos y casi siempre los calculo mal, el tráfico es muy impredecible.
Recibí algunas miradas amables, otras con doble intención y algunas más tranquilas, no me gusta ser el tipo de jefa a la que se le es temida, prefiero ser respetada por quien soy y por mi profesionalismo, y me alegra poder decir que lo he logrado, mucho mejor de lo que imaginé.
Llegue a mi oficina y me senté en mi escritorio, tengo muchas ideas que llevar a cabo, he mejorado las ideas para mi línea de invierno.
—disculpe la interrupción, señorita, pero la necesitan en el teléfono— murmuró mi asistente con medio cuerpo por fuera de la oficina.
—¿quien es?
—es el señor Stark, señorita.
—oh, atenderé la llamada, gracias Sharon.
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Lucky ones
FanfictionLas sombras del pasado son aterradoras... y mucho más cuando salen de entre los muertos para llevarte a la tumba con ellas. O ayudarte a renacer a su lado. ¿Cómo saber cuál de las dos probabilidades es?