Capítulo 5: Reconciliación

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La Argentina disputaba un nuevo partido por el mundial Sub-20, en esta ocasión se enfrentaba a Guatemala.

Buscaban una nueva victoria y poder tener una cierta tranquilidad a la hora de clasificar a la próxima etapa.

Y lo que fueron a buscar, lo consiguieron. Lo pedís, lo tenés…

Los pibes ganaron 3 a 0 con goles de Véliz, Romero y Perrone.

La única pálida es que Toto Avilés fue expulsado.

¿La postal del partido? Se la llevaron Alejo y Matías.

En el momento del gol del Santafesino, el marplatense se tiró sobre él, enredando sus piernas en la cintura del menor y rodeando su cuello con sus brazos, mientras el Alfa llevaba sus manos a los muslos del Omega.

Pero, ¿cómo ignorar el escalofrío que sintieron al tocar la piel del otro? Sí ambos estaban enamorados, eran destinados.

Sus lobos se buscaban a cualquier minuto.

Véliz sentía como su lobo rasguñaba su interior y lo puteaba por haber lastimado a su lindo chico y el de Soulé lloriqueaba, pidiendo por su Alfa.

Se necesitaban el uno al otro y tarde o temprano tendrían qué hablar.

— Ni siquiera te me acerques — Chilla Gómez.

— Omega, ¿qué pasa? — Máximo estaba muy confundido por las acciones de su novio.

— Agh, nunca te das cuenta de nada — El menor gruñe, dirigiéndose a su habitación.

— ¿Qué le pasaba a Valen? — Redondo mira a Perrone.

— No tengo la menor idea, Fede — Maxi suspira.

— Andá con él — El Alfa menor incentiva al mayor.

— Eso voy a hacer — Perrone se levanta, para ir por el mismo camino en el que se fue su Omega.

Los demás, como era costumbre, se dirigieron al cuarto de juegos para distraerse un rato.

— Vení acá, hermanito — Maestro Puch tironea del brazo a Aguirre y lo sienta en su regazo.

— Soy más grande que vos, no me digas así — Brian hace un puchero.

— Sos muy tierno, el apodo te queda perfecto — El Beta sonríe.

— No lo soy — El Alfa chilla indignado.

— Estás chiquito y hay que cuidarte — Asiente el menor — Ahora cállate y déjate mimar un rato.

Brian vuelve a hacer un puchero.

— Cosita hermosa — Chilla Ignacio, atrayendo al Alfa más hacia él.

El mayor se permite relajarse, acurrucandose en el pecho del menor, mientras que este se dedica a jugar a la play contra Redondo.

En los momentos que podía, Maestro dejaba suaves caricias en la cintura del más bajo, sonriendo al escuchar sus suspiros.

— Uy, parece que Luka está celoso, mejor me alejo — Brian murmura para que solo lo escuche Nacho.

— Vos te quedas acá, sos mi amuleto de la suerte, ¿no ves que estoy ganando? — Se queja el Beta — Después hablo con él, no te preocupes, ¿si?

— Está bien — Suspira el Alfa.

— Vos solo dedícate a disfrutar. — Murmura el menor, dejando un beso en la mejilla de Aguirre.

Brian se vuelve a acurrucar en el pecho del Beta, soltando un leve bostezo, al sentirse tan cómodo en los brazos del menor.

Ninguno se percató de los bajos gruñidos que provenían de cierta persona.

Un nido para Agus - Giay x Barco  [ Omegaverse]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora