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George mira al hombre frente a el con rabia contenida, por más que quisiera lanzarse sobre el y golpearlo no puede.

Una parte suya no puede creer que le haya demandado, pero el también le había hecho una demanda. Por agresión e intento de secuestro, además de que había pedido una orden de restricción, no lo quería cerca de su hija, ni de su Omega.

- ¡Es mi nieta, tengo el derecho de verlo y llevarlo a mi casa si quiero! – El hombre rugió parándose y golpeando las manos en la mesa.

Estaban ahí con sus abogados, por su parte, el hombre tenía a Esteban Ocon, un subordinado al cual quería casi como un hijo.

- ¡Sus malditos derechos se perdieron cuando la perra de su hija abandono a mi cachorra, casi muere de una depresión siendo tan pequeña! ¡¿Usted sabe lo que significa eso?! -. George no se quedó atrás, y se puso frente a frente contra el sujeto.

-¡Pues yo no veo que ella esté tan mal como para que tengas a otro omega ahora, quien sabe lo que le hará al no ser su cachorra!-. Exclamó el mayor y George rugió, un fuerte sonido saliendo de su garganta haciendo saber que en cualquier momento le iba a arrancar la garganta con sus garras.

-Rachel necesitaba de un omega para avanzar más, y si no fuera por Alexander ella ni siquiera sabría hablar ahora, debería de agradecer ese hecho más bien-. George mostró sus colmillos crecidos, estaba furioso, era todo un padre protegiendo lo suyo en ese instante.

Los demás en la sala sabían que no era una buena idea meterse entre una pelea de alfas, pero si no hacían algo podría haber derramamiento de sangre.

-George por favor guarda la calma-. Pierre Gasly el abogado de George, intervino entre ellos, era mejor no dejarlos insultarse más. -Tenemos todas las pruebas de lo que, sucedido en el año y el avance de la pequeña Rachel, así las cosas, están a nuestro favor.

-No quiero que él se acerque a mi cachorra, ni a mi omega-. El castaño gruño sentándose de nuevo en la silla, tomó el vaso de agua que estaba a su lado y dio un trago grande, estar fustado no era algo que, a él le gustaba, prefería estar en ese momento metido en el cuello de Alex aspirando su delicioso aroma.

-¡Es mi nieta, y quiero verla, lo que haya hecho la cobarde de mi hija no tiene nada que ver en esto!-. El alfa dijo sentándose en la silla también, de repente su expresión de furia cambio a una de tristeza. -Yo la convencí de que la tuviera, como estaba en cinta tenía que estar contigo para que llevara su embarazo, no imagine que ella se fuera a escapar de esa forma-.

George miró al hombre con una ceja alzada, aún no le tenía ni la más mínima confianza, si su hija había hecho tan atrocidad, no imaginaba lo que pudiera hacer él.

-Ella es mi única hija, y tener un nieto de su parte me había hecho muchas ilusiones, por favor, no me quites ese derecho, solo la he visto una vez-. El abogado del alfa mayor solo se mantenía en silencio, dejando que el mayor hablara.

George miró a Pierre no muy convencido, éste también le miraba con una expresión algo más blanda, pero era de esperarse, en parte.

- ¿Por qué demonios no apareció antes? -. El británico preguntó cruzando sus brazos en el pecho, el mayor solo suspiró y llevó su mano al puente de su frente para masajearlo.

-Me enteré que ella se había ido meses después de lo sucedido, y no sabía cómo usted iba a reaccionar si solo me apareciera en la puerta de su casa-. El mayor contesto y George asintió levemente ante lo dicho.

-Le hubiera dado una paliza-. Una pequeña risilla se escapó del mayor, sabiendo que eso era exactamente lo que pasaría.

-Si, yo también haría lo mismo en tu lugar-. Sonrío levemente, pero después su rostro se volvió a poner melancólico. -Yo no fui un buen padre, me la pasé más en el trabajo que en mi casa, nunca pase tiempo con ellas, y cuando mi esposa murió ya era muy tarde para acercarme a mi hija, ya ella no quería nada que ver conmigo, creó que me merezco todo lo que ocurrió.

𝗕𝗲 𝗠𝘆 𝗠𝗼𝗺𝗺𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora