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Eran las cuatro de la tarde, Alex despedía a los pequeños que se iban con sus padres, le gustaba ver las caritas de alegría cuando sus padres llegaban.

Cuando se fueron todos, el tailandés suspiró, ahora le tocaba ordenar un poco el salón antes de irse. La pequeña Rachel estaba en el suelo pintando con unos crayones, balbuceaba algunas cosas, pero no se le entendía nada

Su tranquilidad fue interrumpida por su celular, era un mensaje de George, sonrió con un ligero sonrojo en las mejillas y lo abrió.

"¡Alex, cierra la puerta de tu salón y no dejes que entre!"

Eso sinceramente no se lo esperó, escuchó unos pasos venir del pasillo y se asustó un poco pensando en quien sería, tenía que ser alguien malo para que George le mandará un mensaje de esa manera.

Dos personas se pararon en el umbral de la puerta, uno tenía el cabello marrón y la otra persona tenía el cabello castaño, Alex sintió como su garganta se secó al pasar saliva.

- ¿Este es el salón 23-A?, ¿En dónde se encuentra Rachel Russell? -. Preguntó amablemente el señor de cabello marrón, la pequeña estaba dibujando en el suelo, volteo la cabeza en dirección de la persona que dijo su nombre.

- ¿Baba?-. Rachel vio a los adultos, les parecían familiares, pero no del todo, lo mejor era su ponerse en un lugar seguro, se levantó y camino hasta las piernas del omega para esconderse ahí.

-Mírala Toto, es tan tierna y ya camina-. Habló el castaño con cariño, Rachel solo sacó un poco la cabeza de un lado mirándolos, y Alex sonó algo tenso.

-Disculpen, ¿Me podrían decir quiénes son? -. El omega preguntó haciéndose una idea de quienes eran, se agacho un poco para tomar a la pequeña en sus brazos, Rachel solo se agarró de su delantal y lo miraba curioso.

-Ah, que maleducados somos, mi nombre es James Russell, y el es Toto Russell-. Alex sintió como su cuerpo se entumecía, estaba al frente de los papás de su alfa, ahora no sabía ni como actuar, no quería dar una mala impresión.

-E-es un gusto conocerlos, soy Alexander Albon-. Ahora estaba completamente nervioso, incluso su voz había temblado un poco, miró a la pequeña Rachel quien solo chupaba su dedito pulgar.

-Así que eres Alex-. El mayor se acercó hasta quedar frente al tailandés, quien solo tragó saliva nuevamente. -Me alegra que mi mocoso haya encontrado a alguien tan bonito como tú.

Alex sintió como su sonrojo cubría su rostro hasta las orejas, sonrió de manera tensa mientras que el mayor le miraba relajado. Unos pasos apresurados se oyeron venir desde el pasillo, George apareció, respiraba un poco agitado y estaba algo sudado, miró a los mayores, pero sobre todo miro al castaño.

-James, ¿Qué fue lo que te dije? -. Regaño mientras se acercaba a ellos, el castaño solo bufó arrugando el entre cejo igual que su hijo.

-Tú a mi no me mandas mocoso, ni siquiera vas a visitarnos ni nada, y cuando vengo ¿De que me entero?, Tienes omega y hasta de una demanda te libraste-. Alex solo los miraba discutir, no se insultaban, en parte, eran moderados y quizás era porque estaba la pequeña al frente de ellos.

Alex miró la sonrisa nerviosa que tenía el hombre de cabellos marrones, no era tanto nerviosa, más bien algo agotada, como si estuviera acostumbrado.

𝗕𝗲 𝗠𝘆 𝗠𝗼𝗺𝗺𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora