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Alex se removió en las suaves mantas de la cama, sentía su cuerpo pesado, pero bien. Una extraña mezcla de dolor y confort.

- ¿Mamá? -. Sintió como una pequeña mano le jaló la sábana, y se la quitó del rostro para ver a la intrusa. - ¡Mamá!

Rachel gateo más cerca del omega para después dejarse caer sobre él, fue rodeado por dos brazos grandes y protectores, amaba mucho esa sensación.

-Buenos días mi florecita-. Alex acarició la espalda de la cachorra y este sólo ronroneo, usando toda su fuerza de voluntad y aguantando el dolor en su cadera.

Se sentó en la cama con la pequeña en brazos, Rachel tanto el pecho del mayor y Alex solo sonrió alzando la camisa que tenía puesta. Jadeó un poco cuando ella chupó uno de sus pezones, estaba algo doloridos.

Recordaba todo lo que había pasado en la noche anterior, una parte suya no podía creer lo que había hecho y se moría de vergüenza. Su parte más instintiva regocijaba y ronroneaba a gusto, estaba feliz, podía sentir el calor en su cuello, un poco de ardor, no tenía que ser un genio para saber la causa de ese calor.

Alex sonrió mientras abrazaba a su pequeño, ahora tenía un alfa y una cachorra, estaba muy feliz con eso. Ya quería contárselo a su madre, y Alexander recordó que no había hablado con su mami desde hace meses.

-No puede ser...- La última vez que hablo con ella fue poco antes de que George y Rachel aparecieran en su vida.

A él no le molestaba mucho sabía que se la pasaba trabajando en la guardería, siempre esperaba a que el fuera el primero en llamar o enviarle un mensaje.

-Pensará que lo estoy ignorando-. Se lamentó, había estado tan ocupado estando al pendiente de Rachel y las demás cosas que habían pasado, que había olvidado por completo a su mami.

Lo peor de caso era, ¿Cómo le explicaría que estaba amamantando a una cachorra y tenía una marca de alfa? Le daría un infarto al pobre.

- ¿En qué tanto piensas? Puedo sentir tu angustia-. Alex alzó la vista encontrándose con su alfa, tenía una bandeja en la mano, tenía comida en ella y un frasco de pastillas, supuso que era el dolor del cuerpo.

Tragó saliva sintiendo su boca seca, además le dolía un poco la garganta, se sonrojo al suponer porqué tenía ese mal.

Miro como el alfa se acercó y puso la comida sobre la mesita de noche.

- ¿Y bien? -. Preguntó George mirándolo con una ceja alzada, solo negó suavemente ante su respuesta y aceptó la pastilla con el agua que le ofrecía.

-Estaba pensando en mi mami-. Alex se sonrojo, con vergüenza en su sistema por mencionarla hasta ahorita. -Él estará muy preocupada por mí, creo que hasta pensara que me ha ocurrido algo malo.

George sonrío, algo burlón y Alex lo miró mal por eso. Suspiró mirando a su pequeño, Rachel le miraba con sus grandes y hermosos ojos avellana, le parecía la mejor joya del mundo.

-Entonces vamos a visitarlo un día de estos, solo hay que sacar el tiempo-. El tailandés se sorprendió por eso, sabía que el alfa hablaba en serio, pero aun así tenía algo de miedo que no le fuera caer bien su madre o al revés, que a el no le cayera bien su alfa.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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