4- El bar de Wilson.

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Él príncipe Alexander descansaba tranquilo.

El sol mañana saldría con tranquilidad de suspiros.

[...]

El príncipe William se dirigía a el local del pueblo, el bar de Wilson, un hombre veraz y tranquilo, quien nadie esperaba que tal persona con personalidad de pueblo y cariño hacia el mismo, pudiera hablar como habló con aquel joven de la realeza.

-¡Anda! Si es Liam.

El chico empezo a sonreír, corrió hacia los brazos de Wilson, pasando por detras de la barra de el bar, importándole, mas que menos.

Tal como un padre y un hijo.

-¿A que viniste enano?-Alborotó su pelo.

-La familia de los Smith necesitan arreglar un problema supongo. Francisco no me dio mucha información sobre el caso, solo me dijo que viniera.

-Vaya con Francisco ¿Eh chaval?

-Es un buen hombre, un buen caballero, hace su trabajo, adoro que me cuide tan bien la verdad.

Wilson le dió una sonrisa, tan admirable como si de un brillo hermoso se tratara.

De pronto, sin que ni William mismo se lo esperara, una pareja formada por un hombre no muy alto y una mujer que por contrario, si lo era, venían con un papel el cual información no podía ver, ya que ellos dos lo miraban.

-Ellos son-afirme.

-ahora les llevo algo, invita la casa chavalín.

-Como lo admiro Wilson-sonrió.

El rió cariñosamente.

-Anda corre.

El peli negro salió de la barra y se acercó a la pareja.

-Familia smith.

Ellos dos, curiosos como girasoles hacía el sol, lo miraron.

El joven era tan bajo en su comparación, que agacharon la cabeza.

-¡Oh alteza! Estamos completamente agradecidos de poder conversar con usted-dijo la mujer, rubia, de ojos verdes como las hojas de los arboles en primavera, un vestido de volantes y manga corta color menta la vestía.

-¿Por qué no nos sentamos querida?-le regaló una sonrisa su pareja.

-claro, venga William tenemos una cosa que ofrecerle.

Wilson se acerco a ellos, con un zumo de manzana para el joven príncipe, y dos tés para la pareja.

-¿Y bien? Cuéntenme.

Pusieron la pancarta que antes miraban sobre la mesa de madera de el bar.

La pancarta, con colores sutiles mencionaba una fiesta de primavera, algo que también llamarían "la fiesta de la cosecha"

-Suena interesante-mencionó el de ojos negros como azabache.

-Gracias principe, traemos la idea desde el reino de la primavera, creemos que es una buena idea para la salida de nuestra princesa.

-Curioso, ¿Como lo harían?

Los dos se agarraron las manos, William miró con curiosidad, y seguido, los dos comenzaron a hablar.

-Creemos, que seria buena idea si todo el pueblo saliera en la mañana con el sol a bailar una danza y agradar la cosecha mientras sale nuestra princesa, y que en la noche se haga una cena con los alimentos recogidos-mencionó el hombre de cabellos anaranjados, sus ojos verdes como esmeraldas miraban con curiosidad a su esposa.

El príncipe sol Y el príncipe luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora