En un mundo salvaje, donde la naturaleza reconquisto las ciudades abandonadas, habiendo peligros en cada esquina. En este se encuentra una tribu de gatos babosas, en la que se encuentra uno el cual espera vivir una vida tranquila... Pero no sabe lo...
Mientras que Miguel y yo intentábamos comer la carne cruda, Héctor se termino lo suyo en segundos, y se fue a cazar algo mas ya que parece que termino con hambre.
Se llevo tanto su piedra verde, como el supervisor quien siempre lo seguía. Además de sus 2 lanzas, dejándonos con una en caso de emergencia.
El tiempo paso y terminamos de comer la carne cruda.
- ¿Cómo Héctor puede comer esto y decir que esta sabroso?
- No lo se Samuel, lo único que se, es que come mucho.
Héctor se comió la mitad del lagarto el solo, en muy poco tiempo y aun seguía con hambre. Y nosotros que apenas comimos un cuarto del lagarto, tardamos mucho más en comerlo todo y estábamos llenos.
Aunque puede ser el mal sabor que nos quito el apetito.
El tiempo pasaba y Héctor no aparecía.
Estamos acostados en el suelo, mirando el techo de piedra.
- Hey Miguel.
- ¿Si?
- ¿Y si buscamos a Héctor?
- Nos podemos perder.
- O podemos quedarnos separados para cuando caiga la noche. Y recuerda quien es el que sabe pelear de entre los 3.
Miguel se quedo en silencio, y un momento después se levanta del suelo.
- ¿Pero puedes caminar así? No pareces estar en el mejor estado...
Me levanto con dificultad, ya me sentía mejor, aunque se seguía notando la sangre de las mordidas que me dieron.
- No te preocupes por eso, estoy bien.
Miguel y yo salimos hacia donde fue Héctor, en donde habíamos matado a los 2 lagartos, para ver algo surrealista.
Un buitre descuartizado con charcos de sangre, con Héctor comiendo su carne con gran fervor.
Las alas estaban separadas del cuerpo, con los huesos mostrándose.
La cabeza también estaba separada a poca distancia del cuerpo, sin su mascara y con una cara llena de cortes y mordidas.
El gran cuerpo estaba con un gran corte a un costado, con Héctor con un pedazo de carne extraída del gran cadáver.
Además de sus cosas usuales, tenia la mascara del buitre al lado de él.
La mascara era de color blanco azulado, cubría toda nuestras caras, con 2 huecos en los ojos para poder ver perfectamente, además de 2 puntas en la parte de abajo a modo de colmillos.
Un animal que puede alimentar a 8 gatos adultos, siendo comido por un solo gato.
El único que conozco que puede hacer eso es Gard, pero Héctor no parece tener sobrepeso.
Miguel se queda horrorizado por la escena, pero a mi me da igual y me acerco a Héctor, quien comía un gran pedazo de carne con sus manos desnudas.
- Oh Samuel, veo que ya te puedes levantar. ¿Quieres un poco?
Dijo mostrándome su pedazo de carne.
- No tengo hambre... Pero... ¿tu te comiste todo esto tu solo?
- Ah, el buitre, si. De hecho es el mismo que se llevo a nuestro otro lagarto, así que me vengue.
El buitre tenia colores morado oscuro en su plumaje y mascara. El de antes era otro con un color verdoso. Entonces Héctor es daltónico...
Miguel se acerca a nosotros con cara preocupada.
- Chicos... Parece que va a llover otra vez, ¿no deberemos de adelantarnos?
- Ah si, que mal que no me pude terminar mi comida... Bueno, ya estoy lleno, asi que no importa. Miguel, agarra la mascara.
Ahora que Héctor agarra su piedra verde que estaba volando y sus lanzas, Miguel agarra la extraña máscara del buitre. Nos comenzamos a ir.
Las nubes se estaban amontonando en el cielo, oscureciendo el lugar. Parece que iba a llover dentro de poco.
Comenzamos a correr sin ningún rumbo fijo, pasando por tuberías y por dentro de estructuras de piedra, pero sin encontrar nada que nos sirva para refugiarnos de la lluvia.
De repente, un supervisor aparece.
No el supervisor verde de 4 antenas que sigue a Héctor en todo momento, sino otro supervisor, pero de color amarillo y con 3 antenas.
Este nos miraba fijamente, como el otro. Pero luego comenzó a levitar materia amarilla, creando una flecha de donde venimos. Héctor fue el primero en reaccionar.
- Perfecto, un guía. Y con hologramas. Vamos a seguirlo.
Héctor corrió hacia donde apuntaba el supervisor amarillo, así que Miguel y yo lo seguimos.
Volvimos a entrar en una cueva de antes con 2 salidas, por la que venimos de antes y por la que entramos ahora.
El supervisor amarillo apunto hacia arriba. A una tubería que se camuflaba con el lugar.
Mientras los gatos intentamos subir por los palos, noto que el supervisor verde se coloca justo delante del amarillo, conectando algunas de sus antenas y sacando chispas.
Nosotros al fin subimos.
Héctor esta al frente, pero miraba a todos lados, claramente perdido.
Entonces vuelve a aparecer el supervisor verde, ahora creando "hologramas" y apuntando una vez mas a una tubería de arriba. No entiendo el punto de subir para escapar de la lluvia.
Nosotros seguimos la indicación y llegamos a una habitación pequeña de 5 metros cuadrados.
Entonces, pasa el supervisor verde y la tubería por la que pasamos se cierra.
No había otras salidas, la única salida se ha cerrado, y no parece poder abrirse.
- ¡¿Que pasa?!
- ¡Ábrete maldita puerta!
Miguel estaba alarmado, mientras que yo estaba usando mi lanza para golpear la puerta.
- Eh eh eh, quietos los 2. Tranquilos, estamos bien.
- ¡¿Como que bien?!
- Esa puerta la va a abrir el supervisor cuando pare la lluvia. Estamos bien.
- Entonces... ¿Que hacemos?
- Dormir o esperar, cualquiera de las 2 esta bien. Me explicaron de esto antes de venir a este lugar.
Miguel y yo nos tranquilizamos al ver que todo esta controlado.
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Héctor se duerme rápidamente, moviéndose cada cierto tiempo.
