¿Así que... ya te enteraste?

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POV:

Adam se encontraba mirando el horizonte, al parecer habían venido en un mal día, claro, aquí siempre parecía un mal día, con el clima no siendo muy amigable que digamos, pero tenía sus días buenos... y este no era uno de esos, con el mar estando muy agitado, pareciendo que iba a haber una tormenta; con Adam mirando y pensando en su misión, cuando Dumbledore se acerco a Harry, a quien le dijo.

Dumbledore: Ven Harry, nuestro destino está un poco más allá, síganme.

Dicho eso, Dumbledore los condujo hasta el mismo borde de la roca, donde una serie de huecos irregulares servían de punto de apoyo para los pies y permitían llegar hasta un lecho de rocas grandes y erosionadas, parcialmente sumergidas en el agua y más cercanas a la pared del precipicio.

Con Harry y Sirius observando con sorpresa, como en el camino que iban a tomar, había una soga que estaban incrustadas en la pared, con ayuda de unos ganchos, que anclaban cada par de metros la cuerda con la pared; al igual que al inicio del recorrido, parecía que habían un par de arneses, para asegurar el paso.

Sirius: ¿Y todo esto?

Dumbledore: (Mirando los arneses y jalando la cuerda) Al parecer... (mirando a Adam) tus refuerzos llegaron y nos prepararon el camino.

Harry: (Mirando a Adam) ¿Refuerzos?

Adam: Si, las cosas... se van a poner un poco... abarrotadas, así que supuse que nos vendrían bien, un par de manos extras.

Le contesto Adam, a quien le hubiera gustado haber usado magia para transportarse a la cueva, desgraciadamente, estaban cerca de la cueva y esta parecía tener un hechizo anti aparición, que se extendía hasta su posición, dejando inutilizado la aparición, incluso antes de llegar hasta la cueva; además, de que este viaje sería una lección para Harry, por lo que si simplemente se teletransportaran al interior, se perdería el chiste.

Con Adam, ayudando al resto a ponerse los arneses y conectarlos a las sogas, para avanzar por el acantilado, teniendo cuidado de que nadie resbalara, debido al fuerte viento y el agua que a veces llegaba hasta su posición, el cual podría causar que alguien resbalara y cayera al mar; en donde si por milagro lograba sobrevivir a la caída, aún tendría que sobrevivir al brusco oleaje, que amenaza con estrellarlos contra las piedras, por lo que tenían que asegurarse de caminar con cuidado.

Ellos continuaron caminando y descendiendo por el peligroso acantilado, avanzando poco a poco, pues el agua del mar volvía resbaladizas esas rocas más bajas, a lo que Harry sentía constantemente una rociada fría y salada en la cara; hasta que luego de unos minutos, ellos apreciaron a la distancia, al lugar a donde se dirigían, donde también notaron que había una tenue luz.

Con Sirius poniéndose tenso, al ver que en un pequeño tramo de roca, el cual estaba casi al nivel del mar, había una especie de lámpara clavada en la pared de roca; la cual iluminaba a un par de personas, las cuales a excepción de Adam, nadie reconocía.

Pero al ver que Adam se acercó a ellos, quiénes simplemente asintieron con la mirada al verlo acercarse, supusieron que eran compañeros suyos; y así era, y es que frente a ellos, junto a Adam, se encontraban dos personas de cabello blanco y plateado, uno con el cabello más largo que el otro.

Uno de ellos, tenía un cabello blanco y ojos azules, con un estilo de ropa moderno, para los estándares Muggles, el cual consistía de una chaqueta azul oscuro con capucha, una camisa carmesí oscura andrajosa y pantalones negros con botas de combate de estilo militar; el cual estaba sentado con una roca.

Uno de ellos, tenía un cabello blanco y ojos azules, con un estilo de ropa moderno, para los estándares Muggles, el cual consistía de una chaqueta azul oscuro con capucha, una camisa carmesí oscura andrajosa y pantalones negros con botas de combat...

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Hogwarts y la segunda Titanomaquia.       LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora