Pero si el no vino, ¿por que vinieron antes?

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Hola a todos, perdón por la tardanza con esta historia, estaba ocupado con mis tareas, estoy haciendo una Licenciatura Online, y hubo un problema, se supone que llevaba otras 2 materias desde el 12 de Octubre, las cuales apenas me aparecieron hace unas 2 semanas, por lo que tuve que concentrarme en estas, para hacer lo que debí haber hecho durante todos estos 2 meses, en 2 semanas; lo bueno es que ye termine y salí de vacaciones, por lo que debo escribir más rápido, por lo que debo subir otro capitulo la siguiente semana.

Y como siempre, si ven alguna falta de ortografía me avisan, como me apure a revisarlo para sacarlo hoy mismo, puede que me habrá saltado alguna, que haga que el texto no sea entendible.

POV:

Después de alejarse varias calles de la casa de su tío,, y de dejar de escuchar los gritos de su tía, la cual termino flotando por sobre algunas casas, Harry se dejó caer sobre la acera de la calle Magnolia, jadeando a causa del esfuerzo que le tomo llevar todas sus cosas hasta aquí. 

Harry se quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los latidos acelerados de su corazón, pero después de estar diez minutos solo en la oscura calle, le sobrecogió una nueva emoción...... el pánico. 

De cualquier manera que lo mirara, nunca se había encontrado en peor apuro, en estos momentos el estaba abandonado a su suerte y totalmente solo en el sombrío mundo Muggle, sin ningún lugar al que ir. 

Y lo peor de todo era que acababa de utilizar la magia de forma seria, lo que implicaba que con toda seguridad, el sería expulsado de Hogwarts. 

Había infringido tan gravemente el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad, que estaba sorprendido de que los representantes del Ministerio de Magia no se hubieran presentado ya para llevárselo.

Estar solo en esta calle le dio un escalofrío, por lo que miró a ambos lados de la calle Magnolia, preguntándose ¿qué le sucedería?, ¿lo detendrían o lo expulsarían del mundo mágico?.

Esto hizo que pensara en sus amigos, a los cuales no vería nunca más de ser el caso, lo que lo entristeció aún más. 

Harry estaba seguro de que, delincuente o no, Adam, Ron y Hermione querrían ayudarlo, pero ambos estaban en el extranjero, y como Hedwig se había ido, no tenía forma de comunicarse con ellos.

Tampoco tenía dinero Muggle, pero si le quedaba algo de oro mágico en el monedero, en el fondo del baúl, pero el resto de la fortuna que le habían dejado sus padres estaba en una cámara acorazada del banco mágico Gringotts, en Londres; a donde el creía que nunca podría llegar mientras llevaba el baúl a rastras.

 A menos que..... Harry miró su varita mágica, la cual todavía tenía en la mano, pensando que si ya lo habían expulsado, un poco más de magia no empeoraría las cosas.

Además, el aún tenía la capa invisible que había heredado de su padre, y según lo que le había dicho Adam, esta era de una calidad superior, era tan buena que ni siquiera el podía encontrar a Harry mientras la usaba, al menos que este hiciera ruido; por lo que en el peor de los casos el podría usarla para escapar o mantenerse escondido del Ministerio de Magia, hasta que llegue al banco de Gringotts.

Por lo que pensó que hechizo podría lanzar, preguntándose ¿qué pasaría si hechizaba el baúl para hacerlo ligero como una pluma, lo ataba a la escoba, se cubría con la capa y se iba a Londres volando?, lo que le permitiría el sacar el resto de su dinero de la cámara y comenzar su vida de marginado. 

Era un horrible panorama, pero no podía quedarse allí sentado, o tendría que explicarle a la policía Muggle por qué se hallaba allí a las tantas horas de la noche, con una escoba y un baúl lleno de libros de encantamientos.

Hogwarts y la segunda Titanomaquia.       LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora