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Narra Enzo.
Con los chicos ya habíamos llegado al hotel, fue una jornada de rodaje muy larga pero cada vez me siento más feliz por como va progresando la historia.
Hablé muy poco con Stella porque me quedé dormido encima de su hombro, ni siquiera noté cuando se fue, apenas desperté ella ya no estaba pero lastimosamente mis compañeros si, quienes se burlaron de mi toda la tarde por mi actitud con ella.
Me encuentro acostado mirando al techo hasta que mi celular vibra, era un mensaje de ella, mi alegría y nerviosismo se disparó al cielo, rápidamente compense a teclear para responderle.
Matías me miraba bastante curioso.
—Oye Enzo, es mi mejor amiga —dijo con un tono juguetón.
—¿Quieres decirme Matías? —le respondí mirándole.
—Solo digo que no me la robes, la situación actual es que conversa más contigo que conmigo —dijo él haciéndose el indignado.
—No dire que te la robe porque Stella no es un objeto y solo han sido casualidades. No siempre hablamos —le respondí puntualizando la situación.
Matías solo se río y fue a apagar la luz para dormir, yo hablé unos minutos más con Stella y luego traté de conciliar el sueño pero mi corazón latía como loco.
De la nada cerré los ojos y no me acuerdo de nada más.
Narrador omnipresente.
Estalló con caos en el set, nadie pensó en que se traspasaría un límite tan grande entre compañeros, colegas, jefes.
La gente estaba estresada por toda la situación y bastante molesta por las consecuencias impuestas.
Por otra parte cierta chica rubia se cuestionaba cada vez más si su lugar estaba en este rodaje.
Fin de la narración.
Me removí bastante fastidiada por el sonido de la puerta siendo tocada, me puse mis lentes y caminé a duras penas para abrir. Era Matías, me hice a un lado para que pasara y él se acostó en mi cama.
—¿Cómo está la bella durmiente? — me dijo el mientras que se reía.
—Harta —dije poniéndome una almohada en la cara.
—Stella, no me imagino lo incómodo que debe de ser toda esta situación pero como tú amigo te digo que si te quedas acostada, sin ver la luz del sol, tu misma les estás dando la razón —me dijo quitándome la almohada de mi cara y comprendí que él tenía razón, trabajé muy duro para llagar hasta aquí así que no me puedo auto sabotear.
Abrase a Matías y fui rápidamente al baño para ducharme y vestirme. Tomé mi mochila la cual dejé preparada la noche antes y los dos salimos camino a los buses.
