"Las cicatrices siempre se quedan para recordarte como saliste adelante."
-Javier Castillo
Hace dos años
Cuando desperté me encontraba desorientado. Las paredes blancas me otorgaron una sensación de tranquilidad que muy pronto fue reemplazado por la inquietud. Llevé la mano a mi abdomen, me dolía. El sonido constante de una máquina me abrumó, acompañado ocasionalmente por el murmullo de gente que pasaba a través del pasillo, la mayoría uniéndose al de las pisadas aceleradas de sus desgastadas suelas. El olor a gasolina que tenía impregnado en la nariz se fue disipando, dando paso al de las sábanas limpias que me arropaban.
Todo estaba en calma, menos yo.
Intenté incorporarme, pero un ligero pinchazo me recordó el suceso por el que ahora estaba aquí.
—¡Alyson! —grité.
—Matt, hijo. —Escuché la voz de mi madre mientras irrumpía en la habitación .
—¿Y Alys? —pregunté.
La expresión de alivio que segundos antes se dibujaba en su rostro cambió a una totalmente alterada.
—Quiero verla.
Vuelvo a intentar levantarme, esta vez sin hacer caso al dolor, pero ella me detiene.
—No te muevas hijo —susurró en una súplica —. Podrían saltarse los puntos.
—Pero...
—Ella está bien, Matthew. Necesita descansar, al igual que tú.
Suspiré derrotado y procedí a quitarme la manta de encima, subiéndome luego la bata.
Tenía el cuerpo vendado desde el pecho hasta el vientre, pero nada se igualaba al dolor que sentía en el corazón.
—E-ella, sus padres...—hablé entrecortadamente.
—Luego la veremos, ¿sí?
Observé como movía el pie de arriba abajo de forma nerviosa, haciendo sonar sus uñas en el reposabrazos del sofá en el que acababa de tomar asiento.
—¿Por qué tu cara no dice lo mismo? —pregunté y ella me sonrió con ternura.
—Ella está bien —repitió —. Tiene algunas quemaduras ligeras, pero se recuperará. Y por favor, no hagas movimientos bruscos o volverá a abrirse...
Sus ojos se empañaron y se tapó la cara con las manos.
Suspiré y volví a acomodarme en la cama, mirando el trozo de cielo nublado que se divisaba desde la ventana.
Permanecimos en silencio por largos minutos que parecieron una eternidad, evocando mentalmente las palabras de mi madre, tranquilizando a mi agitado corazón mientras me aseguraba a mí mismo que ella estaba bien.
Una enfermera me trajo una bandeja con la comida; esta consistía en un muslo de pollo al horno con un poco de puré de patatas, una porción de verduras cocidas al vapor y una manzana.
Decidí distraerme con la bandeja removiendo la comida sin mucho apetito y sin probar apenas bocado. Mi pensamiento iba una y otra vez a Alyson, preguntándome qué había pasado exactamente, pero todo estaba borroso. Solo recordaba tenerla entre mis manos y después de eso un dolor punzante y la más absoluta oscuridad.
No podía apartar los ojos grises de mi mente y cuestionarme una y otra vez si ella estaba realmente bien, si estaba asustada o simplemente esperando a que todo volviera a la normalidad. Y aunque la incertidumbre me carcomía lo único que podía hacer en ese estado era esperar a que mi madre volviera con noticias reconfortantes.
Cuando apareció Annie vino seguida de un señor algo mayor con una bata blanca y unas gafas de pasta demasiado grandes para su pequeña y redonda cabeza. El médico Gustavo nos explicó que mi recuperación había sido muy rápida, que aunque a causa de la herida había perdido mucha sangre, con la transfusión consiguieron estabilizarme. Me quedaría unos días bajo observación, para asegurarse de que no tuviera reacciones adversas, pero que muy pronto me darían el alta para que terminara de recuperarme en casa.
—Alyson está bien —susurró mi madre acariciando mi mano—-. No me han dejado verla porque su situación es algo delicada, pero está bien, te lo puedo asegurar.
Intenté abrir la boca pero ella me detuvo.
—Cuando te den el alta podemos ir a verla con Leia. —Sonrió —. Y le podemos llevar algún libro para que lea, ¿sí?
Revolvió mi cabello mientras asentía con lentitud y respiré profundamente.
—Paul me ha dicho que le debes una pelea de no se qué juego, y que más vale que salgas pronto para darte una paliza.
—¡Pero si siempre pierde! —Carcajeé y ella me imitó.
—Te quiero mucho Matt. —Posó su mano en mi mejilla —. No sé que habría hecho si....
Permanecí varios días en el hospital, leyendo los cómics de super héroes que me trajo Paul y comiendo la comida sin sabor del hospital.
Pero cuando Leia apareció mi mundo se vino abajo, derrumbándose poco a poco.
Alyson se iría a Londres cuando acabara su tiempo de observación en el hospital, en la planta de psiquiatría en la que la tenían normalmente sedada y yo no podría ir a verla. Me contó que su salud era complicada y que había perdido casi todos sus recuerdos del año posterior a ese a causa del trauma que le ocasionó y que lo mejor era que empezara una nueva vida lejos del pueblo con una familia adoptiva que le daría la atención que necesitaba hasta que ella fuera capaz de recordar y realmente pudiera hacerlo.
—Pero... —mi voz salió más gruesa que de costumbre —. ¿Qué voy a hacer sin ella?
—Cuando esté más tranquila empezará una terapia cognitivo-conductual, he buscado sobre eso. —Se sentó en la cama y sacó un libro, el cual me tendió —. La profesional que hay en Londres es de las mejores en estos temas, la ayudará a comprender su amnesia y a enfrentarse a ella gradualmente, quizá en un tiempo pueda volver, eso me ha dicho mi madre.
Me quedé contemplando el libro en silencio, acariciando la cubierta y viendo pequeños marcadores de colores a lo largo de las páginas.
Si la madre de Leia también creía que era su mejor opción no podía negarme. No cuando Helen era la mejor psicóloga que había en el pueblo.
—La ayudaremos ¿vale? —susurró —. Pase lo que pase estaremos aquí para ella.
Se levantó de la cama rápidamente.
—Le pedí a mi madre que averiguara el número de la profesional que la va a atender y que hablara con ella, quizá podamos mandarnos cartas.
—Pero... —La observé mientras mis ojos se cristalizan —¿Y si nunca me recuerda?
—No va a pasar. —Me abrazó —. Porque nosotros vamos a estar aquí para ella. Pase lo que pase. Es una promesa.
Hundí mi cabeza en su pecho, dejando que las lágrimas salieran sin reparo y sollozando como cuando era un niño.
Justo cuando te encontraba volvía a perderte.
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Antes de la Apuesta (2)
Roman d'amourSEGUNDA PARTE DE APUESTA ¿CONSEGUIDA? Matt siempre creyó que el destino estaba escrito en las estrellas, pero nunca imaginó que el suyo estaría tan entrelazado con el de Alyson. Desde el primer momento en el que la vió, supo que ella era diferente...