1. Prólogo

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"El olvido es la única venganza y el único perdón."

- Jorge Luis Borges

- Jorge Luis Borges

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No llegué a tiempo.

—Me gustan tus ojos —dije mientras te sujetaba en mis pequeñas manos, viendo como recobrabas la consciencia.

—A mi los tuyos también —respondiste de manera inocente.

—¿Te olvidarías de ellos? —No quería que miraras atrás, donde dejábamos el infierno de tu vida pasada.

No respondiste, todo lo inundó la nada, sumergida en completa oscuridad. Pero de igual modo era mejor, ya que no llegaste a recordarlos cuando mi mirada se cruzó con la tuya.

Perdóname ojos grises por no contarte la verdad. No podía hacerlo, no cuando el que te arrebató la vida que conocías era mi, en aquel entonces, hermano.

Tenías que recordarme tu sola, así lo quería tu entorno. Intenté salvarnos y aunque tú te olvidaste de mi mirada, yo nunca sería capaz de olvidar la tuya.

Así es como nos conocimos, más bien como yo te conocí y tú me olvidaste.

◇◇◇◇◇◇◇◇

—¿Tú también eres una friki? —pregunté cuando posaste tus grandes ojos sobre los míos.

Contuve el aliento. Por fin, eras tú. Ese brillo platino lo llevaba bien tatuado en el corazón. Ni siquiera me sostuviste la mirada, el hecho de verme no te iba a traer de vuelta a mis brazos y eso me mataba.

Había leído demasiadas cartas de las que le mandabas a Leia para saber de tu actual vida. Lo suficiente como para no correr a ti. Tenías que recordarme sola, por tu propio bien. Así nos inventamos una apuesta estúpida, dispuestos a hacerte recordar, porque esta vez si pensaba protegerte. Aunque me odiaras, aunque no me quisieras cerca, aceptaste la apuesta. Te gusté, de eso no me cabe duda. Pero no podía, porque no era pasado para ti, solo presente. El vacío lo inundó todo, solo llenado con besos de extrañas y pasiones de una noche. Alcohol recorriendo mis venas cada día, odiándome cada vez más por parecerme a él. ¿Pero de qué otra forma conseguiría olvidarte?

Y aunque pensé que cuando tu mirada cayera en mis ojos, serías capaz de recordarme, no fue así. Mi interior empezó a arder consumido por las llamas, la cicatriz la sentía abierta y tu presencia me causaba más tristeza de la que estaba acostumbrado a sentir.

Tú, mi única razón, no me reconocías. En ese preciso momento, prometo que pude sentir como mi alma se deshacía entre tus manos, ajena a todo lo sucedido, ajena al dolor, a mí.

—¿A qué le tienes miedo?—Me preguntaste una noche de fiesta, sentados en el jardín de mi casa.

—Al olvido —confesé sincero, tu olvido me aterraba—. ¿Y tú?

—A no recordar. —Sonreíste inundando mi ser de una calidez extrema, como hacías antaño.

Me habías olvidado. Pero, ¿podrías recordarme?

En otra vida, tal vez Andrew nunca se fue y sigue contando estrellas, como antes de que su odio lo quemase todo. Quizá, en ese otro lugar, seguimos siendo lo que fuimos antes de que todo se quebrara. Tú eras mi musa, mi inspiración, y ahora, aunque nos recordamos, seguimos siendo dos extraños, perdidos entre el dolor y la culpa que él dejó.

Dos extraños que se miran, intentando hallar consuelo en unos brazos fracturados, que solo nos dejan más vacíos. Me recuerdas, sí, pero ambos desearíamos no hacerlo. Recordar significa revivir cada momento, cada promesa rota y cada error que nos trajo hasta aquí. No es el olvido lo que nos destruye, sino el recuerdo de todo lo que se llevó aquel día.

Allí, tal vez somos felices, y podemos querernos los dos. Porque aquí, solo somos lo que queda cuando ya no hay más que dolor compartido.

 Porque aquí, solo somos lo que queda cuando ya no hay más que dolor compartido

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Otro mock-up de mi linda EllysStory eres genial ❤️

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