12. Cuerda de guitarra

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"La amistad te impide resbalar al abismo. "

-Bruce Springsteen.



—¿Vais a seguir discutiendo? —Escupo las palabras dando un golpe a la mesa

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—¿Vais a seguir discutiendo? —Escupo las palabras dando un golpe a la mesa.

Estoy cansado, a penas he podido pensar o ser funcional desde que Alyson se fue en compañía de Paul y aunque hemos tenido conversaciones por WhatsApp en las que parece que todo va bien, me manda fotos haciendo caras con su pijama de felpa morado con corazones o del libro que ha empezado, no es lo mismo que tenerla apoyada en mi pecho mientras la acaricio el cabello. Lo único que pretendía cuando empecé a escuchar los gritos era encerrarme en la sala y tocar un poco la guitarra fingiendo que todo estaba bien, como siempre he hecho. Pero las discusiones se hacen cada vez más fuertes y los acordes no consiguen callar los gritos. Mi madre me observa perpleja,  pero su expresión no es muy diferente a la de mi padre, que se levanta del sofá, desafiándome. Saco una botella de agua del frigorífico, la doy un trago y la dejo sobre la encimera, en la cual me recargo intentando relajarme. No debo pagar mi frustración con ellos.

—Matt solo...

—Sé que es jodido. —interrumpo a mi madre—. Pero si no creéis que el amor pueda superar este puto bache en el que llevamos perdidos años, quizá tengáis que replantearos las cosas antes de seguir fingiendo que todo va bien cuando no podéis ni miraros a la cara.

—Esto no tiene que ver contigo, Matthew.

Enarco una ceja, incrédulo, ante las palabras de mi padre. Se levanta las mangas de su camisa a rayas y se cruza de brazos.

—Seguramente no. Pero cuando vuestra actitud me repercute a mí directamente, probablemente deba de meterme. Y más cuando esto parece más un psiquiátrico que un puto hogar.

Annie suspira y se pasa las manos por el pelo negro que cada vez tiene menos brillo. La mujer tan llena de vida que me ha criado desde que era un mocoso ahora parece un saco de huesos oculta bajo un vestido verde de flores blancas tres tallas más grande.

—Paul una vez me dijo —pronuncio incorporándome y mirando directamente a las luces flexo de la cocina—. Que Andrew ya me había quitado demasiadas cosas y que no debía permitir que me quitara nada más.

Paso la lengua por mis labios agrietados, buscando el aro con el que jugueteo siempre que estoy nervioso.  Al no obtener respuesta pero ver como ellos dos se miran, recapacitando mis palabras como si les hubiera abierto un mundo lleno de posibilidades, dejo que se vuelvan a quedar solos en el salón y me encierro nuevamente en la sala, cogiendo la guitarra pero sin proseguir la melodía. Me quedo mirando la estantería llena de polvo y de libros que hay al costado, encendiendo las luces de neón. 

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2024 ⏰

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