"𝑨𝒓𝒅𝒆𝒓𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒆𝒏 𝒄𝒆𝒏𝒊𝒛𝒂𝒔"
Tres años han pasado para Marco e Isabella.
Un futuro feliz les espera.
Pero cuentas pendientes del pasado vuelven de la misma tierra para atormentarlos.
Tras unas cuanta...
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Isabella
Ahí estábamos, mirándola fijamente sin entender lo que hacía aquí.
Tiene que ser una broma... Marco no me dijo que la invitó.
Marco voltea a mirarme confundido y yo cruzo los brazos, parece que él tampoco sabía que iba a venir.
— Lexie...— la saluda— ¿Cómo estás...? — se lleva la mano a la nuca— No sabía que ibas a venir.
Ella se ríe incómoda. Lleva puesto un enorme jeans desteñido y roto, una camiseta ajustada de rallas y muchos colores, un abrigo que simula piel de cordero y el cabello en un destartalado moño.
— Tontín... ¿No lo recuerdas? Tú me dijiste que viniera— se ríe— Te pregunté en la escalera.
Marco se lleva la mano a la frente, creo que ya recordó.
— Oh Lexie... Lo siento, fue un mal entendido, olvidé que venías— dice Marco, mirándola con una cara de idiota que no le había visto jamás— Pasa, adelante.
Hago un esfuerzo monumental para no sacarla a patadas de mi casa junto con Marco.
Ella entra con las porquerías que trajo y pasa por mi lado ignorándome como si no fuera la dueña de casa. Saluda a todos con alegría, pero cuando intenta acercarse a Killer, esta le ladra logrando que se asuste.
Dejo que la bebé se divierta un rato antes de llamarla con un silbido como el que Marco me enseñó.
—Marco ¿Me ayudas con algo en nuestra habitación? — le llamo la atención con una sonrisa en la boca.
Él me sigue hasta entrar en el dormitorio y cierra la puerta detrás de sí.
Sé que terminaremos peleando como sea así que voy a comenzar directo.
— ¿Que hace ella aquí? — me cruzo de brazos.
— No lo sé— se encoge de hombros como un idiota
Ruedo los ojos.
— Pues dile que se vaya.
— Ya vino hasta aquí— se acerca— Además fue mi culpa.
¿En serio la está justificando?
— No la quiero aquí...
— Isa también es mi casa— eleva la voz— Se supone que puedo invitar a quien quiera.
Abro la boca sin creer lo que dice.
— Dijiste que no la invitaste... Además, no puedes traer a zorras que están detrás de ti...
Ahora es él quien rueda los ojos, fastidiado.
Ya hemos tenido esta conversación muchas veces, ella le coquetea enfrente de mí y él no se da cuenta o no le importa, ahora viene a permitir que me falte el respeto en mi propia casa.
