Capítulo 11

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"Abre bien los oídos, las cartas hablan" ꧁_________________________꧂

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"Abre bien los oídos, las cartas hablan"
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Dalia

Camino por los pasillos de la fortaleza con un vestido negro muy ajustado y una cola alta, detrás de mí van los dos guardias cuidándome como siempre.

Vengo del médico, la lactancia me ha hecho bajar mucho peso y estoy preocupada por mi salud.

Voy directamente a la habitación de mi hija, debo alimentarla o se va a morir.

Odio ser madre casi tanto como Bruno odia a Ethan.

Perdí toda mi independencia, si bien puedo salir y que alguien la cuide, pero no puedo sacarme la culpa de la cabeza.

Para cuando al fin llego, me encuentro con que otro se me adelantó.

Lynette, mi hija de 4 meses duerme plácidamente en su cuna, pero hay otra personita más observándola.

Ethan, el hijo de Bruno.

Me dispongo a espiarlo sigilosamente, solo veo como hace el esfuerzo por mirarla parándose en las puntas de sus pies pues la cuna es demasiado alta, no me aguanto y salgo de mi escondite para enfrentarlo, su rostro palidece al verme, me tiene tanto miedo como a Bruno.

— Lo siento, señora...— se disculpa con la mirada baja.

No le digo nada, solo voy por un banco y lo pongo a un lado de la cuna, luego voy por él y lo levanto para que se pare en el banco y pueda mirar a su hermana.

— No me tienes que tener miedo... Solo procura que él no te vea— le recuerdo.

Claro que me incomoda ver como Bruno lo maltrata, pero no puedo hacer nada, siempre me quedó claro que no puedo ir en su contra.

— Es muy bonita...

Solo sonrío.

Luego de echar a Ethan y de alimentar a mi hija, me dispongo a hacer lo que llevo semanas pendiente.

— Váyanse, déjenme sola— le ordeno a los guardias que me obedecen al instante y se largan.

La fortaleza es impenetrable, nadie podría lastimarnos aquí, salgo de la habitación de Lynette y paso por el gran salón, donde la mayoría de las cosas colgadas son cuadros de Bruno, pinta muy bien, si tan solo lo aprovechara más, en vez de andar pintando mujeres ensangrentadas y masturbarse con ellas.

No me importa, lo amo muchísimo, pero yo también hago cosas que él no sabe.

Bruno piensa que no sé nada de las mujeres ni lo que les hace, pero siempre lo supe, aun así, me enamoré.

Este lugar no podía ser comprado por nadie que no fuera parte de la Elite, pues luego de matar a mis padres y heredar su fortuna, se la di a Bruno para que la comprara, él la mantiene, yo solo soy la mujer de la casa.

Gunpowder (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora