Capitulo 4 Retracción

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Santana

—¿Cómo crees que debemos proceder con el cliente, Harriet? —me recosté en mi silla la noche siguiente, temiendo mis horas requeridas de "Deja que los internos ayuden en un caso cada mes”.

—Um, señorita López…—ella hizo girar un mechón de cabello alrededor de su dedo—Mi nombre es Tina.

—Es lo mismo—dije—¿Cómo crees que debemos proceder con este caso?

—Podríamos poner a su ex esposa en el estrado. Ella podría dar fe de su carácter.

—Estuvieron casados durante treinta días—puse los ojos en blanco y miré al interno que se ubicaba a su lado—Y eso fue hace diez años. Bob, ¿qué tienes?

—Es… es Rory, en realidad.

—Es lo que yo diga que es. ¿Qué. Es. Lo. Que. Tienes?

—Estuve haciendo una investigación sobre sus antecedentes, y al parecer fue reprendido por romper el muro cortafuegos de su universidad en su último año. Podríamos empezar por ahí y construir un caso en torno a su pasado anarquista…

Suspiré.

—Es nuestro cliente, Rory. ¿Por qué vamos intencionalmente a hacer que se vea culpable?

Él parpadeó.

Me volví hacia el último interno en la habitación, una pequeña morena.

—¿Qué sugieres?

—¿Usted no va a tratar de adivinar mi nombre?—ella sonrió.

—Acabo de darme cuenta hoy de que no eras mi conserje. ¿Qué tienes?

—Esto—deslizó una carpeta sobre la mesa—Si estamos tratando de demostrar que él no cometió una violación de la política de su empresa cuando sacó sus cuotas iniciales, podríamos utilizar este caso como referencia.

Abrí la carpeta, leyendo la primera línea de un caso que no solo tenía más de cien años, si no que había sido anulado hace décadas por la Corte Suprema.

—¿Se han fumado las mismas drogas antes de sus entrevistas?—negué—Están en la Facultad de Derecho. A pocos años de tener el futuro de alguien potencialmente en sus manos, ¿y este es el tipo de mierda que se les ocurre?

—Con el debido respeto, señorita López…—habló Rory—¿Hay siquiera una respuesta correcta a esta pregunta? Quiero decir… ¿Esto es una de esas cosas de ja-ja, esto era solo una prueba para ver cómo funcionan sus mentes? ¿De verdad hay una respuesta?

—Sí—me puse de pie.

—¿En serio? ¿Cuál es?

—Es irse a su puta casa—empecé a apilar mis papeles—Todos ustedes. Ahora mismo.

—Pero…

—Ahora—los miré, a la espera hasta que todos salieron de la habitación.

Al segundo en que me quedé sola, dejé escapar un suspiro y me senté de nuevo.

Era mejor dejar que Quinn me ayudara en este caso. No sabía una mierda de leyes, pero estaba seguro de que al menos lo intentaría.

—Señorita López, yo…—Brittany entró en la habitación con una taza de café—¿A dónde se fueron todos?

—A casa—cogí la taza, frustrada—También eres libre de irte.

—¿Alguna vez me vas a devolver formalmente mi puesto de interna o voy a ser siempre tu cafetera y organizadora de archivos?

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