Creo que pueden existir muchas maneras de alejarse de las situaciones e incluso de personas. Hay métodos muy elaborados y otros tan simples como tomar una maleta o ignorar la existencia de aquello que, una vez cerca, nos puede hacer daño o desequilibrar a largo plazo.
Suena sencillo. Si sabes que alguien no es buena influencia, intentas no tener mucha conexión con esa persona, no se trata de inmadurez o ser esquivo, es que, después de todo, los amigos son personas que eliges e incluso las parejas, al inicio de todo, es alguien a quien puedes elegir.
Pero mi problema era otro y les contare brevemente a ver si entienden mi situación.
Lisa es una maravillosa persona; bondadosa; trabajadora; amable y también con una belleza física que te hacia mirarla más que al resto de las personas, incluso si luego olvidabas su cara. Suena como alguien fantástico ¿cierto? y lo es, pero ese alguien fantástico, por alguna extraña e inesperada razón que fabrico el universo, hizo que mi mundo, una vez más, se llenara de temores y sensaciones de angustia que pensé que podía liberar de mi mente, irónicamente, una vez que la conocí. Por ello desee con todas mis fuerzas poder alejarme de ese conflicto interno; calmar mi mente y simplemente ser una mujer de casi 29 años; trabajando en lo que amaba y con una vida amorosa tranquila; no con alguien que se alejara por meses dejándome destrozada ni que apareciera con el corazón, que creí robado, de mi hermana, pero no lo era, yo no era esa mujer y ella no era alguien mas. Ella ya estaba en mi vida.
Yo no me podía alejar de Lisa y su desequilibrio hacia mi existencia por muchas razones, pero la mas aplastante la descubrí aquella noche, o quizás ya la venia sintiendo y en mi subconsciente estaba muy marcada con todas las señales necesarias, pero jamás lo dije con claridad a nadie, ni siquiera a mi misma hasta esa noche.
Eran las 8:45pm de un lunes 15 de octubre y en la fría ciudad de Boston no estaba simplemente lloviendo; estaba diluviando con tanta fuerza que las gotas encima de mi auto sonaban como piedras y no era precisamente granizo, eso lo comprobé cuando estuve debajo del agua.
Pero antes de eso, estaba dentro de mi auto y frente a la casa de Lisa, no era el mismo departamento al que una vez fui con Jisoo, esta vez era una casa de tamaño mediano y con dos plantas en una famosa calle de clase media de Boston. Pude apreciar que tenía una linda fachada a pesar de la lluvia torrencial que empañaba la vista, pero el número se veía claro y era el mismo que Jisoo me había enviado.
Luego de 30 minutos sentada en el auto, meditando si realmente estar allí era bueno, decidí salir. La lluvia no planeaba detenerse aquella noche.
Tome un abrigo verde oscuro que tenía en el asiento trasero, eso serviría de impermeable debido su gorro, y lo coloque sobre mi chaqueta marrón americana, obviamente seguía con la misma ropa, en ningún momento regrese a mi casa luego de estar en Evening Corp. Tome una pequeña caja que tenía en el asiento de al lado y la introduje entre la chaqueta y mis costillas, no me moleste en tomar mi bolso, simplemente salí corriendo hasta la entrada de aquella casa con puerta azul y ladrillos rojos desgastados.
Toque el timbre varias veces esperando a que abriera rápidamente, solo tenía un pequeño techo sobre mi cabeza que formaba parte del marco sobresaliente de la puerta y ya mis piernas se estaban mojando. Si Lisa no estaba, sería el colmo de mis males. Di vueltas todo el día para decidirme a ir y luego use 30 minutos de excusa en el auto para que ella simplemente no abriera.
Pero si lo hizo, dos minutos después abrió la puerta con la cara desencajada debido a la sorpresa de verme allí con un largo abrigo verde de capucha y algo oculto dentro del mismo.
La mire sin saber que decirle; ella tampoco hablaba así que simplemente di un paso adelante para no terminar de mojarme y le sonreí de medio lado con algo de vergüenza.
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💓 En busca de sus latidos| Jenlisa Adaptación
FanfictionAlgunas cosas solo las encuentras cuando dejas de buscar, y que bonita es la vida cuando te da esas sorpresas. Por qué Jennie Kim nunca imaginó que aquella chica del impermeable fucsia, tímida y de pocas palabras haría que su vida se tiñiera de col...