Todos tenemos una memoria selectiva y, cuando pienso en eso, la imagino como un cofre dorado donde guardamos los momentos importantes, pueden ser buenos o malos, pero importantes y trascendentales, al fin y al cabo.
No hay edades para la memoria selectiva, puedes recordar el día de tu boda y también el primer día de colegio a los 3 años, o por lo menos, yo lo recuerdo.
Lo que les quiero contar es algo que tengo guardado en ese cofre dorado, quizás no fue tan importante pero forma parte de esas pequeñas cosas que recuerdo. Faltaba una semana para mi 5to cumpleaños y mi madre no paraba de hablar sobre invitar a vecinos que yo no conocía, pero tenían muchos hijos y la casa se iba a llenar de niños por mi fiesta.
Había uno en particular que iba conmigo al colegio, Thomas Sanders, oh, como odiaba a ese niño. Siempre me veía y me jalaba el cabello e incluso muchas veces me dijo que tenía la nariz más grande del mundo, esto último me molesto porque mi nariz era algo pronunciada, pero tenia casi 5 años, no era para tanto así que decidí no hablarle nunca más, pero mi madre me dio el mejor consejo de todos: "Enfréntalo si te molesta, dile que no es cierto y que te deje en paz, y es de nuevo grosero contigo, yo misma me encargare de hablar con su maestra" Oh, que héroes son las madres, defensoras y valientes.
Y yo le hice caso, me enfrente a Thomas Sanders en el patio de aquel jardín de niños porque me sentía valiente, en una semana iba a cumplir 5 años y tenía el apoyo de mi madre.
- ¡Mi nariz no es la más grande del mundo, estas completamente equivocado!" –Le dije a Thomas Sanders cuando mascaba su chicle de forma grotesca y su cabello rojizo tapaba sus grandes ojos verdes.
- ¡Claro que si, ¿No te has visto en un espejo?! –Reía de forma demente.
- ¡La nariz más grande del mundo le pertenece a un hombre de 67 años que vive en la India. Esta en el libro de records y tú no sabes nada! –Le aclare todo aquello gritando mientras él solo fruncía el ceño negando con la cabeza hasta que se fue con sus amigos.
Quizás ni siquiera entendió lo que le dije porque fue muy atropellado, pero yo se lo espete con seguridad y valentía porque lo había investigado. No iba a tener mi primer enfrentamiento sin tener una base coherente.
Si, tenía casi 5 años, pero me prepare para el momento.
Al final todo salió bien y Thomas Sanders fue a mi fiesta de cumpleaños, porque mi madre invito a gente sin parar, pero lo más importante es que nunca me volvió a molestar y yo me sentí satisfecha.
Y así quería quedar en este momento, estando con las pulsaciones aceleradas, moviendo mis dedos inquieta, raspando mi jean negro y la pierna derecha a punto de hacer un hueco en aquel reluciente piso de la segunda planta de Evening Corp.
Estaba esperando a alguien, obviamente, y sabía que aquello iba a formar parte de mi memoria selectiva porque iba a ser, probablemente, mi segundo enfrentamiento importante, pero esta vez no iba a estar Thomas Sanders, sino Lalisa Manoban
Mucho más difícil la situación, pero tenía que ser valiente de nuevo, tal como me dijo mi madre a mis casi cinco años.
El reloj marcaba las 10:34 am, estaba allí sentada desde hace media hora porque, la chica que nunca miraba la cara de los visitantes, me aviso que Lisa estaba en una reunión, sin embargo, decidí quedarme a pesar de que iba a explotar de nervios en ese acto.
¿Algún día iba a llegar a ese lugar sin estar nerviosa por verla a ella?
Aquel lunes yo también tenía que hacer algunas cosas en el trabajo, pero no lo soportaba más, tenía que aclarar ciertas cosas que me atormentaron todo el fin de semana, en el que decidí internarme en mi departamento sin saber del mundo exterior.
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💓 En busca de sus latidos| Jenlisa Adaptación
FanfictionAlgunas cosas solo las encuentras cuando dejas de buscar, y que bonita es la vida cuando te da esas sorpresas. Por qué Jennie Kim nunca imaginó que aquella chica del impermeable fucsia, tímida y de pocas palabras haría que su vida se tiñiera de col...