Los pilares demonio

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La cruel matanza logró acabar con todo el ejército de demonios Kleperianos que allí se encontraban en un abrir y cerrar de ojos, los soldados Ming con sus vestiduras blancas y ajustadas ahora mancillados con la sangre de sus víctimas se jactaron vilmente por la crueldad y el sadismo encarnado… ellos tildaban sus cadáveres de débiles e inservibles, los menospreciaban y hasta escupían crueldades que les humillaban aún después de muertos.

- Vamos, que sucedió con ustedes, demonios de quinta, es todo lo que tiene este planeta para ofrecer?, que decepción… solo son unas débiles alimañas. –

Uno de ellos pisoteó con fuerza el suelo de arenisca haciendo saltar un poco el salpicar de la sangre que se mezclaba con la arena oscura de ese planeta… pero entonces, algo sucedió en ese instante, algo que muchos de ellos no vieron venir.

Y es que una poderosa onda cortante tan delgada, semitransparente y semicircular surgió desde el horizonte arremetiendo en contra de los soldados Ming que estaban en el suelo pisoteando los cadáveres de aquellos demonios, aquella onda fue tan rápida y tan letal que todos los soldados “Ming” que la recibieron fueron cortados a la mitad, sus cuerpos brotaron sangre ante la sorpresa al ver que sus cuerpos fueron cortados a la mitad.

- Hmm, patéticos descuidados. -

El general Mi-youn12 les juzgo y observó la escena desde las alturas contemplando el corte que provocó la muerte casi inmediata a su ejército, todos ellos se desplomaron mientras sus tripas, estómagos, hígados y demás órganos involucrados en el ataque brotaban de sus cadáveres ensangrentados, muertos.

La misma onda cortante también rebanó las bases dónde la inmensa nave espacial se sostenía derrumbándola en el acto, haciéndola colisionar pesadamente contra el suelo, levantando más que polvo y arena granulada. Pero al fondo de la perspectiva en la dirección opuesta venía alguien más.

Era la sombra definida de un hombre envuelvo en una armadura plateada, gruesa espada carmesí resplandeciente y desde luego, unos grandes cuernos que sobresalen del casco y una cola larga de reptil tras de él… el individuo caminaba entre los cadáveres de los demonios caídos y los Ming que fueron asesinados.


Era la sombra definida de un hombre envuelvo en una armadura plateada, gruesa espada carmesí resplandeciente y desde luego, unos grandes cuernos que sobresalen del casco y una cola larga de reptil tras de él… el individuo caminaba entre los cadáv...

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El nuevo demonio detuvo su caminar a una distancia prudente entre él y el general Mi-youn12 apuntándole directamente con su espada.

- Saludos general, yo soy el séptimo de los doce pilares demonio que protegen este planeta, por lo tanto, frustrare las intenciones que usted y los suyos tengan aquí, ahora prepárese para morir… -

Sentenció el séptimo pilar con una seguridad inquebrantable reflejada en sus ojos rojos y resplandecientes, el general Mi-youn12 esbozó una pequeña sonrisa delirante encarnada en la inmensa soberbia y confianza que le corteja solo a él. Observando al pilar como si fuera alguien inferior.

No obstante, desde los adentros de la nave derribada surgió otro ser diferente, se trataba de una hermosa mujer, pero a diferencia del resto, ella se había adueñado de una belleza física bastante exuberante, media un metro con ochenta y cinco centímetros de estatura, su cabello era largo y ondulado de color fucsia, sus ojos son de color celeste brillante y su rostro es sencillamente hermoso, sus labios de color carmesí y su piel, piel de porcelana tan suave y tan apacible que incluso resguarda el dulce aroma de su perfume… su cuerpo dueño de extravagantes curvas y pronunciados atributos refleja la complexión muscular levemente marcada en todas y cada una de las zonas de su esbelta figura vestida por el uniforme blanco ceñido de los Ming, pero el de ella si exhibía con sensualidad y presunción un libido escote y la desnudez de sus muslos perfectos en sus piernas.

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