Relatos +18 de las mujeres jerarcas de RE8 (Alcina Dimitrescu, Donna Beneviento, Madre Miranda)
DISCLAIMER: Ninguno de los oneshots me pertenece, doy créditos a sus respectivos autores
Imagen de portada: Classyfruit en twitter
Summary: Luego de una discusión, vas sola a la aldea.
Palabras: 4535
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El aire fresco de las tardes de verano te envuelve mientras avanzas por el camino hacia el pueblo. Puedes sentir las lágrimas evaporarse de tu piel a medida que se secan en tus mejillas.
Sabes que no es seguro estar fuera del castillo cuando oscurece, pero la pelea que tuviste con Alcina fue la peor que has tenido hasta ahora. Estaba enojada después de una reunión con la Madre Miranda y los otros Lores y todo lo que querías hacer era ayudar. Estaba demasiado atrapada en su ira y te lanzó insulto tras insulto, sin darse cuenta de cuán profundamente sus palabras cortaron tu corazón. Ella te gritó que te fueras de su vista. Le respondiste la amenaza, diciendo que si te echaba nunca más te vería, que mereces que te traten mejor que eso. Su única respuesta fue su risa escalofriante y las palabras —adelante, no me importa. No eres más que una doncella patética para mí. Crees que eres especial, pero sé que puedo tener una nueva tú en un segundo si yo así lo deseara.
Eso fue el colmo. Conteniendo desesperadamente las lágrimas, saliste corriendo de su estudio y saliste por la puerta, deteniéndote solo para agarrar un chal con el sello de Dimitrescu bordado del armario antes de salir del castillo. Fue un regalo de Alcina, ella dijo que mientras llevaras su escudo, estarías a salvo.
Apresurándote por el sendero, el sol se hundió cada vez más en el cielo. Sabías que tenías que estar dentro antes del anochecer, antes de que los lycans comenzaran a vagar por la aldea.
La aldea finalmente apareció a la vista, estabas tan cerca, hasta que un gruñido retumbó entre los árboles. Sin querer esperar para descubrir qué criatura hacía el ruido, comenzaste a correr hacia el edificio más cercano. Los gruñidos detrás de ti te hacen saber lo que sea que te persiga. Después de una breve mirada por encima del hombro, viste un lycan corriendo y le diste una patada a mayor velocidad y corriste más rápido que nunca.
Cuando los edificios se acercaron, viste a algunos hombres afuera, reconociste el edificio como la parte trasera de la taberna del pueblo.
—¡AYUDA! —Gritaste, agitando los brazos hacia los hombres. —¡LYCAN! ¡AYÚDENME!
Los hombres dejaron lo que estaban haciendo y se volvieron hacia ti mientras corrías más y más rápido, el lycan también ganaba velocidad. Un hombre sacó una escopeta cuando pasaste corriendo junto a él, prácticamente cayendo en los brazos de uno de los otros hombres después de tropezar con una botella desechada. El primer hombre disparó su escopeta contra el lycan y se escuchó un *thump* cuando cayó al suelo.
Intentando recuperar el aliento y calmar los nervios seguías repitiendo una y otra vez "gracias, muchas gracias".
—Ya, ya, ¿qué hace una doncella como tú sola en ese bosque por la noche? —El hombre en el que caíste pregunta mientras te sostiene por los brazos.
