🖤Dolor y Placer

1.2K 101 31
                                    

Autor: carlsrighteye

Summary: Anhelabas una distracción de tu espalda lesionada, solo que Miranda había decidido darte el tratamiento silencioso y no parecía que fuera a ceder pronto. Aunque eso no iba a detenerte, no, ibas a salirte con la tuya.

Palabras: 2566

Un leve pero repentino barajar de papeles te sacó de tu estado medio dormido medio despierto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un leve pero repentino barajar de papeles te sacó de tu estado medio dormido medio despierto. Miranda estaba sentada en su escritorio en el lado opuesto de la habitación, trabajando como lo hacía casi todas las noches. Intentaste sentarte tranquilamente, pero los recientes cortes y moretones en tu espalda no te lo permitieron.

Maldito vârcolaci. Nunca debiste haber ido al embalse.

—Mierda —hiciste una mueca, estirándote hacia atrás para asegurarte de que no habías sangrado a través de tus vendajes.

Miranda giró la cabeza hacia ti al oír tu voz, pero rápidamente reanudó su trabajo una vez que se dio cuenta de que no estabas desangrándote ni ardiendo activamente.

—Ven a la cama —dijiste, con la voz fuertemente contaminada por el aturdimiento—. Por favor.

Sin siquiera darse vuelta para saludarte, ella respondió: —Puedo cambiarte las vendas por la mañana.

—¿Me estás escuchando?

—No estoy cansada. Por favor, vuelve a dormir.

Ahora estabas completamente despierta y frustrada por la terquedad de Miranda. Por lo general, habrías hecho lo que te dijeron, pero ella ya estaba enojada contigo antes de esto y lo había estado durante la semana pasada. Realmente no veías ningún sentido en ser una presa fácil esta noche.

—En serio. Métete en la cama.

Sólo ahora la sacerdotisa giró la cabeza para mirarte, —Suficiente. Déjame ser.

Te arrojaste hacia abajo, maldiciendo en voz baja mientras tu espalda hacía doloroso contacto con el colchón de abajo. Cada corte dolía más que el anterior. Todo esto porque no le dijiste tu paradero durante una tarde, fue una estupidez. Fue especialmente estúpido que te hubieran llamado "infantil" por tus acciones cuando tu castigo no era más que eso.

—Me duele la espalda, Miri —gemiste. Ella te ignoró, así que continuaste: —Creo que estoy sangrando en tus sábanas.

Miranda golpeó su bolígrafo sobre el escritorio y suspiró profundamente de frustración mientras se levantaba de su asiento. Se dirigió hacia donde estabas tú, tirado sobre el colchón, apenas vestida. Tu sonreíste. Tu intento de desviar su atención de su trabajo había tenido éxito, y rara vez lo hacía. Tú también te sentiste afortunada, ya que fuiste la única que la vio en este estado. No estaba vestida con su vestimenta habitual: ni bata, ni anillos puntiagudos (lo cual odiabas, pero ella se negó a deshacerse), y su cabello no estaba peinado hacia atrás ni cubierto en absoluto. Parecía mucho más humana de lo que habría permitido que nadie más la viera. Nadie mas que tu.

One Shots || Ladies RE8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora