Relatos +18 de las mujeres jerarcas de RE8 (Alcina Dimitrescu, Donna Beneviento, Madre Miranda)
DISCLAIMER: Ninguno de los oneshots me pertenece, doy créditos a sus respectivos autores
Imagen de portada: Classyfruit en twitter
Summary: Tu cuerpo siente un hormigueo constante cada vez que estás cerca de Lady Beneviento. Donna se da cuenta, pero decide no confrontarte al respecto, porque siempre has estado asustadiza y nerviosa con ella. Con el tiempo, Angie se preocupa lo suficiente como para llamar la atención de Donna sobre tu comportamiento, lo que finalmente te ayuda a conectarte con tu cuerpo de una manera alegre y gentil. O al menos empezó así.
(Top!Donna)
Palabras: 2919
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Ser la única criada en la casa de Lady Beneviento ciertamente es agotador para tu cuerpo. Si bien no es tan grande como el castillo Dimitrescu, la cantidad de tiempo que pasas quitando el polvo y ordenando la casa puede durar hasta el anochecer.
Después de llegar a la propiedad de Lady Beneviento gracias a que Lady Dimitrescu te obligó a mudarte, has estado constantemente nerviosa: desde las muñecas que parecen girar la cabeza cuando pasas, hasta la casa con poca luz, hasta Angie. Literalmente te asustas cuando doblas una esquina.
Lady Beneviento siempre regañaba a sus muñecas por asustarte cuando se enteraba de sus travesuras. No ha tenido compañía en, literalmente, décadas. Mientras quitabas el polvo de las estanterías, ella te miraba con diversión y una atracción general que no podías ver gracias al velo que le cubría el rostro.
Dondequiera que fueras, parecería que ella terminó en la misma habitación que tú de una forma u otra. Cuando ella te da la espalda, tus ojos tienden a detenerse en la forma en que su vestido abraza sus curvas. O la forma en que puedes ver sus tríceps abultados cuando se estira para alcanzar algo.
Cada vez, te ponías roja y salías corriendo, sintiendo un pulso incómodo en tu ropa interior. Aunque ya tengas 20 años, no sabes nada sobre cómo cuidar tu cuerpo cuando se pone así. Por lo general, terminarías tratando de distraerte en tu habitación limpiando el mismo lugar en el estante hasta que pudieras ver tu reflejo (cachondo). Después de un tiempo, te das cuenta de que ha pasado demasiado tiempo y necesitas volver al trabajo.
Angie siempre se preocupaba por ti cuando te veía desaparecer en tu habitación durante horas seguidas. Sí, a la muñeca siempre le encanta asustarte y verte tan blanca como Lady Dimitrescu, pero aun así se preocupa por ti lo suficiente como para notar algo extraño en tu comportamiento; específicamente cuando estás cerca de Donna.
Finalmente, después de ver que tu puerta se cerraba por tercera vez ese día, Angie se lo mencionó a Donna.
—Creo que algo anda mal con ella —dijo. Angie afirma mientras Donna atiende su jardín. La mujer con velo levanta la vista de las flores y mira fijamente a la muñeca hasta que Angie capta la indirecta para ir al grano.
—Estos últimos días se encerraba en su habitación con la cara roja como sangre fresca —termina la muñeca. Donna se levanta, se da palmaditas en el delantal y coloca una mano debajo de la barbilla, inclinando la cabeza pensativamente. Endereza la cabeza y señala con el dedo como si hubiera resuelto el problema.
