Relatos +18 de las mujeres jerarcas de RE8 (Alcina Dimitrescu, Donna Beneviento, Madre Miranda)
DISCLAIMER: Ninguno de los oneshots me pertenece, doy créditos a sus respectivos autores
Imagen de portada: Classyfruit en twitter
Summary: Vagando por un pueblo, encontraste una cascada, sin saber lo que venía con ella...
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Palabras 3816
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Hubo un tiempo en el que habías cuestionado tu entorno, un pueblo helado, una gran cascada. Y Lycans, muchos lycans. Aunque, para tu sorpresa, no parecieron causarte ningún daño. Principalmente hacia otros extraños "Visitantes". Muchos cadáveres adornaban las calles del Pueblo, algunos más y otros menos. Esquivando uno u otro ataque de Lycan, has llegado a una cascada en el borde de la aldea. Estaba en silencio, aparte del agua que caía, haciendo una gran cantidad de ruido al estrellarse contra el suelo. Ignoraste el sonido y te concentraste en la casa de enfrente. Había un árbol, parecía muerto ya que lentamente se estaba cayendo a pedazos, no había hojas adornando sus vanas ramas, lo que más te impactó de esta vista fue la muñeca que colgaba de él. Un lazo adornando su cuello, como si simplemente intentara acabar con su vida inanimada aquí y ahora. Mirando más allá, avanzaste lentamente. El frío del invierno ya enmascaraba con más fuerza el camino, pero la casa aún era visible. Un pequeño éxito que tu yo interior celebró. Sin embargo, la cantidad de muñecas que habías encontrado en el camino era bastante inquietante para tu mente. Las muñecas nunca fueron tus favoritas, sin embargo, la edad del tiempo que mostraron hacia este momento pasajero lo hizo aún más inquietante en tu mente. Temblando, llegaste lentamente a la puerta, para tu sorpresa, la puerta estaba abierta. Habría sido de mala educación entrar sin invitación, aunque el frío era casi tan malo como la congelación. Aparte de tus gestos habituales, entraste a la casa, temblando mientras la nieve se derretía lentamente sobre tu ropa.
Suspirando, miraste lentamente alrededor de las grandes habitaciones, hacia tu miseria; Había bastantes muñecas. Quienquiera que fuera el propietario de esta casa, parecía haber sentido un gran aprecio por ellas. Juraste que podrías haber escuchado movimientos al otro lado de la habitación, aparte de tu curiosidad, tus gestos te habían frenado una vez más. Arrastrando los pies, hurgando y gimiendo, como si una bestia salvaje fuera a esconderse en algún lugar, esperando sólo a que reclamara su presa. Sudas nerviosamente ante la idea de que una bestia de tamaño podría estar aquí, ¿podría ser una especie de marioneta gigante? Sólo el pensamiento hizo que un escalofrío recorriera tu espalda. El aire alrededor de la casa era más bien terroso, como si las rocas hubieran sido recién golpeadas por la lluvia. Espera, ¿no era ese el olor habitual de un alfa? No, sacudiste la cabeza. Encontrarse con un ser así en una casa abandonada como ésta sería más que inusual; al menos eso pensabas, rebuscando sobre ti, rápidamente borrando ese pensamiento. Tus ojos se fijaron en el techo sobre ti, ignorando las muñecas en movimiento frente a ti. Fuiste sacada de tus pensamientos cuando sentiste la tela en tus tobillos, las muñecas aferrándose a ellos, para tu propia confusión. Sin embargo, una persona de tamaño bastante normal se manifestó frente a ti, escondida debajo de un vestido negro y un velo. Inclinaste la cabeza confundida, pero el olor te golpeó más fuerte de lo que cualquier pregunta podría golpearte. De hecho, frente a ti estaba el alfa en cuestión. El miedo se extendió por tu mente, ¿iba a ser esto? ¿Es así como termina, terminando en un servicio para siempre hacia esta persona?
