ring

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—Si no conduzco así de rápido no llegaremos a tiempo.

—¡Si conduces así de rápido no llegaremos a ninguna parte porque nos vamos a estrellar!

Los dos se encontraban en el viejo coche negro mientras Lucas conducía a velocidades extremas. El combate empezaba a las nueve de la noche y eran las nueve menos dos minutos. No llegaban.

Chiara participaba en la liga de boxeo clandestino de su isla. Practicaba el deporte profesionalmente desde que tenía diez años, aunque a sus padres nunca les hizo demasiada gracia. Compitió con su escuela durante cuatro años en torneos oficiales hasta que se lesionó el brazo izquierdo por un mal golpe. Después de su larga rehabilitación durante dos años, su entrenador le comunicó que los que llevaban todo el tema de los premios y el prestigio de la escuela no querían contar de nuevo con ella. A pesar de su recuperación, ya no era igual de buena que antes, según decían.

Desde los dieciséis hasta los dieciocho, se pasó los días en su garaje, saltando a la cuerda y pegándole al saco, día tras día y noche tras noche. Cuando se sintió preparada, buscó otras escuelas fuera de Ciutadella, y de casualidad se encontró con Lucas. El uruguayo le habló de unos combates clandestinos que organizaban unos amigos suyos, y básicamente le animó a que participase. Solo bastó con decirle la cantidad de dinero que ganaría si boxeaba por esos rings para convencer a la menorquina.

En un año se convirtió en una más que respetable contrincante del boxeo clandestino. Era un terreno peligroso, y la chica no había perdido el norte por ello. Tenía los pies en la tierra y la cabeza muy bien amueblada, aunque cada vez las presiones eran mayores, y negarse cada vez resultaba más difícil.

—Ni siquiera quiero boxear, estoy cansada. —La pelinegra salió del coche dando un portazo.

—Ni hablar, Chiara. Tengo mucho dinero puesto en ti, y mis amigos también. Ya sabes como funciona esto. —Lucas cerró el coche dirigiéndose al almacén abandonado donde se celebraba el combate.

Chiara suspiró y empezó a hacer estiramientos a la vez que entraba junto con su entrenador al vestuario. Luego se quedó sola, mentalizándose y preparándose para la pelea. Revisó su móvil antes de salir al ring.

Martin
kiki
acuédate de que esta noche a las 11 es lo de Rusli
por fa no llegues tarde, es muy importante para ella
y ten cuidado
suerte
t'estim




















¿De verdad no hay ninguna posibilidad de escaquearnos? —Violeta preguntó a su amiga a través del móvil.

—Tía, ya te he dicho que tenemos que ir porque es la fiesta de apertura de no se qué movida y canta la novia del mejor amigo de mi novio. —La pelirroja resopló al escuchar a Denna.

—Vale, ¿pero eso a mí en qué me afecta?

—Pues en que eres mi mejor amiga y no pienso ir sola a una fiesta donde seguro que está todo lleno de gente que no conozco. —Violeta rodó los ojos, sabiendo que era imposible no ir al plan.

—¿No has dicho que va tu novio?

—Vio, tía, yo haría lo mismo por ti y lo sabes. —La rubia comenzaba a sonar un poco molesta. Violeta suspiró antes de contestar. —

—Vaaaaaaaaaaale. —dijo entre regañadientes y la rubia exclamó un grito de victoria. —Llegaré un pelín tarde que tengo ya sabes qué.

La pelirroja sonrió al escuchar la respuesta de su amiga y se despidió de ella, dejando el móvil a cargar. Solo le gustaba ir a Menorca porque eso suponía ver a su mejor amiga. Y ahora que esta se había echado novio, prácticamente no tenía nada que hacer allí. Se pasaba los días de verano sola, tomando el sol en la playa y chateando con sus amigas de Granada.

del mismo diente de león - kivi's one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora