what can i do - rr

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—No deberías permitir eso, Vio. —La nombrada suspiró rodando los ojos. No era la primera vez que su amiga se lo decía.

—No es el momento, Kiki. —Susurró mirando a la chica y volviendo a remover el plato, todavía intacto.

Las chicas se encontraban en la cafetería del colegio católico junto a su grupo de amigos. Ruslana, Martin y Juanjo comentaban el examen de historia que acababan de hacer, y Denna y Alex planeaban una escapada a Madrid para cuando acabaran exámenes. Chiara hablaba con Violeta sobre que su novio no la trataba como merecía o algo así. Algo que la pelirroja ya sabía y estaba harta de escuchar.

La menorquina y ella eran mejores amigas de siempre. De toda la vida. En tercero de primaria Violeta se cambió de ciudad y por ende de colegio, y Chiara enseguida la acogió en su grupo de amigos. Desde ahí se hicieron inseparables. Cada trabajo de clase, cada extraescolar, cada trayecto para ir al colegio... Todo lo hacían juntas. Y nueve años después la cosa no había variado mucho.

Es cierto que se habían hecho más mayores, y que sus círculos cercanos habían aumentado, pero Violeta seguía yendo a comer a casa de Chiara cada viernes al salir de clase, y Chiara seguía yendo a ver los entrenamientos de vóley de Violeta cada martes a las seis de la tarde.

Tampoco habían cambiado tanto.

O quizás sí.

—Cielo, ven. —Una voz masculina sorprendió a toda la mesa, en concreto a las dos últimas chicas. La aludida se giró. —Vamos a hablar y a arreglarlo.

Chiara miró a Violeta mientras esta se levantaba de la silla. El resto de amigos también miraba la escena, no tan preocupados como la menorquina. Esta suspiró.

Odiaba a Cris. Odiaba al novio de Violeta con toda su alma. Es que no podía con él. Era arrogante y creído, y encima tenía un punto machista que le provocaba náuseas a la pelinegra cada vez que abría la boca. Claro que en un colegio de monjas como en el que estaban, el perfil de Cris era la norma. Aún así, odiaba ver a su mejor amiga mal por él, y esto era una cosa que se repetía con frecuencia.

Entendía la burbuja en la que se encontraba su amiga y su miedo a echar por la borda una relación de dos años. Pero eso no quitaba que el corazón de la británica se rompiese un poco más cada vez que Violeta se desahogaba con ella y le contaba como su novio se había enfadado por no contestarle en una hora cuando estaba entrenado, o cuando no quedaba con él por estar en la biblioteca...

—¿Otra vez? —Ruslana sacó a Chiara de sus pensamientos. La última se encogió de hombros recogiendo su bandeja. —Pobre, ese ella es mucho para ese chico.

La menorquina abandonó la mesa, repitiendo esas últimas palabras de la ucraniana en su cabeza. Pensaba lo mismo. Y lo pensaba desde la primera discusión que ella misma presenció de la pareja. Pero, ¿que más podía hacer? No quería perder a su amiga, y cada vez la sentía más lejos por culpa de ese imbécil. Salió de la cafetería y fue a la sala de estudio, estaban en mitad de los exámenes finales del segundo trimestre. Y segundo de bachiller se le estaba haciendo bola.

Violeta, por otro lado, se besaba apasionadamente con su novio en los baños del comedor. Siempre acababan todas las discusiones así. No sabía como lo hacía el chico, pero cada vez que Violeta reunía fuerzas para decirle lo que pensaba realmente, este se metía en su cabeza y le daba la vuelta a la tortilla. Y ahí estaban una vez más, quitándose la rabia con besos y apretones. Y la chica, como siempre, se dejaba hacer.























Vio <3
kiki
podemos quedar en mi casa para repasar el exámen de mates por fa?
lo llevo fatal :'(
luego pedimos unas pizzas y vemos chicago
i promise

del mismo diente de león - kivi's one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora