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— ¿Estás seguro Ivi? — Preguntó preocupado Rodrigo. Era la primera vez de Iván, en la que iba a perder su virginidad por completo.

Y quién mejor que Rodrigo, lo amaba y lo cuidaba más que nada. Eligió a él para perder su preciada virginidad porque sabía que él haría que sea perfecto.

Que bonita pareja.

El azabache asintió algo inseguro, pero las manos del castaño que acunó sus mejillas con amor lo hizo sentir seguro.

Rodrigo se inclino y recorrió su cuello con besos delicados en la piel de porcelana de Iván. Su respiración se aceleraba y Rodrigo sonrió ante esto. Siguió recorriendo lentamente, disfrutando del momento y logrando que el azabache también lo hiciera.

En cuanto llegó a su abdomen se detuvo, sus labios posando un último beso de despedida. Los ojos marrones del azabache confundidos fijaron su vista en Rodrigo. Se dió cuenta que el castaño buscaba su aprobación para seguir.

Con timidez asintió, dirigiendo su vista al techo de la habitación, sintió sus manos frías deslizar su ropa interior hacia abajo. Sus mejillas se tiñeron de un escarlata claro y miró hacia abajo, Rodrigo retiró completamente su ropa interior.

Rápidamente Iván cerró sus piernas.

Rodrigo sonrió y posó delicadamente sus labios en la mejilla del azabache, depositando un beso. Se retiró y sonrió, haciendo entender a Iván que no tuviera miedo, no lo juzgaría.

Los ojos café de Iván brillaron, sintiendo un cariño que lo hacía sentir seguro, sonrió. Abrió las piernas de nuevo y Rodrigo se estiró hasta alcanzar un lubricante.

Lubricó de manera perfecta dos dedos, lo que menos quería es que Iván recuerde esto por dolor. Se mantuvo en medio de las piernas de Iván, quedando en la perfecta posición de Misionero.

Ubicó un dedo en la entrada del azabache y lo miró, esperando su aprobación. Iván lo mira y piensa unos minutos, está tan nervioso en estos momentos que está a punto de negar.

— Ivi, no te preocupes, no te voy a obligar, lo que tú me digas yo haré caso sin oponerme. — El azabache lo piensa de nuevo y observa como lo mira Rodrigo con cariño. Asiente, sabe que con el castaño está seguro, sin duda lo ama y sabe que es el correcto.

Tiembla y gime de dolor cuando el dedo se hunde en el, se va introduciendo lentamente, arde, duele, siente como si estuviera en llamas. Se queja en voz alta, todavía ni está a la mitad, quiere parar.

— ¡Rodri, Rodri! ¡Para! ¡Me duele! — lloriquea Iván y es verdad. Rodrigo no saca el dedo pero para completamente, justo ya llega a la mitad y está cerca.

— Tranquilo, respira conmigo, mira. — ordena Rodrigo calmado, inhala y exhala lentamente, Iván le sigue y logra calmarse un poco.

El azabache asiente y suspira nervioso, Rodrigo sigue, Iván siente molestia y dolor de nuevo, pero sin embargo aguanta. Siente como toca la palma de Rodrigo levemente sus nalgas. Ya entro completamente y se siente aliviado.

Suelta un suspiro, el castaño siente lo apretado que está el interior del azabache y sabe que será difícil. Le dolerá bastante pero prefiere no decirle.

ᴘᴀɢᴏꜰᴀɢɪᴀ | ᴿᵒᵈʳⁱᵛᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora