Entre bosques y silencios | JJK & PJM |

03

Jungkook siempre pensó que él y su lobo se llevaban de maravilla. Durante su celo siempre llegaban a acuerdos y su armonía a la hora de transmutar era impecable, casi perfecta. Sin embargo, se dio cuenta que siempre existieron brechas que solo se hicieron mucho más profundas esos últimos días donde en su mente lo único que existía era el nombre de Park Jimin.

Se sentía mareado al no tenerlo cerca, un sentimiento agobiante que nunca había experimentado antes y que solo era superado por el desagrado extremo perforándolo por debajo de la piel cuando veía el omega compartiendo espacio con otro alfa.

No estaba bien. Aún no decidía que hacer con respecto a su omega. Él estaba con Minsoo y no era correcto permanecer en una relación con ella cuando su mente estaba continuamente pensando en Jimin, y, si bien no quiso terminar su relación amorosa y sexual con esa omega, no le quedó más opción que hacerlo.

Se sentía obligado, presionado por su lobo y no podía estar más enojado con el. Con él y con Jimin.

De no ser porque se presentó como omega nunca se habría convencido a sí mismo de querer emparejarse con el. ¿Por qué no se presentó como beta o como alfa nada más? Jodidamente le habría hecho la vida mucho más fácil.

—¿Aún no lo has empezado a cortejar?— preguntó su abuela a sus espaldas. Se encontraban en una reunión de la mañana, previa al desayuno, y la familia del alfa líder se encontraba a su lado, como siempre, de pie frente a todos los demás en el comedor exterior mientras daba el discurso del día.

—No— musitó en voz baja. Él nunca había hecho eso, sus parejas siempre se encargaron de acapararlo sin necesidad de ello, y tampoco tenía ánimos. La pena que sentía por su novia no se lo permitía— Y no hables, abuela. Padre está hablando.

—Jimin hoy estaba conmigo en la cocina— continuó hablando haciendo que su nieto rodara los ojos— Su aroma a vainilla esta más dulce que nunca antes ¿te diste cuenta?

Los ojos de Jungkook llegaron a la figura de Jimin que estaba de pie, al fondo de la multitud, junto a su padre. Estaban a una distancia bastante prudente y solo tuvo que agudizar su olfato para darse cuenta de lo que su abuela decía.

Si olía dulce.

Sin embargo, antes de poder reafirmarlo en voz alta, sus ojos se toparon los hinchados y rojos de su ex-omega. Su alfa se encogió en culpa y una ola de preocupación cruzó por su pecho. Mierda. No le gustaba hacer sufrir a las omegas de su manada. Lo odiaba.

Rompió el contacto visual con Minsoo por el bien de su mente y terminó poniendo su total atención a las palabras de su padre, ignorando incluso a su abuela. Si la mañana ya había empezado de esa manera no quería imaginar el resto de su día.

El desayuno transcurrió tranquilamente. Su mesa estuvo apartada como siempre, su madre, su padre y su abuela estaban en ella, donde podían ver claramente a todos los demás lobos de la manada disfrutar de la cocina y charlar animadamente entre ellos. Lo normal.

Sin embargo, cuando llevó un trozo de carne, deliciosamente horneada, la pequeña charla con su abuela lo abofeteó. Jimin la había ayudado a cocinar y dedujo que su plato había sido hecho por él. El sabor del sazón, de las hierbas usadas, los condimentos y la sal eran la marca de Jimin.

Su estomago agradeció la comida y terminó por aceptar cada uno de los bocados.

Jimin cocinaba muy bien.

Un aumento de feromonas llamó la atención de los que estaban en la mesa. Jungkook elevó su nariz, curioso, al igual que el alfa líder Jeon. Ya había empezado el cortejo de varios alfas y muchos de ellos eran como cachorros, no podían controlar sus lobos por completo. Jungkook esperó reírse de la actitud de sus pares al igual que su padre hizo, pero no pudo.