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El dulce aroma a vainilla acarició la nariz de Jungkook, despertándolo del cálido sueño en el cual estuvo sumergido por varias horas, muy temprano por la mañana. El sol aún no aparecía cuando sus ojos se abrieron por completo.

Sus manos se hallaban abrazando la circunferencia que su cachorro formaba en el vientre de Jimin y sus pies estaban en contacto con los del omega, acariciándose entre sí. Jimin seguía durmiendo por lo que Jungkook supuso que el roce de sus dedos contra los suyos eran completamente inconscientes.

Lindo.

Lo sostuvo entre sus brazos para girarlo y así quedar frente a frente, haciendo en el proceso que Jimin frunciera su ceño por unos segundos, pero en cuanto lo tuvo a su lado sus cejas se relajaron y sus labios fruncidos volvieron a su forma original. Solo en ese momento el alfa pudo admirar mejor que nunca sus lindas facciones y adornos faciales.

Jimin tenía el arco de cupido extremadamente marcado y su labio inferior era incluso más grueso y pomposo que el superior. Sus cejas eran delgadas, sus ojos eran almendrados, su nariz era pequeña y fina, pero lo que más llamó su atención fueron las sutiles, pero numerosas pecas que cubrían su piel por debajo de sus ojos. Esas nunca las había visto.

Jungkook claro que había visto algunos de esos atributos en otras omegas, pero jamás los vio todos en un solo lobo.

¿Como era posible que Jimin fuese tan atractivo?

Park Sungho era un alfa prominente, pero no podía afirmar que su atractivo se debiese a él. El omega padre de Jimin debió ser una belleza, o al menos eso es lo que Jungkook piensa. Con cuidado quitó una de sus manos de la suave piel del vientre de Jimin y lentamente la dirigió a su rostro.

Jungkook, en silencio para no despertar a Jimin, exploró con suavidad el rostro del omega con la punta de sus dedos. Cada contorno, cada detalle, era como una obra de arte que lo dejaba fascinado. La textura suave de la piel de Jimin bajo sus yemas era un deleite para sus sentidos.

El trazo de Jungkook seguía el camino de los parpados cerrados, ascendiendo con delicadeza al monte de la nariz y luego descendiendo por el suave surco de las mejillas. Los labios entreabiertos de Jimin, invitaban a ser acariciados, y Jungkook no pudo resistirse a explorarlos también.

Con la yema de sus dedos, Jungkook siguió la curvatura de los labios de Jimin, sintiendo la tibieza y la suavidad de esa zona tan delicada.

Un pequeño suspiro escapó de los labios de Jimin, y una sonrisa sutil jugó en su rostro al darse cuenta de la exploración de Jungkook. Alzó una ceja, en una expresión entre curiosa y divertida.

—Buenos días...— susurra el alfa quitando sus dedos del rostro somnoliento y recién despertado. Los ojos de Jungkook caen sobre la marca rojiza en el cuello de Jimin y no demora en llegar a ella para lamerla— ¿Durmieron bien? ¿Estás bien?

Jimin asiente. Sus ojos se cierran de nuevo por el dulce contacto. Debe estar soñando.

—Me alegro. Dejó de llover un poco así que aprovecharé de ir a cazar algo. No demoraré demasiado, no quiero irme a la aldea y dejarte sin nada para comer— avisa, levantándose de la cama después de besar los labios de Jimin.

Entonces Jimin despierta.

Ese detalle se le había olvidado por completo.

La única condición con la que el alfa líder le permitió irse a la cabaña fue que Jungkook no podía irse con él. Jungkook era un alfa necesario para todas las noches de guardia y turnos de caza de la manada, en especial por si algo malo llegaba a sucederle al alfa líder, pues era él quien debía asumir el cargo de forma inmediata.

Entre bosques y silencios | JJK & PJM |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora