Las hojas de los árboles se movían con armonía al ritmo de la ventisca y el césped, junto con todas las flores secas y frescas que bailaban junto a ellas. El sol iluminaba y calentaba con una fuerza feroz aquella tarde. Si a Jungkook le preguntaban, ese día no era en absoluto uno magnífico para la caza, pero aún así debían conseguir algo de carne para la semana porque, según su abuela, era ese día o nunca. Los días que venían serían tormentosos y peligrosos haciendo imposible la cacería.
Movió sus patas con agilidad sobre la espesura, su pelaje azabache brillando con reflejos plateados centellaban con una intensidad predatoria. Siguiendo el rastro olfativo del ciervo, Jungkook avanzaba con gracia natural, sus patas silenciosas apenas rozaban la hojarasca del suelo. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, listo para en cualquier momento dar el movimiento decisivo.
El ciervo, desprevenido, pastaba en un claro cercano, ajeno a la proximidad del lobo.
El viento soplaba suavemente, llevando consigo el aroma del ciervo hacia Jungkook. Sus orejas se movían hacia adelante, captando cada sonido, cada crujido de hojas, cada suspiro del viento. El alfa mantenía sus movimientos coordinados, asegurándose de que cada paso fuera preciso y calculado.
El ciervo levantó la cabeza, alerta ante la sensación de peligro. Sus orejas se movieron hacia adelante, y sus ojos grandes reflejaron la incertidumbre. Por desgracia, el pelaje de Jungkook le jugaba completamente en contra a esas tempranas horas del día, sin embargo, su cuerpo se mantuvo inmóvil hasta que el ciervo bajó sus defensas de nuevo. No era tonto, después de tantos años de cacería sabía a la perfección como hacer efectivo su cuerpo.
La armonía de la naturaleza se vio interrumpida por el instante de tensión. En un momento de distracción del ciervo, Jungkook aprovechó la oportunidad. Como un rayo, se lanzó desde su escondite y se abalanzó sobre la presa. Sus patas impactaron contra el suelo con fuerza y su cuerpo se movió con una agilidad impresionante.
Al sentir la presencia repentina el ciervo intentó huir con desesperación. El viento llevaba consigo el sonido de las hojas moviéndose y el sutil rugido del lobo, pero la ventisca y el bullicio de la naturaleza ocultaban esos sonidos al ciervo asustado.
Con cada zancada, Jungkook se acercaba más a su presa. El ciervo, a pesar de sus esfuerzos, no podía escapar de la velocidad y destreza del lobo alfa. Las hojas secas crujían bajo las patas del depredador, y la danza de la naturaleza se transformaba en un juego mortal.
Finalmente, con un salto poderoso, Jungkook alcanzó al ciervo. Sus garras afiladas se extendieron, atrapando al animal por el cuello. No pasaron más de unos cuantos segundos cuando el animal detuvo sus intentos de zafarse justo al momento en que Jungkook enterró sus colmillos con fuerza a su alrededor.
Otro ciervo más para la manada.
—¿Ya terminaste de cazar?— preguntó Namjoon, acomodado sobre una piedra bastante grande mientras lamía la sangre de sus dedos— Yo ya acabé— señaló el cuerpo del ciervo y liebres a sus pies— ¿Me puedo ir?
El lobo de Jungkook lo observó con persistencia, casi como fuera una presa. Aún con el cuello del ciervo entre sus garras, se movió y se acercó a su compañero. Transmutó luego de un rato y solo entonces le respondió.
—Te dije que no cazaras liebres.
—Me estaban mirando feo así que no tuve de otra, además, a muchos les gusta su carne, en especial para sopas. No me cansé haciéndolo y tampoco me demoré mucho.
—El tiempo que usaste para cazar tus liebres pudiste usarlo en cazar otro ciervo— lo recriminó— No es tan difícil.
—Cacé dos ciervos para su información, señor alfa— dijo el nombre con burla y con la mirada igual de dura— Te repito que no me demoré nada en cazar las liebres.
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Entre bosques y silencios | JJK & PJM |
Hayran KurguJimin, un omega sordo parcial, llega a una manada ajena a la cual es difícil acostumbrarse, en especial cuando la tuya todavía no te acepta completamente. Jungkook es un alfa, hijo del líder, con un claro problema contra el molesto omega de ojos gri...