𝘼𝙡𝙜𝙤 𝙨𝙤𝙗𝙧𝙚 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 [7]

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✧ ── Pero hay algo sobre nosotros que tengo que hacer. ── ✧

Si hubiera sabido sobre muchas cosas que pasarían, habría hecho las cosas diferentes, lamentablemente no puedo cambiar el pasado, si tuviera la habilidad lo haría, cambiaría muchas cosas, incluso, a veces sueño un mundo en el cual no conocía a Alfred, porque en este momento estoy sufriendo por su ida.

Había llegado la tan esperada guerra, pues antes había sido mandado, junto a otros más, muchos más a Polonia, para invadirlo, dando así la Segunda Guerra Mundial.

Que rápido había pasado el tiempo, pero si de algo no me arrepentía era que al menos pude despedirme de ti y prometernos una sola cosa, sobrevivir.

Leo. Leo —tomo mis manos, no paraban de temblar—, escúchame, todo estará bien, te lo prometo.

—¿Cómo puedes saberlo?, te iras mañana a primera hora, ¿y-y si...? —no me dejo continuar, me había tapado la boca.

—No lo digas, aunque no lo creas, tengo miedo, lo admito, no quisiera irme y dejarte, me sería más fácil si vinieras conmigo, al menos lo que vaya a pasar nos pasara a ambos, pero debemos seguir las indicaciones.

—Las odio —se ríe, no le veía lo gracioso, ¿cómo podía reír en un momento como este?

—Vaya, generalmente soy yo el que las odia.

—Bueno, puedo tomar el papel de rebelde de vez en cuando —intente bromear, pero tan solo nos limitamos a sonreír, ahora me doy cuenta, no rie porque se le haga divertido la situación, simplemente no quiere afrontarlo, como yo.

—Leo —lo miro, prestándole toda mi atención—. Prométeme y haz una cosa por mi —asiento—. Prométeme que sobrevivirás.

—Eso haré —sonríe, solo como él sabe hacerlo.

—Y haz esto por mi, quédate hoy conmigo, hasta que salga el sol, quiero disfrutar esta última noche contigo —empece a sentir como mi corazón latía con fuerza, me temblaban las piernas, sentía como si mi cuerpo se derritiera, como pude junte nuestras frentes.

—No era necesario que me lo preguntaras —sentencie.

Pensándolo bien...no, no importa cual sea el resultado, aunque me duela y tuviera la habilidad de volver en el pasado, definitivamente solo pediría que nos reencontráramos tantas veces, y no me cansaría, por ti Alfred sobreviviré, incluso si muero te puedo asegurar algo, mi último pensamiento será de ti.

✧ ── Algo como un secreto que compartiré contigo. ── ✧

Todavía no te he visto, te extraño, ¿sabes?, si pudiera mandarte cartas te hartarías, te escribiría muchas. Porque con tu ausencia he empezado a soñar contigo, me da cierta vergüenza y gracia, soñé aquella vez que compartimos nuestra última noche, ame todos nuestros encuentros, pero debo decir que ese fue mi favorito.

Estabas dormido, me había despertado en un punto, pues estaba en alerta, me quede admirando tu rostro, tus facciones, habíamos crecido tanto ahora que lo veo, ya no éramos aquellos niños, sin embargo cuando estoy contigo siento que de nuevo tengo catorce años, ¿extraño?, tal vez. Incluso teniendo veintitrés, contigo me sentía como un niño. Empezaba a darme sueño de nuevo, aun estaba la luna, podría disfrutar un poco más de tu compañía. Me acerque más a ti, hacía frío, en eso te escuche, apenas había escuchado algo, pues lo habías soltado en un susurro, pero me alegra haberte escuchado.

Te amo... —de nuevo sentía aquel calor, no puedo afirmar que me lo dijiste a mi, quiero creer que fue así, empece a cerrar los ojos, este sería la última vez que nos veríamos, no sabía cuando te volvería a ver, pero sin importar el tiempo, mis sentimientos hacia ti no cambiarían, puedo asegurarte eso y quiero creer que los tuyos tampoco, si se diera el caso contrario, no me enojaría, si esa es tu felicidad, yo seré feliz. Tome tu mano, la entrelace con la tuya, pude sentir como te aferrabas a ella.

Supongo que puedo ser totalmente sincero contigo, tal vez, y nunca lo diga de nuevo, se que no esta bien, pero he aceptado que yo...

También te amo...

✧ ── Te necesito más que cualquier cosa en mi vida. ── ✧

10 de mayo de 1940, ese día había llegado la noticia, el ejercito alemán nazi invade Holanda, yo me encontraba ahí, cuando me desocupaba preguntaba sobre si se encontraba ahí Alfred (bueno, no como tal, sino en donde se encontraba su tropa, pero no, al parecer ellos se encontraban en otro país), claro que eso me desanimaba, pero me alegraba que aun siguiera en pie su tropa.

Yo hacia mi mayor esfuerzo para seguir sobreviviendo, aunque si que me lleve una bala en el brazo y pecho, sentí tanto miedo esas dos veces, pues si hubiera apuntado un poco más arriba lo hubiera recibido en la cabeza, dándome una muerte rápida, pero aun no quería morir, se que años atrás desee eso, porque ya no lo soportaba, no tenía a mis amigos o familiares, los cuales ahora ya no se nada, ni se si están vivos siquiera, ya no soportaba la soledad, ni las golpizas que me daba Moritz en ese entonces.

La guerra no lo hace mejor, si me dieran a escoger entre las dos, preferiría volver a las golpizas de Moritz, porque esto es mucho peor, tantas muertes a gente inocente, pelear con los del otro bando, he asesinado a tantos, ya ni recuerdo el número, pero, ¿cuál es la diferencia en que quiera sobrevivir ante esto?, fácil, tengo por quien vivir.

✧ ── Te deseo más que a cualquier cosa en mi vida. ── ✧

Volvería a Alemania, por el momento no nos necesitaban, mandarían a otros, claro no estaría en mi "hogar", estaría en Colonia, nos hospedamos allá, hacíamos vigilancia y otras cosas.

Estaba entre las calles, había ciudadanos que me saludaban y otros simplemente asentían, supongo que soy el soldado tan respetado que alguna vez soñé de niño...esto no era lo que esperaba. Estaba vigilando entre las calles, era medio día, creo que hoy estamos a 29 de mayo, no lo se, he perdido la cuenta, necesitaba ver el día, me sentía desorientado, fui a preguntarle a alguien con mi mismo uniforme, esa espalda, quería llorar, pero a la vez no quería decepcionarme, ¿qué tal si no era él?, me acerque, toque su hombro, volteo, mis ojos se abrieron a más no poder, era él y Alfred me reconoció.

—¿Leo? —asentí lentamente, me sentía hipnotizado, sonrió gentil.

—¿Alfred? —asintió, sentía mis ojos como se aguardaban, me hizo una seña, nos fuimos a aquel callejón, estaba nervioso, miramos a los alrededores, no había nadie, me sorprendió, pues me estaba abrazando, extrañaba la sensación, correspondí a su abrazo, dándome ese cosquilleo y no creer que en verdad me lo volvía a encontrar.

—No sabes cuanto te extrañe —me robo las palabras—. Pensaba en ti y... —me separe un poco de él, pero nuestras cabezas estaban a centímetros, sin embargo nuestros cuerpos no tenían distancia alguna, me di cuenta, estaba sonrojado.

—Yo también pensaba en ti, anhelando este momento —junte nuestras frentes.

—Al fin estamos juntos de nuevo.

—Si... —nos quedamos así por un largo tiempo, ambos lo necesitábamos, era extraño, no quiero sonar egocéntrico, pero podría jurar que sentía lo mismo que él, como si nuestros cuerpos estuviesen conectados.

Algo sobre nosotros [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora